jueves, 29 de enero de 2009

MÍNIMAS UBEDÍES (IX)



XXV. Santa María en obras. Todavía hay quien lo vende como un logro, después de veinticinco años de barbaridades. Se cerró la iglesia –compendio de siglos de arte y de historia– en 1983. Desde entonces ha sido destruida y reinventada: todo en una sucesión de barbaridades. Y sin embargo es posible devolverle, mínimamente, su alma antigua: hay que exigir que se enluzcan las paredes y la iglesia vuelva a tener su aspecto blanco y luminoso. Es necesario un “Manifiesto de la cal”, ¿verdad Don Antonio?

XXVI. Contenedores de papel de la calle Nueva. Llenos, siempre llenos. Es de suponer que los vacían una vez al año, más o menos, y cuando se bajan las bolsas con los cartones o los periódicos viejos hay que dejarlas fuera del contenedor. ¿Tan difícil es contratar una empresa que preste ese servicio de recogida de papel una vez por semana?

XXVII. Extraño privilegio el de los vecinos de la Calle Mesones: cuando todos los ubetenses tenemos que llevar nuestras bolsas de basura hasta el contenedor más cercano, ellos todavía pueden dejarlas tranquilamente en la puerta de su casa. Y el camión de la basura pasa, puerta por puerta, recogiendo las bolsas. Si pagan el Servicio de Basura más caro (bastante más caro) que el resto de los vecinos de Úbeda, supongo que estará bien. Si lo pagan al mismo precio que yo, me parece un robo. Y exijo mi derecho a dejar la bolsa en la puerta de mi casa y a que allí la recojan cada noche.

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