Una de las cosas que más me llama la atención de la política moderna es que al utilizar la palabra “ultra” se le aplica siempre a los que son ultras de la derecha, los que por fundamentar sus bofetadas verbales en palabras como “patria”, “Dios” o “familia” nos recuerdan épocas oscuras. Pero hay cierta incapacidad para reconocer que también son “ultras”, solo que de la otra acera, los que se parapetan detrás de “libertad”, “justicia” o “igualdad” para arrogarse el derecho a juzgar a los demás. Y para condenarlos. Nos produce escalofríos, porque nos trae a la memoria montañas de cadáveres, que alguien pueda proclamarse “fascista”, pero damos por bueno que alguien se reclame “comunista” porque no lo asociamos al horror soviético, por ejemplo. ¿Cuál es el problema? Pues que el haber del fascismo está vacío, y en el haber del comunismo, pese a sus crímenes sin cuenta, todavía se pueden rastrear los ejemplos de algunos hombres que, aunque equivocados, se esforzaron por conseguir unos valores que luego en la traducción práctica fueron los contrarios de los que dijeron defender.
¿Es justo, en el caso de los comunistas, juzgar a la parte por el todo? ¿Es justo hacerlo en el caso de los cristianos, podría responder alguien? Otra vez sólo preguntas y una única certeza: conozco algunos ultras de la izquierda que otra vez, y con la misma alegría que los ultras de la derecha, apretarían los gatillos contra quienes piensan, sienten y sueñan con las “zonas templadas del espíritu”. Lo pensaba anoche al toparme otra vez con Chaves Nogales (tan imprescindible, tan fundamental, el único escritor español que verdaderamente debería leerse obligatoriamente en los colegios e institutos), que tuvo que huir de España y que ha contado desde entonces con el desprecio de todos los ultras, por lúcido y tibio, esto es: por moderado, por demócrata, por republicano. Por aborrecer y denunciar por igual las atrocidades de unos y otros, las sinrazones de todos los ultras, la apropiación de la verdad que realizan quienes en el fondo son muy parecidos por estar situados en extremos que se tocan.
4 comentarios:
Yo siempre he identificado a los ultras con los que están en los extremos, de un lado y de otro.
Saludos.
¿No te parece triste, amigo Manuel, - si me permites- que a estas alturas de la historia todavía haya personas, en posesión de la verdad absoluta, dispuestos a apretar el gatillo contra todo aquel que se mueva por otra linde o vereda diferente.?
Eugenio, todo el mundo no lo tiene tan claro como tú: para un ultra de IU los ultras serán siempre lo ultras del PP, y para los ultras del PP los ultras serán siempre los otros.
Y por desgracia, ftz, hay gente así, que tiene una mirada que asusta, porque es la mirada de los puros, de los que piensan que existe la verdad, que son ellos los que la poseen, y que la verdad tiene que ser defendida con uñas y dientes. Cada vez que veo, que oigo, a uno de estos tipos, que sé que no dudaría en mandarme a un calabozo o algo peor, recuerdo esos versos de Machado que son un canto al relativismo, a la libertad, a la conciencia individual: “¿Tú verdad?. No, la verdad / y ven conmigo a buscarla, / la tuya, guárdatela.” Esos versos deberían estar en el encabezamiento de todas las constituciones democráticas, porque en la democracia no caben las verdades particulares que excluyen.
Saludos.
A partir de ahora vas a poder comprobar lo que es un ultra como Dios manda, porque el concejal número dos de IU de Úbeda es de esos que si pudiera montaría una checa en los sótanos del Ayuntamiento. A partir de ahora los funcionarios sensatos y moderados sí que vaís a ser dignos de compasión y lástima, que el Señor os ampare.
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