viernes, 25 de julio de 2008

CANCIÓN DE LA DERROTA



Otra vez el verano trae una derrota, otra vez se nos ha roto un espejo cuando estábamos a punto de atravesarlo, cuando casi podíamos tocar con las yemas abiertas de los dedos la luz del otro lado: “yo que nunca podré ser brillante, ni triunfar en la vida”. Otra vez nos hemos cortado y hemos sangrado, y si no lloramos es porque –aún– nos quedan la dignidad y la vergüenza y el orgullo suficientes como para que no nos vean humillados los que viven felices humillando. Se han partido las piernas de nuestra esperanza: pero –tambaleantes, ciegos de lágrimas resecas– seguiremos caminando. Aunque sea ya sólo para sobrevivir y para que no naufrague en las desilusiones el hijo que viene de camino: me debo a él y al vientre donde duerme y su felicidad tendrá que vencer esta tristeza que ensucia los veranos. Una semana puede envejecernos con muchas edades –en un segundo se agosta la esperanza–, y sin embargo hay que seguir remando: porque nos quedan la dignidad y el orgullo y la vergüenza suficientes, ya lo he dicho, que se murieron los sueños pero queda la vida, la pura vida desnuda de alegrías.

No son felices estos días de julio. No sé si podrán serlos los de agosto y serán penosos –seguro– los de septiembre y octubre. Vivir es, a partir de hoy, este naufragio y mirar hacia la costa provoca angustias: está roto el navío y vacío el camarote, están desechos los remos y el velamen. “Me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado”: es esa la derrota que hemos instalado en las estancias sombrías de nuestra existencia. Nada hemos logrado y nos lo recuerda el poeta. Habrá, pues, que aprender a vivir con las manos vacías de triunfos. Habrá que aprender a caminar para acabar siempre topando contra los muros altos tras los que nuestra vida se encerró no sabemos cuándo. Habrá que tragarse los nudos como de arena reseca y resignarse a vivir en la pobre vida que nos tocó vivir. Es mentira que elijamos nuestra vida, o al menos no podemos elegirla los que no nacimos niños bien: nos elige a nosotros la vida y las inclemencias se vuelven resistentes pese a nuestras luchas, y crecen los reveses a nuestro alrededor como la hiedra gris por las paredes del otoño. Los hay que nacen para vivir entre algodones y canonjías: otros nacen para ser supervivientes de todas las derrotas. Nos tocó lo segundo, nos tocó jodernos. Así es la vida.

¿Qué importan ya las magnolias o los vencejos o los cielos azules de esta estúpida ciudad que es una cárcel? ¿Qué importa el verano si tiene un nudo azul de plomo la mañana? No hay que esperar ninguna primavera, pues nada florecerá en los páramos de nuestra vida: las tormentas han barrido y limpiado la era de las esperanzas. Estamos solos y somos nada más un número que sumar a la lista infinita de todos los que en la historia mascaron la derrota. Nos escuece el alma: sólo queda pedir perdón a los lectores por estas palabras amargas. Lo siento, sí: pero no puede escribir de otra manera un derrotado.

(Publicado en Diario IDEAL, ediciones de Jaén y Almería, el 24 de julio de 2008)

4 comentarios:

Antonio M. Medina Gómez dijo...

Amigo Manolo, no hay que desear ganar la guerra. Hay que disfrutar ganando batallas a esta vida, disfrutando de los caminos que te llevan al campo de batalla. De sus sombras y amigos.

Unknown dijo...

Amigo Manuel, muchas son las batallas que te quedan por librar, en unas... vencerás ¡seguro!, en otras, muchas seguramente, no saldrás victorioso, pero lo que si que te puedo asegurar, es que te levantarás ayudado por el fruto del amor que tú y tu esposa os profesáis y que ahora mismo esperáis.

Un Saludo y un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Estimado Manuel, arriba ese animo ,ya te daras cuenta que tu verdadero destino y meta sera tu hijo, o los que tengas, lo demas es superfluo, te lo dice un padre de familia numerosa de hace 10 dias, y no te frustres , mientras de tu manos sigan saliendo textos como los que escribes y que lectores que no te conocemos personalmente (de hola y adios) te sigamos leyendo y disfrutando enormemente con lo que escribes , te deberias sentir orgulloso y satisfecho. La vida es una, y lo verdaderamente importante son metas simples, disfruta.

Anónimo dijo...

No andes errante...
y busca tu camino.
-Dejadme-.
Ya vendrá un viento fuerte
que me lleve a mi sitio.

León Felipe