”Estamos tocando el fondo.” Lo dijo Gabriel Celaya hace muchos años y comienza palparse este cansancio en las calles y las plazas de Úbeda, sobre todo ahora que las notificaciones del “catastrazo” comienzan a llegar como aguinaldo adelantado a las casas de los ubetenses, en muchas de las cuales la angustia del paro comienza a colarse por las ventanas que la crisis abre todos los días, pese a la felicidad reinante en los ministerios. Hoy, tres o cuatro amigos me han comentado este tema del “catastrazo” en la calle, entre sorprendidos e indignados y se preguntan si no se puede hacer nada. (Aparte, claro, queda la situación de una amiga a la que le han notificado que tiene que pagar 100 euros de basura por una oficina de seguros que apenas arroja una bolsita de papel al día, con lo cual mi recomendación ha sido que de baja el agua para el local y así se ahorra el atraco de la basura). Un amigo, justamente cabreado y con el convencimiento de haber sido estafado, me pregunta si todos los partidos del Ayuntamiento aprobaron el “catastrazo” y le respondo que no lo sé. Si lo que buscaba era cambiar su voto en las próximas elecciones y pasarse al bando de los asqueados, tendrá que seguir buscando la respuesta a su pregunta.
También le he respondido que en este tema los políticos ubetenses, de todos los pelajes, juegan con ventaja y lo saben. No sé que votaron los “hunos y los otros” en el Pleno de la subida, pero no me extrañaría que todos apoyasen el tema. En definitiva todos los partidos salen beneficiados: ninguno sabe quién gobernará en 2018 y ven absurdo oponerse a esto cuando saben que la pasividad ubetense se lo traga todo, por lo que la oposición al tema tiene nulo rendimiento electoral, que es lo que aquí importa. Por este tema no se va a mojar ningún partido, porque la indignación es algo cada vez más extendido hoy pero será algo sin traducción política mañana. Pero lo mismo que ningún partido se mojará tampoco surgirán presiones desde la base social para que se frene este atropello: ya lo he dicho, por la boca de los ubetenses cabe todo, incluso lo más gordo y largo, con perdón. Incluso algo tan largo y tan gordo como el "catastrazo".
Un profesor que tuve cuando estudie en Granada nos dijo que no hay más política que el presupuesto. Lo que viene a decir, entre otras cosas, que el retrato ideológico de los responsables políticos lo hace su política tributaria. Y resulta curioso que mientras en los últimos años se están rebajando los tipos del IRPF (el impuesto más justo) no cesan de subirse todos los impuestos indirectos, o sea lo que cada españolito (en este caso cada ubetensito) paga sea cuál sea su riqueza: he ahí el retrato de las ideas políticas de los inicios del siglo XXI español. El artículo 31 de la Constitución de 1978 constitucionaliza el sistema tributario, seguramente porque los padres constituyentes se fiaban poco de sus hijos, que razones sobradas están dando para esta desconfianza. Y así, la Constitución establece que los ciudadanos contribuirán “al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”. Y es ahí donde llegamos al meollo de la cuestión: ¿es justa la subida del impuesto de Bienes Inmuebles?, ¿cada ubetense contribuirá, con este “catastrazo”, al sostenimiento de la máquina municipal de acuerdo con su capacidad económica?, ¿de verdad este subidón se inspira en los principios de igualdad y progresividad?, ¿alguien puede garantizar que el “catastrazo” no tendrá carácter confiscatorio en algunos casos? Responder a todas estas preguntas llevaría muchas entradas de este Camino, pero me quedo con la última y la respondo con otra pregunta: ¿qué hará el Ayuntamiento de 2018 (seguramente incluso antes) cuando una viuda o un pensionista o una familia en paro o un trabajador normal no pueda pagar el IBI?, ¿le embargará sus exhaustas cuentas? Es ese el meollo de la cuestión, no nos engañemos: la única verdad es que el catastrazo puede degenerar en confiscación de dinero necesario para la subsistencia de los más desfavorecidos, no dejando de ser una paradoja sangrante que estas subidas generalizadas de los impuestos injustos tengan lugar ahora que pintan bastos para las clases trabajadoras y medias.
Tal y como va este país lo más triste no es que la Constitución se haya quedado a la izquierda de todos los programas y de todas las actuaciones de todos los partidos políticos: lo más penoso es pueden haberse quedado a la izquierda hasta las Leyes Fundamentales del franquismo. Y mientras, la gente, ya digo, sigue atónica, buscando alguien que articule una repuesta, que de forma a la rabia, que llene las plazas con la indignación. Tal vez está llegando el tiempo de ensanchar los pulmones de “cuantos, afixiados,/ piden ser, piden ritmo,/ piden ley para aquello que sienten excesivo.” Amén.
