Alivio. Eso es lo que nos ha llegado desde Cataluña en los últimos días al resto de los españoles.
Alivio político, en primer lugar. Porque supongo que habremos sido muchos los progresistas, socialdemócratas y socialistas españoles que hemos recibido con verdadero alivio y con conciencia de justicia en el castigo, la histórica derrota del PSC en las elecciones del domingo. Esa debacle electoral es, sin duda, un aviso para ZP, pues pocos proyectos se han identificado mejor con el zapaterismo que el de los socialistas catalanes: una política evanescente, vaporosa, de lemas e imágenes, centrada en lo accesorio y olvidadiza de lo principal. De los de Montilla se pueden decir que realmente murieron con las botas del zapaterismo puestas: en plena campaña electoral, mientras la crisis atizaba sus carbones ardientes sobre la economía de miles y miles de catalanes y españoles de todos sitios, el gobierno nacionalista del Tripartito aprobaba una norma por la que los hoteles catalanes quedan obligados a servir desayunos típicamente catalanes: pan con tomate, butifarra… Genio y figura… Y luego se preguntan porqué han perdido así, tan sin misericordia.
Y alivio social, personal, general, en segundo lugar. Para quienes aborrecemos el fútbol, y no tenemos más aspiración en este sentido que la sistemática derrota de todos los equipos españoles, hasta su desaparición, lo peor que puede ocurrir es que el Real Madrid gane algo, lo qué sea. Entonces, las furias del infierno se baten sobre nosotros en forma de miles y miles de toneladas de “información” que nos exalta los valores madridistas. Si a esto sumamos lo insoportable que resulta la chulería “madridista” y el anuncio de corte de digestión que se produce cada vez que se visiona el rostro del tal Mourinho (creo que se escribe así, pero tampoco me voy a molestar ahora en buscar el nombre correcto) y del tal Ronaldo, paradigmas de lo realmente insoportable, entenderán todos el alivio que hemos sentido esta mañana cuando la radio nos ha anunciado la derrota del Madrid, anoche en Barcelona. ¡Qué correctivo para la chulería salida de club de carretera de los chulos del Madrid! ¡Qué alegría se siente al imaginar la cara del rehablado Valdano, del entrenador y el jugador guaperas del Madrid! Pero sobre todo… ¡qué alivio, qué inmenso alivio…!