sábado, 31 de diciembre de 2011

CERRANDO UNA PUERTA





Alguien muere en un hospital de Jaén: una buena persona con una buena familia.

Alguien necesita un hígado en un hospital de Granada.

También un bebé de sólo seis meses necesita un hígado, en un hospital de Córdoba.

Los familiares del hombre muerto en Jaén donan sus órganos, entre ellos el hígado. El afortunado es el hombre ingresado en Granada, que no duda en autorizar que un trocito de ese hígado sea seccionado para implantárselo al bebé que lo espera en el hospital de Córdoba. Hoy, el hombre y el bebé están bien, vivos, en la lucha de ser felices.

Sucedió en octubre, en tres hospitales públicos andaluces. Pero hasta ayer no conocimos ese milagro hilvanado por la generosidad del ser humano y por la profesionalidad de quienes hoy son puestos en tela de juicio por los señores del ajuste y del recorte, por los postuladores de la codicia y del dinero como únicos valores legítimos de nuestras sociedades.

Era la mejor noticia que nos podía regalar el final de un 2011 atiborrado de desesperanzas y angustias. Tal vez no todo está perdido: hoy, sabemos que los políticos y los banqueros y los empresarios y “los mercados” no tienen razón, hoy sabemos que es posible reconstruir la esperanza y la decencia.

Están a punto de cerrarse las puertas de 2011: que alguien guarde en un cajón estos milagros y que eche el cerrojo, que alguien comience a caminar, que en la frontera se divisa una promesa.

5 comentarios:

ftz dijo...

Llevo poco tiempo siguiéndote. Debo decirte, con toda la sinceridad de la que soy capaz, que disfruto haciéndolo. Y que en estas Navidades me han emocionado algunos de tus comentarios. De hecho no he comentado porque más que sumar podía restar. Y porque el título de este me da pie para cerrar un año y abrir una puerta a la esperanza.
Buen 2012 y un abrazo

Eugenio Santa Bárbara dijo...

Sí, mejor cerremos esa puerta. Al menos sabemos lo que queda dentro. Ésta, que ahora se abre, tiene peor pinta.

Feliz 2013. ;-)

Uvejota dijo...

Amigo Manolo, me alegra infinito leerte así, como escribes hoy, como escribes en Navidad, sabes de mis "reproches" a la tónica de tus anteriores escritos. Aun sabiendo el terreno pedregoso que pisamos (ojala hubiese helicópteros para todos), como quiero pensar yo. Y como bien dices en el último párrafo de este: "que alguien comience a caminar, que en la frontera se divisa una promesa" Te invito a que dado tu ya bien creado poder de convocatoria, te sigas haciendo oír como anunciador e instigador ¿Porqué no?, para ese alguien que comience a andar y entre todos lleguemos a ver cumplida esa promesa, que aunque lejana, al menos ya se divisa.
Un abrazo
v.j.

Manuel Madrid Delgado dijo...

Felipe, aunque la realidad nos dice lo contrario, al menos los primeros días de enero tenemos la obligación de pensar que el año nuevo será mejor que el año que se fue. Estoy convencido de eso.

Eugenio, lleva razón. Puede que se haya quedado atrás un año malo para que dar paso a un año peor.

Vicente, me temo que en cuanto pase la Navidad, la realidad se va a encargar, sin piedad, de desarbolar esa esperanza precaria que he intentado construir durante la Navidad. Ojalá entre todos fuésemos capaces de armar una ilusión colectiva, una esperanza, que sólo pueden ser siendo contra los poderosos, contra los políticos, los banqueros, los grandes empresarios, todos esos administradores del sufrimiento.

Sea como sea, feliz 2012. Al menos, vamos a intentarlo.

Noemi dijo...

un saludo afectuoso desde El Salvador Centroamerica, desde mi blog
www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com