También le he respondido que en este tema los políticos ubetenses, de todos los pelajes, juegan con ventaja y lo saben. No sé que votaron los “hunos y los otros” en el Pleno de la subida, pero no me extrañaría que todos apoyasen el tema. En definitiva todos los partidos salen beneficiados: ninguno sabe quién gobernará en 2018 y ven absurdo oponerse a esto cuando saben que la pasividad ubetense se lo traga todo, por lo que la oposición al tema tiene nulo rendimiento electoral, que es lo que aquí importa. Por este tema no se va a mojar ningún partido, porque la indignación es algo cada vez más extendido hoy pero será algo sin traducción política mañana. Pero lo mismo que ningún partido se mojará tampoco surgirán presiones desde la base social para que se frene este atropello: ya lo he dicho, por la boca de los ubetenses cabe todo, incluso lo más gordo y largo, con perdón. Incluso algo tan largo y tan gordo como el "catastrazo".
Un profesor que tuve cuando estudie en Granada nos dijo que no hay más política que el presupuesto. Lo que viene a decir, entre otras cosas, que el retrato ideológico de los responsables políticos lo hace su política tributaria. Y resulta curioso que mientras en los últimos años se están rebajando los tipos del IRPF (el impuesto más justo) no cesan de subirse todos los impuestos indirectos, o sea lo que cada españolito (en este caso cada ubetensito) paga sea cuál sea su riqueza: he ahí el retrato de las ideas políticas de los inicios del siglo XXI español. El artículo 31 de la Constitución de 1978 constitucionaliza el sistema tributario, seguramente porque los padres constituyentes se fiaban poco de sus hijos, que razones sobradas están dando para esta desconfianza. Y así, la Constitución establece que los ciudadanos contribuirán “al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”. Y es ahí donde llegamos al meollo de la cuestión: ¿es justa la subida del impuesto de Bienes Inmuebles?, ¿cada ubetense contribuirá, con este “catastrazo”, al sostenimiento de la máquina municipal de acuerdo con su capacidad económica?, ¿de verdad este subidón se inspira en los principios de igualdad y progresividad?, ¿alguien puede garantizar que el “catastrazo” no tendrá carácter confiscatorio en algunos casos? Responder a todas estas preguntas llevaría muchas entradas de este Camino, pero me quedo con la última y la respondo con otra pregunta: ¿qué hará el Ayuntamiento de 2018 (seguramente incluso antes) cuando una viuda o un pensionista o una familia en paro o un trabajador normal no pueda pagar el IBI?, ¿le embargará sus exhaustas cuentas? Es ese el meollo de la cuestión, no nos engañemos: la única verdad es que el catastrazo puede degenerar en confiscación de dinero necesario para la subsistencia de los más desfavorecidos, no dejando de ser una paradoja sangrante que estas subidas generalizadas de los impuestos injustos tengan lugar ahora que pintan bastos para las clases trabajadoras y medias.
Tal y como va este país lo más triste no es que la Constitución se haya quedado a la izquierda de todos los programas y de todas las actuaciones de todos los partidos políticos: lo más penoso es pueden haberse quedado a la izquierda hasta las Leyes Fundamentales del franquismo. Y mientras, la gente, ya digo, sigue atónica, buscando alguien que articule una repuesta, que de forma a la rabia, que llene las plazas con la indignación. Tal vez está llegando el tiempo de ensanchar los pulmones de “cuantos, afixiados,/ piden ser, piden ritmo,/ piden ley para aquello que sienten excesivo.” Amén.
2 comentarios:
Lo que es una vergüenza es la pasividad con que la mayoria de la gente está "educada" para no protestar. ¿Para cuando una manifestación masiva y energica que haga entender a nuestros politicos que esto es un ROBO? ¿Para qué sirven en estos casos las Asociaciones Vecinales? ¿Qué dicen otras "Asociaciones"? y mira que las hay en Úbeda...
Por cierto, os pego un enlace donde tambien se habla de esta subida injusta, y yo diria que ilegal, del IBI. http://www.ubedadigital.com/index.php?option=com_content&task=view&id=119&Itemid=1
Pepe Ruizzz.
Yo tengo muy claro que en Úbeda no existe sociedad civil, lo que seguramente explica muchas de nuestras carencias. Ya lo he dicho en otro comentario en este Camino: como no hay sociedad civil, la casta política no sufre presiones para renovarse o para regirse por los principios de calidad y excelencia en la selección de sus cuadros. Y así nos va: el tejido asociativo aquí está "para otras cosas", como casi todo.
Saludos.
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