viernes, 19 de marzo de 2010

¿HAY FUTURO?




Rocío tiene 14 años y vive en El Donadío; ha escrito un precioso y preciso, un duro relato sobre la vida del jornalero andaluz. Con él ha ganado un concurso organizado con motivo del Día de Andalucía. Estremece Rocío cuando nos habla de los madrugones de su madre en las mañanas de aceituna, del cariño con el que besa a sus hijos, de los problemas de su padre con el coche que no arranca, del frío y el cansancio en el tajo, del baño y la cena de los hermanos pequeños –que necesitan “una libreta”–, de la madre que se queda a preparar las cosas del día siguiente, cuando todos se han dormido. Pero sin duda la parte más demoledora del texto es el final –rayo de esperanza y dedo acusador–, cuando Rocío dice, llena de ternura de hija, que espera tener una vida mejor que la que tiene su madre, desvelada y sacrificada. “Estoy segura que la tendré porque puedo hacerlo. Estudiaré y espero que mi futuro sea distinto”.

¿De verdad estudiar les dará a nuestros hijos un futuro distinto, mejor? Es difícil creerlo. En realidad la LOGSE se ha cargado el futuro de las dos próximas generaciones de españoles: despreciando el conocimiento y el esfuerzo, la disciplina o el trabajo bien hecho, recompensando la vagancia y a los matones, la LOGSE ha inyectado en nuestro cuerpo social dos virus peligrosísimos. Por un lado, gracias a la LOGSE nuestros jóvenes son los peor preparados, laboral y académicamente, de Europa. La baja cualificación de los trabajadores españoles se está convirtiendo, ya, en una rémora para salir de una crisis que digan lo que digan se aventura larga y dolorosa, y dentro de poco nuestros hijos no podrán competir con los trabajadores o los universitarios que vengan de Europa, de China o de India: los devorará el fantasma del paro, de la precariedad y del futuro cegado. Por otro lado, al convertir el sistema educativo en una fábrica masiva de analfabetos funcionales, la LOGSE ha conseguido alumbrar generaciones sin capacidad crítica, sin músculo intelectual. Así, potenciando los caminos que llevan a la pobreza económica, social e intelectual, la LOGSE nos ha dejado inermes ante cualquier aventura política que postule soluciones tajantes. Desesperados ante el futuro que se le está negando, nuestros hijos –un día los apresarán el resentimiento y el afán de revancha histórica– abrazarán formas escalofriantes de expresión política: se otean en los horizontes lejanos salidas autoritarias a una crisis que, en España, es algo más que económica.

Pero a Rocío nadie le ha dicho que la LOGSE ha abierto una brecha inmensa: a un lado quedan los hijos de las clases trabajadoras y medias y sus colegios públicos; en el otro, los hijos de las clases altas, educados en lujosos y excluyentes centros bilingües y privados. Los dos espacios están cada vez más delimitados: por primera vez en la historia la educación no es el mecanismo de ascenso social de los que menos tienen. La sociedad española se está fracturando, se está dividiendo en compartimentos estancos. Y en el círculo vicioso de la historia los hijos de los puteados volverán a ser puteados, y se apaleará a los hijos de los apaleados. ¿Podrá Rocío escapar –con su esperanza de niña esforzada– de esta espiral?

(Publicado en Diario IDEAL el día 18 de marzo de 2010)

No hay comentarios: