Pues sí, hoy todos los españoles deberíamos ir por la calle con las manos arriba, pero sobre todo los que seguimos teniendo en nuestros cajones un contrato con una compañía eléctrica en el que contratamos la tarifa nocturna. Un contrato que gracias a la encomiable labor de los ministros Clos y Sebastián, dirigidos ambos por ZP, hoy ya no tiene validez jurídica: es puro papel mojado. Se ha completado así la política gansteril del gobierno que atraca a los ciudadanos –a los indefensos ciudadanos– en beneficio de las grandes empresas del país. Como El Tempranillo, pero al revés, que estos le quitan a los currantes para darle a los ricos. En esto ha venido a degenerar la izquierda española, prima hermana de los laboristas ingleses que son los promotores del proyecto esclavista de las 65 horas semanales.
En fin, que de nada nos han servido los recursos al Defensor del Pueblo que nada parece defender, ni las protestas de las asociaciones de consumidores, ni las cartas o artículos en la prensa. En esta democracia los ciudadanos contamos sólo para dejar el voto en la urna y luego somos una escupidera en la que los políticos orinan sus cabronadas. El único derecho que ya nos queda a los españoles es el del pataleo. Todos los otros ya hemos visto que cualquier día puede llegar una gran empresa y ordenarle al ministro de turno que lo suprima. Ya estamos seguro de que el ministro no cumplirá su mandato cívico sino aquello que al empresa le ordene: el ministro juega sobre seguro, porque nuestra democracia está anoréxica y porque los españoles estamos vírgenes de capacidad de rebelión.
Ya saben: manos arriba, hoy el gobierno nos ha atracado.
En fin, que de nada nos han servido los recursos al Defensor del Pueblo que nada parece defender, ni las protestas de las asociaciones de consumidores, ni las cartas o artículos en la prensa. En esta democracia los ciudadanos contamos sólo para dejar el voto en la urna y luego somos una escupidera en la que los políticos orinan sus cabronadas. El único derecho que ya nos queda a los españoles es el del pataleo. Todos los otros ya hemos visto que cualquier día puede llegar una gran empresa y ordenarle al ministro de turno que lo suprima. Ya estamos seguro de que el ministro no cumplirá su mandato cívico sino aquello que al empresa le ordene: el ministro juega sobre seguro, porque nuestra democracia está anoréxica y porque los españoles estamos vírgenes de capacidad de rebelión.
Ya saben: manos arriba, hoy el gobierno nos ha atracado.
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