jueves, 16 de abril de 2009

BOTELLÓN Y TAMBOR


Esta noche, cuando en otros pueblos las multitudes se levanten silenciosas al paso del Sepulcro de Cristo, en un gesto antiguo y emocionado, Úbeda asistirá un año más a la representación del más grande botellón del año. Y es que al paso del cortejo de la Procesión General, las aceras de las calles se convertirán en una improvisada terraza de verano que consumirá miles de kilos de pipas. Pero todo será nada si lo comparamos con el insólito espectáculo que se desarrollará en la calle Ancha, donde cientos de zangalitrones consumirán litros y litros de alcohol mientras se revuelcan en el suelo al paso de las imágenes de Cristo. Esto viene celebrándose en Úbeda, con el beneplácito del Ayuntamiento y la bendición de las bandas de las cofradías (que ponen la banda sonora de tan solemne acto etílico), desde hace más de veinte años, y como aquí a poco que una cosa se celebre un par de años ya es tradicional, el botellón de esta noche debe tener tan honda raigambre como la campanilla de Jesús, y así nadie quiere acabar con él.

Con ser grave lo del botellón de la calle Ancha, no se piense nadie que esa es la única falta de respeto que se puede presenciar durante la celebración de las procesiones de Úbeda. Antes al contrario, el pueblo ubetense es un pueblo que le ha perdido el respeto a sus procesiones: se silba, se jalea, se alborotan las adolescentes… Y más aún: en un acto tan serio como el del Vía-Crucis del Cristo de la Noche Oscura es posible apreciar la falta de respeto que en Úbeda se le tiene a las procesiones. Y es que el pasado Martes Santo pudimos ver, una vez más, como personas de ley y orden se dedican a caminar al lado de los penitentes carmelitanos, pisoteándolos, arrollándolos, apartando a codazos los carricoches de bebé que les estorban en las aceras, mascando chicle, hablando de fútbol o de las nevadas, y exigiendo –eso sí– respeto a los jóvenes que en las aceras se dedican a gritar y a reír. Y si esto lo hacen personas teóricamente educadas, ¿qué se puede esperar de los adolescentes pasados por el filtro de la LOGSE y que, por consiguiente, tienen averiado cualquier atisbo de urbanidad, respeto y educación? Pues eso, se puede esperar eso, lo que veremos esta noche cuando desfile la Magna Procesión del Viernes Santo: eructos, risas, meadas, calimocho… botellón y tambor. O más exactamente: botellón a ritmo de tambor.

(Publicado en diario IDEAL el 10 de abril de 2009)

1 comentario:

Anónimo dijo...

No creo que debamos echar toda la culpa del comportamiento de nuestros jóvenes al sistema o a la LOGSE. Hace poco en la cena de JAC se percibía la ordinariez, la poca vergüenza, la falta de respeto y valores que tienen nuestros adolescentes. Los padres tenemos la responsabilidad de sentar las bases, de poner las normas, de construir unos buenos cimientos para que luego lo que nazca sea una bella persona. En la escuela no se dice que haya que hablar a voces, ni que se monten espectáculos, que te pongas ropa tan corta, ni que bebas todo el alcohol que puedas,...no crees?