Anuncia su vuelta a la política y lo hace cantando las verdades del barquero que hasta ahora sólo cantaban los decentes y los indignados, las víctimas de ese cáncer que mata a Europa y que se llama neoliberalismo o Merkel o Alemania o Unión Europea, que todo ha degenerado en lo mismo. Vuelve diciendo que “la prima de riesgo es una estafa” que se usa para manipular o torcer la voluntad democrática de los ciudadanos, y señala que Angela Merkel se está beneficiando de la depresión económica que viven los países del sur –acrecentada por la política económica impuesta por el matonismo alemán– para reducir la deuda de su país: acertadamente pone el foco en que mientras se encarece la deuda pública de Italia y de otros países, la deuda pública alemana se abarata cada día. Y esto no es gratuito, obedece a una dirección política: es ahí hacia donde señala el dedo de Berlusconi y contra lo que carga su bocaza de chulo de puticlub o de personaje de una canción de Julio Iglesias.
Qué mal han dejado las cosas todos estos políticos y banqueros que nos han hundido en la miseria para que alguien como Berlusconi pueda tener razón. Y todavía habrá quien se extrañe del auge del populismo, del neofascismo y del desprecio por las instituciones antaño democráticas. No es eso lo que debe causarnos extrañeza: lo sorprendente es que en Grecia o Portugal o España o Italia todavía no haya habido una revolución social seguida por una ley de depuración de responsabilidades políticas y financieras.
Nunca resultó tan cierto ni tan doloroso que la verdad es la verdad la digan Agamenón o su porquero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario