viernes, 3 de octubre de 2008

CAMAREROS AL TROTE



La diversión de nuestros abuelos era infinitamente más barata para el Ayuntamiento que la nuestra. No parecían necesarias para la diversión –en los años de la España en blanco y negro– las caras y aparatosas ferias actuales: durante muchos años uno de los platos estrella de la Feria de Úbeda fueron… ¡las carreras de camareros! Sí, las carreras en las que camareros bandeja en ristre recorrían a toda pastilla el itinerario marcado por la Comisión de Fiestas.

En el programa de Feria de 1942 aparece por vez primera este espectáculo: se anuncia para el 2 de octubre una carrera de camareros desde la Plaza de Alonso Martínez hasta el Hospital de Santiago, recorriendo el Real, la Plaza del General Saro y las calles Mesones y Nueva. Advierte el Programa que a los ganadores se le adjudicarían “varios y valiosos premios”. Tal debió ser el éxito de la carrera, que al año siguiente se anuncia con todo lujo de detalles. Así, el 2 de octubre de 1943, a las 12 de la mañana y con el mismo itinerario que el año anterior, estaban citados los camareros interesados en darse una pechá de correr. Sin duda merecía la pena llegar a Santiago con la lengua fuera y la bandeja intacta, pues los premios eran sustanciosos en una época de miseria y hambre. Se establecieron “un primer premio de 100 pesetas, un segundo de 50 y un tercero de 25, y varios consistentes en numerosas botellas de licores cedidas gratuitamente por los dueños de bares y hoteles de la localidad”. (Para valorar los premios pensemos que en 1943 el kilo de harina estaba a 1,10 pesetas y el litro de leche a 1,50.) Llegados los veloces camareros al Hospital de Santiago, los esperaba un jurado compuesto por “un miembro de la Comisión de Fiestas, el Delegado de Deportes de Educación y Descanso y varios productores afectos al Grupo de Hostelería y Similares”, que entregaba los premios a los ganadores.

La carrera se repitió un año después y luego cayó en el olvido. Y olvidada estuvo hasta que se recupera a finales de los cincuenta. Así, el programa de Feria de 1957 anuncia nuevamente las carreras de camareros, que debieron tener tanta predicación que en la primera mitad de la década siguiente se complementan con actividades paralelas. A partir de 1961 las carreras se celebran a las 12 de la mañana del día fijado y consisten en correr alrededor de la vieja Plaza del General Saro, acompañándose la carrera de espectáculos tales como “elevación de globos y fantoches” y conciertos de música. Lo que extraña es que ni García Berlanga ni Azcona hayan retratado nunca en sus películas esta estampa triste y pueblerina de la España profunda: por lo que a mí respecta me quedo con las ferias caras de hoy. Las prefiero a aquellas en las que un puñado de currantes de los bares corrían entre risas para llevar un trozo de pan a su casa.

(Publicado en Diario IDEAL el 2 de octubre de 2008)

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