viernes, 12 de febrero de 2010

CARNAVAL CARNAVAL




A ver, que nadie se confunda con esta entrada. Todos mis amigos saben el poco aprecio que le tengo a esta celebración del carnaval (y menos cada año que pasa teniendo que trabajar en el asunto), pero esto no va contra aquellos carnavaleros que se calan su disfraz y su careta o se pintan un redondón colorado en cada moflete de la cara y se tiran a la calle para, pese al frío y la lluvia, divertirse sanamente, sin molestar ni ofender ni mucho menos incordiar. Para esa gente para la que el carnaval es una excusa para derrocharse sin ofender, y que seguramente son mayoría, no va nada de lo escrito aquí. Quede claro, que hay mucho susceptible suelto.

A mí el carnaval me provoca, más que otra cosa, estupor. O sea, que el carnaval me provoca preguntas: ¿por qué gente sensata, razonable, con la que se puede hablar de cuestiones interesantes, que en su trabajo y en su vida normal se comporta con educación y respeto, se convierten en energúmenos desde el momento en que se ponen el disfraz?, ¿por qué personas que pasan cotidianamente por buena gente se olvidan de respetar a la gente que trabaja para el carnaval o consideran que la diversión es insulto, vandalismo o pataletas o grosería o imponer su voluntad sin respeto ni a las más mínimas normas de convivencia?, ¿el disfraz es una mera cobertura para el cuerpo o es un cuerpo místico con poder para transformar hasta la sustancia de esas personas?.

Dentro de un rato comienza el triduo horribilis para los que, en el Ayuntamiento, trabajamos en la cosa de las fiestas. De todas, la peor para nosotros es la del carnaval, porque ni casi nadie colabora con nuestro trabajo ni nadie reconoce no ya que esté bien hecho (que posiblemente no lo esté) sino ni siquiera la voluntad y las ganas que pese a esos carnavaleros ponemos para que todo salga bien. Que como cada carnaval, los días corran más y el Señor se apiade de nosotros. Y que los que van de frente y sólo quieren divertirse, que son muchos, puedan hacerlo sin que su nombre lo ensucien los otros cafres. Y, qué coño, ¡¡¡qué llueva de una vez por todas en un sábado de carnaval!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ánimo, por ahora chispea e incluso hiela un poco...