Hay imágenes e imágenes, iconos e iconos. Una rosa en una plaza de París en pleno mes de mayo puede brindar la ilusión de una esperanza. Unos matones de gesto hosco y amenazante, sentados en un despacho de Atenas, la cuna de la democracia, provocan, salvo que se sea un imbécil, un escalofrío incontrolable.
Una imagen puede convertirse en icono del quebradizo bien, de la esperanza recién nacida y ya signada por el horizonte de lo que nace para marchitarse.
Pero la imagen también perfila el icono del mal porvenir: la amenaza de la violencia y la tortura y la sangre y la carne amoratada y la cara surcada por lágrimas resecas. Todo ello está ya presente en los tres matones de esta imagen, que actúan y se comportan como los amos del mañana griego.
2 comentarios:
No aprendemos. Causa terror ver como nos lanzamos en busca de "salvadores" que son como muy bien titulas: El icono del mal´
Saludos
Felipe, lo que debería causarnos terror no es que la gente se lance en busca de los salvadores, sino que la única salida que se le esté dejando a una multitud sea esa. La gente vota a los partidos neofascistas porque tiene miedo, porque está desesperada, porque los recortes y los ajustes provocan rabia y sufrimiento. Lo terrorifico, lo verdaderamente terrorífico, es que detrás de estos iconos del mal están las leyes de los parlamentos y los gobiernos técnicamente democráticos.
Saludos.
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