miércoles, 10 de febrero de 2010

OCIOSOS Y DESVERGONZADOS



Es difícil creer al Presidente del Congreso de los Diputados, el superviviente Bono, cuando dice que los diputados (y, por extensión, los senadores y parlamentarios autonómicos) no son una “casta ociosa y desvergonzada”(¡qué acertada y ajustada definición!). Y es difícil creerlo cuando lo dice después de que los diputados se hayan tirado varias semanas de vacaciones, acudan ahora cuatro o cinco meses “al tajo”, cobren más de tres mil euros al mes en concepto de indemnización (¿no deberían ser ellos los que nos indemnizasen a los ciudadanos?) y se hayan garantizado con una ley que ellos mismos votan que estando sólo ocho años en el escaño, dormitando o pataleando, cobren de por vida la pensión máxima de cada momento. ¿Ociosos? Basta con ojear el calendario vacacional de las cámaras para sacar conclusiones, o repasar los escaños en una sesión cualquiera. ¿Desvergonzados? Es suficiente con volver a repasar los privilegios y prebendas que a sí mismos se han concedido con las leyes de juanpalomo. ¿Casta? Claro que sí: casta endogámica, desconectada de la realidad. Casta en la tercera acepción del Diccionario de la Academia, que nos permitimos parafrasear: “grupo que forma una clase especial y tiende a permanecer separado de los demás por sus privilegios.

Este país necesita cambios: el primero en la política. Para que se airee, para que los ciudadanos volvamos a recuperar el control de lo público, para que no haya espacios acotados en los que un grupo de privilegiados disponen a su antojo y trufan todas las instituciones con sus intereses, que no son los nuestros. Pero sobre todo para frenar el divorcio entre política y ciudadanía, que es el primer paso hacia los redentores que se aventuran en el horizonte.

2 comentarios:

Pelos dijo...

Lo mejor es cuando ha dicho que el Congreso cuesta muy poco más que el fichaje de Cristiano Ronaldo. Lo ha puesto a huevo: nuestro entramado político ¿cuesta poco más o vale poco más que la liga nacional de fútbol?

Manuel Madrid Delgado dijo...

Desde luego hemos llegado a ese punto de no retorno en el cual lo mejor que pueden hacer los políticos, si no se marchan a su casa, es tener la boca cerrada y hacer como hacen algo. Cada vez que hablan aumentan el descontento de los ciudadanos y su desprestigio. Con respecto a lo que preguntas no sé que responderte: no me gusta el fútbol y cada vez menos la política.
Saludos.