viernes, 10 de abril de 2009

ETERNIDADES





Por los secretos caminos de Internet habrán ido llegando a la redacción las noticias de todo el mundo. Las rotativas han estado toda la madrugada imprimiendo las páginas de este periódico y los camiones lo han llevado hasta los quioscos. Tinta, palabras, fotografías: el terremoto de Italia, los cambios en el gobierno, el liderazgo de Obama... ¿No son los mismos temas de todos los tiempos pero con distintos actores? ¿No son distintas palabras para nombrar los mismos acontecimientos?...

En Úbeda, la madrugada del Viernes Santo ha estado tejiendo su tapiz de eternidades. Y desde muy pronto los penitentes morados de la cofradía de Jesús Nazareno han vuelto a llenar las calles de un sonido antiguo, han revestido las plazas del jazmín florecido de una impronta de siglos. ¿Terremotos? Ya estaba la cofradía de Jesús cuando el maremoto arrasó la ciudad de Lisboa o cuando el terremoto dio al suelo con la torre de San Isidoro. ¿Cambios políticos y revoluciones? Ya salía Jesús los Viernes Santo de amanecida cuando decapitaron al rey de Inglaterra, cuando aguillotinaron al de Francia o cuando fusilaron al zar de todas las Rusias. Porque Jesús Nazareno, en Úbeda, convoca cada año a mucho tiempo ido, y lo dicen las cruces de 1638, el pendón de 1775, la campanilla de 1798, el “Miserere” de 1873...

Nada es nuevo el Viernes Santo por la mañana, cuando el sol rompa sus rayos primeros sobre la puerta oriental de Santa María. El ritual es el mismo, y aunque las páginas de los periódicos sean distintas, los ubetenses están citados para que convoquen en su interior las nostalgias de los idos, de los que padecieron otros terremotos, de los que vivieron otras revoluciones, otros cambios, otros tiempos. Allí, esta mañana, cuando el reloj de El Salvador daba las siete en punto, han estado nuestros abuelos y los abuelos de nuestros abuelos y todos los ubetenses que han sido desde marzo de 1577. No se trababa de una presencia de fantasmas, no eran espíritus desvanecidos: hablaban en las lágrimas del hombre recio que lloraba, de la mujer que apretaba sus manos recordando quién sabe qué recuerdos, quién sabe que penas, quién sabe qué plegarias.

Hoy es Viernes Santo. Hoy, un año más, ha salido Jesús por la puerta de La Consolada. ¿Qué importa el tiempo? ¿Qué importa lo que digan las páginas del periódico? ¿Qué importan estas mismas palabras mías? Ese milagro tímido que cada ubetense siente cuando el “Miserere” de don Victoriano “El Viejo” rompe en su interior todos los tiempos idos, toda la carga sentimental de su sangre desnuda, nos dice que el tiempo está humillado, que esta mañana ha sido humillado por la tradición, y que es posible –hoy ha sido posible en la salida de Jesús, en su procesión por las calles de Úbeda– seguir contando el tiempo desde la medida de los siglos, que es una medida de eternidades. Hoy lo infinito ha elevado en nosotros la plegaria de lo que no pasa y nuestras lágrimas al ver salir a Jesús han sido el reloj de ese horizonte despejado. Es Viernes Santo.

(Publicado en Diario IDEAL el 10 de abril de 2009, día de Viernes Santo)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una vez más reitero la envidia que me da la cofradía de Jesús por contar con una pluma como la tuya que además hace que su fiesta y su procesión estén todos los años en las páginas de opinión de la prensa provincial. Muy bonito artículo.

Javier dijo...

Grandioso y emocionante el articulo. Felicidades.

Manuel Madrid Delgado dijo...

Muchas gracias, mochuelo. A ver si el Viernes Santo que viene no trabajas y te vemos en la plaza de Santa María.
Un abrazo.