martes, 7 de febrero de 2012

ACTUALIDAD DE DICKENS





Un viernes de 1812, 7 de febrero como hoy, nacía en Portsmouth un niño que con durante un tiempo viviría con su familia en la cárcel en la que su padre cumplía condena; que con 12 años comenzó a trabajar en una fábrica de betún, en una inhumana jornada de 10 horas diarias; que siendo ya un escritor famoso vería como de su trabajo se beneficiaban lectores y editores sin que él percibiese lo que le correspondía. Hoy hace doscientos años que nació Charles Dickens, uno de los escritores más grandes de todos los tiempos, uno de esos novelistas magníficos del siglo XIX que suelen criticar los escritores que convierten sus novelas en fuego de artificio de imposible lectura y nulo contenido, pero a los que se vuelve siempre porque late en sus obras un universo inabarcable. A Dickens, además, urge volver nuevamente porque sus novelas recobran actualidad: en nuestro mundo vuelven a estar enseñoreadas la hipocresía y la crueldad, el sufrimiento de los niños y el olvido de la justicia, como si la miseria de la era victoriana que Dickens apresó en sus novelas se hubiera escapado de sus páginas y se hubiera adueñado de todo lo que nos rodea.

Imposible no pensar hoy en Dickens, cuando desde Grecia nos llegan fotografías de los niños de sus novelas, resucitados en niños de carne y hueso, malnutridos. No sabemos si alguno de esos niños a los que la Unión Europea ha condenado a hacer cola en los comedores sociales será, dentro de treinta, cuarenta años, un escritor tan poderoso como Dickens, tan dotado para penetrar en el dolor del mundo, en la raíz de la injusticia.

4 comentarios:

nicolas dijo...

Hola Manolo: como puedes imaginar, no comparto esa acusación tan directa hacia la Union Europea, según el texto, culpable de la miseria de los niños griegos "dickensianos".

En general no me parece adecuado acusar un proyecto que ha distribuido bienestar y prosperidad durante los últimos 50 años como culpable ejecutivo de la situación griega.

Sobre el caso de este país, las primeras miradas habría que dirigirías hacia sus propios gobernantes, sobre todo los de los últimos diez o quince años: cuentas publicas falseadas, mantenimiento de privilegios y clientelismo, despilfarro, evasión fiscal, etc. La realización obligada de estas reformas tiene mas que ver con su propia supervivencia que con el euro.

Dicho esto, la obsesión de austeridad liderada por Alemania nos lleva a la catástrofe. Pero es Alemania, con el seguidismo de otros (me temo que con el nuestro gobierno también) y no la Union Europea.

Un abrazo,
Nicolas

Manuel Madrid Delgado dijo...

(I)

No comparto tu opinión. Estoy absolutamente convencido de que la Unión Europea fue la mejor creación de la civilización europea hasta... la aparición del euro. El proyecto europeo de la postguerra, inspirado por los valores del liberalismo (del liberalismo sanamente entendido, como proyecto civilizatorio y no como ideología de la devastación social), la socialdemocracia y el cristianismo social de raíz protestante, es cierto que fue durante décadas un ejemplo de estimulación del bienestar y de superación de las injusticias. Pero esa Unión Europea se terminó: los últimos grandes herederos de aquel proyecto fueron Kohl, Mitterrand, González y Delors. Después, el proyecto de la UE ha caído en manos de los neoliberales y los neoconservadores y los valores fundadores de Europa sencillamente ya no existen.
Culpas a los dirigentes griegos de la situación actual del país. Es cierto. Pero no menos cierto es que su actuación fue consentida por una UE que prefirió hacer la vista gorda ante las mentiras griegas para que engordara la fabulosa lista del euro. Y a mi no me vale el argumento de que los ajustes son buenos para la supervivencia del país: ¿de qué país? ¿De un país que ha vuelto a abrir comedores sociales como en la postguerra o en el que hay malnutrición infantil como en la década de 1940?

Manuel Madrid Delgado dijo...

(y II)

Ni siquiera me vale el argumento de que como todos hemos sido responsables de la crisis todos tenemos que pagar por ello. Es un argumento de la más pura contrarreforma pero esconde una realidad hipócrita: creo que los ciudadanos ya están pagando sobradamente el precio de la orgía colectiva de despilfarro en la que se ha vivido. ¿Hasta dónde tienen que pagar parados, desahuciados, funcionarios, los trabajadores que ven como se laminan sus derechos, los pensionistas? ¿Hasta dónde tienen que pagar mientras no están pagando absolutamente nada los banqueros o los políticos?
Lo siento, pero hoy, en Bruselas, en el corazón de la Unión Europea, se va a intentar apretar el nudo sobre el cuello de Grecia para que acepte medidas inaceptables que lo único que harán es deteriorar más aún la vida de los ciudadanos griegos. Y todo, para intentar salvar el euro, que parece más importante que la decencia o la vida de los griegos. Y eso lo hace la Unión Europea.
Yo sigo creyendo en ese proyecto que se fundó sobre las ruinas de Europa. Pero para hacerlo creíble la propia UE tiene que sacudirse el yugo de los neoliberales, que con son un cáncer en el cuerpo europeo, algo completamente ajeno a la tradición civilizatoria del proyecto europeo. La Alemania de Merkel, con el seguidismo bobalicón de gobiernos sin ideas ni conciencia como el nuestro, le está haciendo un daño inmenso a la idea y al proyecto de Europa, pero mientras no se ponga remedio, es la UE la que ejecuta, nunca mejor dicho, las políticas que nos llevan a la catástrofe y a la ruina.
Un saludo discrepante.

nicolas dijo...

Querido Manolo,

Me cuesta responderte a tus mensajes por dos razones: por un sentido -seguramente equivocado- de timidez: no estoy acostumbrado a estos debates en la red; y también por cierto ahogo intelectual frente a tu "voluptuosidad" literaria: son tantas cosas, tantas ideas, tantos matices que supongo que tendríamos para muchas horas de charla antes de poder deshojar una a una todo lo que sale de tus respuestas. Perdona pues que me centre en algunas cosas que me parecen importantes.

Sigo pensando que el nivel de bienestar depende de la vara con que se mida. Con mi deformación profesional y geográfica (de donde trabajo) a cuestas, tiendo a relativizar cierto sentimiento de crisis, respetando al máximo el sufrimiento personal. Por resumir, me gustaría que en los parámetros de evaluar las consecuencias de la crisis incluyeramos una visión amplia del mundo y de semejantes nuestros en otras regiones, y no sólo los años recientes de despilfarro y desorientación.

No creo en teorias conspiratorias de neoliberales y bancos. Pienso que la democracia tiene herramientas de reacción y a ellas me aferro para una reacción sobre bases sólidas que a medio plazo nos ayude a construir sociedades más justas y sostenibles.

Y para los federalistas europeos, el euro fue un paso adelante, aunque ahora se ha comprobado que fue un paso a medias (le faltaba el anclaje de coordinación economica), pero no uno en falso como tu sugieres. Eso sí, falto clarividencia para ver las consecuencias de ese dinero fácil tras la mutualización de las monedas. Mi confianza en el modelo europeo se basa en la experiencia de compararlo con los otros. Soy optimista en que tras la tempestad vendra la calma.. creo que debemos contener la respiración e intentar mirar más el medio plazo que el mañana.

Yo te envio un abrazo. No es discrepante por que el intercambio de ideas ya es de por sí un acuerdo.

Nicolás