Estoy convencido de que ayer muchos hombres y muchas mujeres de Estados Unidos vivieron uno de los días más intensos de sus vidas, desde muy temprano haciendo largas colas para poder depositar su voto a favor de Obama. Muchas personas (de todas las razas, de todas las clases sociales, de todas las religiones) llevaban ayer su voto apretado en el bolsillo plenamente seguros de estar participando en un día histórico: un día realmente histórico, que es un día único, de esos que una persona no olvida mientras vive. Ayer muchos estadounidenses sabían que tenían en sus manos la esperanza del mundo entero, y la posibilidad de hacer que las cosas cambien a mejor. Y yo, sin embargo, me acordaba ayer y hoy de un paisano mío que habrá vivido en Nueva York este día memorable. Se llama Antonio y es escritor, su familia es humilde y él –quiero pensarlo así– vería apoyado en su ventana el largo desfile de ilusiones y esperanzas que acudían a las urnas a votar por un hombre negro. Y tal vez Muñoz Molina haya sentido en Nueva York la misma envidia que hoy siento yo por un país que con todas sus miserias es capaz de las más grandes hazañas y de ejercer la democracia y el civismo como señas de un patriotismo basado en la libertad del hombre y en el esfuerzo.
Yo no sé si Obama podrá dar cumplimiento a todas las ansias de transformación que su victoria electoral ha levantado desde Kenya hasta Dakota. Seguramente no, pero su palabra vibrante y su anhelo de construir un mundo nuevo pueden ser suficientes para desatascar muchos de los caminos que el nefasto gobierno de Bus ha venido atascando.
La victoria de Barack Obama no es la victoria de un hombre negro contra sí mismo y contra su destino, no es la victoria del esfuerzo y de la voluntad contra las condiciones sociales, no es la victoria de la razón contra el racismo ni la victoria del sueño americano restaurado: es todo eso, pero es sobre todo la victoria de una era en que la política podrá ser un oficio de personas decentes. Porque sobre todas las cosas, la victoria de Obama es la derrota de las formas de perpetrar política que iniciaron en los años 80 Reagan y Thatcher, es la derrota de los neocons y de los neoliberales, es la derrota de los que pensaron que todo vale y que nada importa el sufrimiento de los débiles. Para quienes nos resistimos a perder la esperanza, esto debería ser suficiente: al final la victoria moral no la pueden tener, por muy grande que sea su poder momentáneo, los que se asientan sobre las lágrimas y la marginación. Al final siempre hay una puerta al final del pasillo que, una vez abierta, nos permite vislumbrar la luz. Y eso es lo que ayer millones de norteamericanos hicieron: abrirnos las puertas de la luz.
Nada nos será regalado: pero el liderazgo del mundo parece ahora dispuesto a sembrar esos caminos de la luz. No sé, tal vez sea un ingenuo y pueda en mí esa necesidad de que no se agoste la esperanza porque quiero que mi hijo nazca en un mundo donde sea posible la vida en paz, la dignidad del trabajo, la decencia del esfuerzo. Tal vez sea un poco tonto por seguir pensando que si un hombre llamado George ha podido poner el mudo al borde del precipicio otro llamado Barach Hussein puede limpiarlo, oxigenarlo y darle fuerzas para que busque un futuro en el que el sueño americano sea el sueño de todos los que aún tienen algo que soñar.
A mi sólo me queda dar las gracias y decir que hoy, yo también me siento americano: I am american citizen.
Yo no sé si Obama podrá dar cumplimiento a todas las ansias de transformación que su victoria electoral ha levantado desde Kenya hasta Dakota. Seguramente no, pero su palabra vibrante y su anhelo de construir un mundo nuevo pueden ser suficientes para desatascar muchos de los caminos que el nefasto gobierno de Bus ha venido atascando.
La victoria de Barack Obama no es la victoria de un hombre negro contra sí mismo y contra su destino, no es la victoria del esfuerzo y de la voluntad contra las condiciones sociales, no es la victoria de la razón contra el racismo ni la victoria del sueño americano restaurado: es todo eso, pero es sobre todo la victoria de una era en que la política podrá ser un oficio de personas decentes. Porque sobre todas las cosas, la victoria de Obama es la derrota de las formas de perpetrar política que iniciaron en los años 80 Reagan y Thatcher, es la derrota de los neocons y de los neoliberales, es la derrota de los que pensaron que todo vale y que nada importa el sufrimiento de los débiles. Para quienes nos resistimos a perder la esperanza, esto debería ser suficiente: al final la victoria moral no la pueden tener, por muy grande que sea su poder momentáneo, los que se asientan sobre las lágrimas y la marginación. Al final siempre hay una puerta al final del pasillo que, una vez abierta, nos permite vislumbrar la luz. Y eso es lo que ayer millones de norteamericanos hicieron: abrirnos las puertas de la luz.
Nada nos será regalado: pero el liderazgo del mundo parece ahora dispuesto a sembrar esos caminos de la luz. No sé, tal vez sea un ingenuo y pueda en mí esa necesidad de que no se agoste la esperanza porque quiero que mi hijo nazca en un mundo donde sea posible la vida en paz, la dignidad del trabajo, la decencia del esfuerzo. Tal vez sea un poco tonto por seguir pensando que si un hombre llamado George ha podido poner el mudo al borde del precipicio otro llamado Barach Hussein puede limpiarlo, oxigenarlo y darle fuerzas para que busque un futuro en el que el sueño americano sea el sueño de todos los que aún tienen algo que soñar.
A mi sólo me queda dar las gracias y decir que hoy, yo también me siento americano: I am american citizen.
