miércoles, 17 de febrero de 2010

EL CARNAVAL Y "LOS PICACHUS"



Hace unos días, el Subdelegado del Gobierno en Jaén vino a Úbeda a anunciar que como aquí no hay ningún problema de seguridad ciudadana, ni hay robos diarios, ni asaltos en las casas mientras duermen las familias, ni atracos a comercios, ni palizas a adolescentes, ni nada de nada, pues va a mandar a los superpolicías otra temporada para ver si a los pocos malos que hay les da canguele y se portan buenos. Pero no se quedó ahí: ya sabemos que desde siempre, la política española se ha especializado en matar al mensajero, porque aquí la culpa la tiene siempre quien denuncia los problemas. Y así, el Subdelegado dijo que lo que puede echar por tierra el trabajo de las fuerzas de seguridad no es el espacio de impunidad que la ley concede a los delincuentes, sino “ciertos titulares o comentarios en foros, chats o blogs”. No estamos de acuerdo con el Subdelegado, evidentemente, aunque habrá que darle la razón cuando dice que algunos políticos en ciernes se frotan las manos con este tema y recuentan los votos que pueden obtener gracias al miedo de la gente, mientras sus mamporreros siembran el desconcierto –cuando no otras cosas– en algún que otro muy famoso foro de esta ciudad.

Pero más allá de eso, la realidad que el Subdelegado parece no querer ver es que antes Úbeda era una ciudad tranquila y ya no lo es. Y esa intranquilidad no ha necesitado de foros fagocitados por las huestes de la crispación para expresarse: el pasado viernes, en el Concurso de Agrupaciones de Carnaval, prácticamente todas las comparsas y chirigotas dedicaron una de sus coplas a dar voz al temor de los ubetenses. Y el Carnaval, harían bien en recordarlo los políticos, es una fiesta de lengua suelta y afilada que difícilmente casa –o debiera casar– con ninguna ideología, y menos con el estado cadavérico que presentan ya casi todas las ideologías. Luego debiera tomar nota el Subdelegado y no prepararse a disparar contra el mensajero, sino a perseguir hasta la extenuación –sin descanso, sin tregua para que respiren y se reorganicen, con registros de noche y de día, con detenciones a media mañana y media tarde– a los “picachus” y a todos los que a su sombra se dedican a vender droga en la puerta de los colegios, a robar los móviles de los adolescentes o a acobardar en los parques a nuestros niños cobrándoles por montarse en los toboganes. Las letras carnavaleras no las ha escrito ningún forero manipulador ni nada por el estilo: han nacido del sentimiento y la rabia de hombres y mujeres normales y corrientes, que con ellas han puesto voz a la voz siempre callada de este pueblo tan sin pulso.

2 comentarios:

sergio dijo...

Manolo tu no me conoces,quizas de vista,pero es que me quedo asombrao de como escribes.Me encanta,ya no solo por como lo haces sino porque en la mayoria de las veces expresas lo mismo que yo pienso de tal manera que parece que estuvieras dentro de mi.Joder!
Esto me sirve para saber que hay mas gente en el mundo que piensa igual yo.un saludo!

Manuel Madrid Delgado dijo...

Me alegro de coincidir contigo, seguro que eres una persona más o menos sensata. :-)
Saludos.