El sábado por la noche estaba más bien nervioso, sobre todo cuando la impresora se quedó sin tinta y no pude imprimir el texto definitivo de la Exaltación. El domingo por la mañana estaba más bien nervioso, pero se calmó la cosa al llegar al Hospital de Santiago y ver allí a mis amigos. El rato que pasamos comiéndonos el rosco de Jesús calmó los nervios y luego, en el escenario, aunque emocionado a ratos la cosa se dio mejor de lo que yo pensaba. Pero después de todo esto, me siento abrumado.
Es cierto, porque no creía yo que la Exaltación iba a tener la repercusión que ha tenido. Sentirse querido es algo que siempre emociona, y al leer los mensajes en el foro o en el blogs de Medina, es así como me siento. Y abrumado. En fin, que tenía que dar muchas gracias y lo mejor es, creo, hacerlo aquí, donde queda constancia.
Gracias a la Cofradía de La Sentencia, por supuesto, por la confianza que depositaron en mí para este papeletón. Por lo que veo –eso me hace feliz– no han salido defraudados.
Gracias, desde luego, a María Luisa, que ha soportado muchas horas sola mientras yo preparaba la Exaltación. Y a mis padres y a Lina y a Flori, por estar allí.
Gracias a Leo. Como los motivos son obvios, sobran las palabras.
Gracias a todos mis AMIGOS, que estuvieron ese día en el Hospital de Santiago desde bien temprano (bueno, algunos como Marcos menos temprano), calmando nervios. Gracias también por los abrazos de después: no los olvidaré nunca, nunca olvidaré vuestra emoción, vuestro agradecimiento sincero. Gracias a Alfonso y María del Mar, a Pepe y Maria, a Manolo Rus, a Adrián e Inma, a Rafa Bellón, a Miguel Pasquau, a Rafa Merelo, a Eugenio Santa Bárbara, a Alfonso Donoso, a Claudio, a Juan Ángel, a Marcos, a Luis Carlos Arriaga, a Antonio Montesinos, a Paco Polo, a Pedro Barella, a Irene y Fran, a Antonio del Castillo, a Ramón Martínez, a TODOS los hermanos de La Sentencia… en fin, a todos los que ese día estuvieron allí, a los que han escrito en el foro y también a los que seguro que se me pasan. Os quiero tanto como vosotros a mí, seguro.
Gracias sobre todo a Julián: no sabe cuántas cosas me recordaron sus lágrimas cuando me abrazó.
Gracias a Alberto por su noticia hoy en Ideal.
En fin, que gracias a todos y que os debo una. Y que no sigáis poniendo mensajes en el foro, que me pongo colorado cuando los miro.
Es cierto, porque no creía yo que la Exaltación iba a tener la repercusión que ha tenido. Sentirse querido es algo que siempre emociona, y al leer los mensajes en el foro o en el blogs de Medina, es así como me siento. Y abrumado. En fin, que tenía que dar muchas gracias y lo mejor es, creo, hacerlo aquí, donde queda constancia.
Gracias a la Cofradía de La Sentencia, por supuesto, por la confianza que depositaron en mí para este papeletón. Por lo que veo –eso me hace feliz– no han salido defraudados.
Gracias, desde luego, a María Luisa, que ha soportado muchas horas sola mientras yo preparaba la Exaltación. Y a mis padres y a Lina y a Flori, por estar allí.
Gracias a Leo. Como los motivos son obvios, sobran las palabras.
Gracias a todos mis AMIGOS, que estuvieron ese día en el Hospital de Santiago desde bien temprano (bueno, algunos como Marcos menos temprano), calmando nervios. Gracias también por los abrazos de después: no los olvidaré nunca, nunca olvidaré vuestra emoción, vuestro agradecimiento sincero. Gracias a Alfonso y María del Mar, a Pepe y Maria, a Manolo Rus, a Adrián e Inma, a Rafa Bellón, a Miguel Pasquau, a Rafa Merelo, a Eugenio Santa Bárbara, a Alfonso Donoso, a Claudio, a Juan Ángel, a Marcos, a Luis Carlos Arriaga, a Antonio Montesinos, a Paco Polo, a Pedro Barella, a Irene y Fran, a Antonio del Castillo, a Ramón Martínez, a TODOS los hermanos de La Sentencia… en fin, a todos los que ese día estuvieron allí, a los que han escrito en el foro y también a los que seguro que se me pasan. Os quiero tanto como vosotros a mí, seguro.
Gracias sobre todo a Julián: no sabe cuántas cosas me recordaron sus lágrimas cuando me abrazó.
Gracias a Alberto por su noticia hoy en Ideal.
En fin, que gracias a todos y que os debo una. Y que no sigáis poniendo mensajes en el foro, que me pongo colorado cuando los miro.
3 comentarios:
Gracias a ti por esa magnífica exaltación que realizaste. Gracias por emocionarnos durante el tiempo que duro (a mi me emocionaste, y no fuiste al único). Simplemente fue magnífica.
Gracias también por ese típico desayuno de nuestra cofradía que nos brindaste un rato antes.
Gracias porque mereció la pena el madrugón de un domingo. No olvidaremos nunca el rato que nos hiciste pasar con tu fabulosa exaltación.
Un abrazo
Querido Manolo. Siento mucho no poder estar a tu lado en el día de la Exaltación.El domingo tuve que marchar de nuevo a mi residencia habitual. Me encantaría que me mandaras la exaltación que pronunciaste. Por lo que he escuchado fue grandiosa..no esperaba menos de ti. Solo decirte, que en la distacia, tienes mi admiración y mi gratitud por haber compartido tan buenos ratos a tu lado y lo mucho que he aprendido de ti como persona y profesional. Un abrazo sincero de quien te honra: antonio José Jimena Molina
Querido Antonio. A mí también me hubiera gustado ir al Pregón, pero a esas horas andaba terminando la Exaltación. Ya sabes, todo a última hora, como siempre. No pasa nada porque no pudieras estar: las obligaciones conyugales son las obligaciones conyugales. La Exaltación la tienes en la web de Eugenio Santa Bárbara. Allí la puedes descargar. De todos modos, si quieres que te la envíe, mándame una dirección de mail y no hay problema.
Para mí, pese a todos los problemas que pudieron surgir, también fue una magnífica experiencia profesional trabajar contigo. Aquel volumen de trabajo, aquella tensión, aquella cantidad de cosas, le hacían a uno sentirse útil. ¿Cuándo dices que vuelves...?
Un abrazo fuerte.
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