7 comentarios:
Qué pasa
que no me llama
Obamaaaa
Ya te ha llamado, no te preocupes hombre. Y podrás ir a la cumbre, duerme tranquilo. Ahora mismo estarás más ancho que largo, verdad ZP? ¡Qué te importan a ti los millones de parados españoles si eres amigo de Obaaaaaaaaaaama y te vas a echar la fotico en el G20!
Pues siento no compartir tu espiritu americano, pero en estos momentos Obama solo tiene cosas que demostrar y promesas que cumplir. En estos momentos el unico merito que tiene es ser el primer presidente negro del superimperio. ¿Sera capaz de universalizar la sanidad para los americanos? Os recuerdo que los EE.UU tiene unos de los indices de pobreza mas altos del mundo ¿descenderan? Cuando pienso en los problemas de los amigos yankees me da alegria de ser español. Un saludo y felicidades por la pagina Manolo.
P.D: pa foticos, ya tuvimos bastante con las de las Azores
Javi, no comparto tu opinión. Por varias razones y varias realidades.
Primera, porque dices que Estados Unidos tiene una de las tasas de pobreza más altas del mundo, y prefiriendo ser español (como si eso fuese algo que se puede elegir), das por hecho de que estos es Jauja. Y no es verdad: en los Estados Unidos hace unos días causó sensación la noticia de que el paro ha alcanzado poco más del 6%, y en España se están haciendo previsiones de que puede llegar al 20% y estamos tan tranquilos. Y aquí hay una relación lógica: a más paro, más pobreza, y si no que se lo pregunten a Cáritas y al resto de servicios sociales que presta la Iglesia, que no paran de anunciar que las demandas de asistencia se han disparado desde el verano, encontrándose Cáritas al borde del colapso económico. Los últimos datos que dio la propia Cáritas sobre la pobreza en España hablan de casi nueve millones de personas viviendo en el umbral de la pobreza, lo que supone un 20% de la población española. Es cierto que aquí el sistema (precario sistema y burocratizado sistema gracias a las autonomías en el caso español, por cierto) del bienestar cubre parte de esa miseria, pero ni mucho menos en temas como las ridículas pensiones de viudedaz tienen nada que envidiarnos los norteamericanos.
En segundo lugar no estoy de acuerdo contigo, porque es cierto que Europa optó en su momento, afortunadamente, por unos estados sociales que en los Estados Unidos son impensables. Pero no menos cierto es que, en contraprestación, la sociedad norteamericana, al basarse de manera tan fuerte en el esfuerzo individual permite mucho más efectivamente que la sociedad española la movilidad y el ascenso social. El ejemplo de Obama es clarísimo: el hijo mestizo de una familia de trabajadores, que con su esfuerzo y su sacrificio estudia en Harvard (seguramente en Estados Unidos es mucho más difícil que en España que un chaval brillante no pueda alcanzar su máximo nivel por carecer de medios) y luego asciende socialmente hasta llegar a convertirse en emperador del mundo. No creo que en España eso sea tan fácil, ni que sea tan fácil para los hijos de la clase trabajadora integrarse en los sistemas educativos de calidad: aquí, lo estamos viendo todos los días y el último ejemplo está en los gamberros de Beas, el sistema educativo está cada vez más pensado para amparar a maleantes y vagos, y el derecho a la educación se está convirtiendo en un derecho a impedir que aprendan los que quieren aprender. No creo que eso pase en los Estados Unidos ni que allí permitan que científicos o médicos huyan de su país como de la peste, cosa que sí ocurre en esta España nuestra que vive encantada de haberse conocido.
En fin, que este es un tema mucho más complejo que difícilmente puede abordarse en estos comentarios, porque la sociedad estadounidense es muy compleja.
En cualquier caso, saludos.
Por supuesto que esto no es jauja, pero confundamos las churras con las merinas. La tasa de paro en España es actualmente del 11,33%, y como tienes razón la de EE.UU el 6,5%.Pero ambas iran en aumento y no solo la española, ademas el grado de industrialización español todos sabemos como esta y de donde procede. Tambien comparto tu opinion de a mas paro, mas pobreza, pero por lo menos se tienen unos servicios publicos universales que nos hacen un poco menos pobres, pues no dependen de la solidaridad cristiana ( y no quiero ofender a nadie, me parece que Caritas hace una labor espectacular y digna de reconocimiento a todos lo niveles) ni judia, ni de ningún otro tipo. No confundamos tampoco los hijos de la clase trabajadora con los gamberros y los bandidos, que estos provienen de todas las clases sociales. En fin Serafin, que de este tema se puede hablar largo y tendido, y en estos dias en los que solo se escucha la palabra crisis, uno debate internamente sobre lo que supone la pobreza, el nivel de vida que uno esta dispuesto a sacrificar en caso de necesidad y un largo etcétera, del que solo quedan mas dudas, y conforme pasan los dias y las reuniones politicas internacionales menos expectativas de que el mundo vaya a mejor.
Un saludo y ya nos tomaremos unas cervecicas!
¡Qué pasa, por qué me llama Obama!
¡Si supierais lo que me dice y cómo me llama Obama!
Obama
Si, los que no le han llamado son el señor Bush, ni el señor Aznar, ni el señor Blair, ni ninguno de los idolos politicos de masas que se comieron el turrón y dejaron un mundo supremamente mejor, despues de desarrollar su politica social y economica.
Le ha llamado Obama el que desarrolla la sanidad publica estadounidense, el que le ha dicho firmemente a BP que pagara el precio del desastre ecologico ( que hizo Rajoy con el Prestige?) y el que castiga el choriceo y tiene firme compromiso de derrotar a los tiburones y especuladores de wall street. ¿Quien tiene en España ese espiritu ademas de Zapatero? ¿Lo tiene el señor Camps, Rajoy, Santamaria, Arenas amigo de Barcenas,etc?
Ale!!!
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