miércoles, 31 de octubre de 2007

LAS CASETAS DE FERIA

Primero fueron las verbenas de la Feria –destinadas a la alta sociedad ubetense– en los salones del Ayuntamiento y en los del antiguo Casino de Labradores, en la Corredera. Luego –tras la más dura postguerra– fue el germen de las actuales casetas. Ya en el programa de Feria de 1951 se anuncian grandes verbenas en la “Caseta instalada por el Ayuntamiento en el Real de la Feria”, en el local de Agrupación Artística y Cultural Ubetense (actual Casa de Cofradías) y en el patio del antiguo convento de La Victoria, caseta ésta última montada por Cruz Roja. En aquellos años duros, las clases vencedoras celebraban sus "Fiestas de sociedad” en unas casetas a las que la mayoría no podía permitirse el lujo de entrar. Casetas de minorías que, no obstante, marcan una antigüedad para las casetas de hoy.

En 1962 abriría sus puertas la emblemática Caseta del Club 61, que amenizaba las noches de Feria con orquestas y, sobre todo, con actuaciones de artistas de prestigio. Se sumaría a este impulso privado de la Feria la Caseta del Club Diana, toda una institución en la Feria de San Miguel que aún hoy día se mantiene, ya venida a menos. El Club Diana instalará su caseta a partir de 1963, aunque su aparición estelar en el Programa de Feria tiene lugar en 1972, cuando actuó en ella Basilio. No se quedó rezagada ese año la más veterana del Club 61, que contrató para actuar a Juan Pardo y a Camilo Sesto. Ya para 1972, la Feria se había “popularizado”, se había abierto a un sector social más amplio. Por entonces, el Club Diana montaba caseta junto a la Municipal en el Real de la Feria, ocupando el Club 61 el espacio de la antigua caseta de Cruz Roja, en el patio del actual edificio de Hacienda.

Sin embargo sería a partir de 1973 –con la Feria instalada en el antiguo 18 de Julio– cuando las casetas se hiciesen definitivamente de todos. Y aunque durante unos pocos años sólo abrieron las tres casetas ya consolidadas, no habría que esperar al final de la década para que el mundo cofrade se implicase en la Feria, dándole el definitivo impulso popular. Los grandes locales existentes en la calle Nueva y en el 18 de Julio hicieron el resto: todos los que fuimos niños en los 80 recordamos las casetas del Santo Entierro, la Expiración, la Columna o Acción Católica jalonando el paseo hacia un Ferial abarrotado. Siguió, sí, la Caseta del Club Diana manteniendo sus actuaciones hasta mediados los ochenta, pero con la llegada de la democracia fue ya la Caseta Municipal la que monopolizó orquestas y artistas de primer orden. Y luego, con el Ferial inolvidable del Parque Norte, la Feria adquirió su sevillanizada fisonomía actual. ¡Qué lejos las casetas de ahora de aquellas primeras casetas de los años 50! ¡Y qué lejana, por suerte, la Feria de 2007, abierta a todos, de aquellas Ferias en que los vencedores bailaban en los salones de su Ayuntamiento!

(Publicado en Diario IDEAL el 1 de octubre de 2007)

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