Pues sí, la Audiencia Nacional envió el sábado a la policía a que esperase la apertura de los quioscos para recoger todos los ejemplares de una revista. Gran labor policial en un país donde es casi tan fácil acertar la Primitiva como encontrarse una patrulla por las calles, donde los atracadores tiene risa de filo de navaja, donde los niñatos y sus perros de presa son dueños de los parques en los que debieran jugar los niños o donde se puede dar una paliza en una verbena sin que pase nada.
Previamente, la fiscalía se había preocupado hasta lo indecible por un exceso en la libertad de expresión. Y eso pasaba también en España, el país en el que nuestros niños pueden ver cosas maravillosas en la televisión, pública y privada, a cualquier hora del día y al amparo de la libertad de expresión: una bruja que le endiña a su madre y a su gato un bote de pastillas y que intenta suicidarse para salir en la tele; una buena tanda de grandeshermanos, jesulines, belenesesteban, condeslequio o marujitasdíaz que se ventilan a anasobregones, campanarias, mulatos de inimaginables miembros viriles o gonzalosmiró; una patulea de carminasordoñez y similares que se chutan todo lo chutable; inteligencias desbordantes como las de Dimio, Javier Mariñas, Victoria Beckham o Pipi Estrada; o candidatos al Nobel de Literatura como Ana Rosa Quintana, Jaime Peñafiel o Boris Izaguirre. Y por si esta lista incompleta dejase algo sin banalizar, adóbenla con programas que juegan con cosas tan serias como los malos tratos, los asesinatos o las violaciones: "El Descodificador", "Está pasando", "El Tomate"...
Y ahora que tienen la radiografía comunicativa de nuestro país, piensen si lo más importante, si lo más urgente, era secuestrar una publicación humorística. El Fiscal General del Estado ha arremetido contra un dibujo ciertamente soez. (La medida intelectual de nuestro país la da el que nada se haya dicho sobre el texto, demoledor, que acompañaba las caricaturas de los príncipes de Asturias: este país no da para más y aquí no lee ni el jefe de los fiscales.) Conde Pumpido y algunos jueces dicen cosas tan de perogrullo como que ningún derecho se puede ejercer sin limitaciones: es cierto, también la libertad de expresión debe tener límites. Lo que queda por ver es si el límite es una portada grosera o tanta barbaridad como se ve en la televisión. Sí tenemos claro que en España es más fácil secuestrar una revista minoritaria que un programa de televisión respaldado por cientos de millones de publicidad: poderoso caballero es don dinero. No podremos comprar en los quioscos una viñeta de dudoso gusto, pero la televisión le seguirá ofreciendo a nuestros hijos la posibilidad de empaparse de todo lo peor del ser humano gracias a una plural plantilla televisiva. Aunque todos hubiéramos preferido que secuestrasen los lunes, el juez Del Olmo ha decidido secuestrar "El Jueves". Definitivamente, Spain is different.
(Publicado en Diario IDEAL el 26 de julio de 07)
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