miércoles, 31 de octubre de 2007

JODIDOS S.A.



No lo dicen los datos oficiales, pero con escuchar un rato las conversaciones de los españoles de a pie uno descubre que, hoy por hoy, no hay colectivo tan amplio en España como el de los jodidos. Que suelen estar, a partes iguales, desencantados y cabreados. Y todo ello con razón. Porque las cosas que pasan en este país siempre les pasan a los mismos: las cosas buenas las disfrutan los de arriba, las cosas malas las padecen los de abajo.

¿Qué España es el país con más muertos por terrorismo laboral? Pues esto lo padecen los currantes, claro. ¿Qué ganamos en precariedad laboral? Pues esto también los sufren los trabajadores. ¿Qué la leche y el pan y el butano y los huevos van camino de convertirse en bienes de lujo? Pues pasa que cuanto menos gana el españolito más se jode con las subidas. ¿Qué en los últimos cinco años han bajado los salarios? Pues bajan los de las cajeras y los barrenderos, los de los oficinistas y los maestros, los de los que se levantan a las siete y echan diez u once horas en la empresa para acabar cobrando entre setecientos y mil euros al mes. ¿Qué el euro –ese trágico invento– ha dejado las economías familiares en niveles de subsistencia? Pues son las familias de las clases medias y trabajadoras las perjudicadas, faltaría más. ¿Qué hay que equipararse con Europa? Pues se equiparan los precios, pero jamás los sueldos: precios de Alemania con sueldos de Grecia, eso es España.

Ahora bien, ¿qué los sueldos tienen que subir para llegar a fin de mes? Pues se lo suben los diputados, que para eso mandan. ¿Qué hay que indemnizar a quien pierda su trabajo? Pues se indemnizan sus señorías, en el colmo de la desvergüenza: a partir de ahora tenemos que compensar a los que pierdan su escaño. (Vamos, que o siguen los que hay o la broma nos cuesta un ojo de la cara.) Ahora que nos castigan por no votarlos, no estaría mal recordarles a algunos diputados –y a toda su casta– las veces que han proclamado que para que la cosa del empleo fuese mejor habría que reducir las indemnizaciones por despido. Pues eso: que una cosa es predicar y otra dar trigo, que cuesta ya como el petróleo.

El patio está jodido. Pero para darse cuenta de eso hay que tener los pies en el suelo. Los políticos no se enteran de qué va la cosa y por eso miran atónitos el río de la abstención, que baja crecido. Y más que bajará de aquí a marzo si, las lúcidas mentes que nos gobiernan, siguen empeñadas en asuntos tan importantes como las realidades nacionales y las guerras de banderas. En la estratosfera de los parlamentos andan en eso, que no le importa a nadie, mientras a ras del suelo la gente echa cuentas para poder pagar las hipotecas crecientes con sueldos menguantes. No estaría mal que los que nos metieron en lo del euro se apliquen al cuento de lograr un acuerdo sobre los salarios: o lo que cobra la gente se ajusta a la realidad de lo que cuesta ir tirando o JODIDOS S.A. no parará de crecer.

(Publicado en Diario IDEAL el 18 de octubre de 2007)

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