jueves, 21 de enero de 2010

LA AVENTURA DE RECICLAR PAPEL




Parece ser que han terminado las obras de la calle Mesones y del primer tramo de la calle Nueva. Y de igual modo que las obras de la Plaza de Andalucía pusieron fin a los “Carrillos”, estas obras de la calle Mesones han acabado con los contenedores soterrados que hace unos pocos años se instalaron delante del horrible edificio de los sindicatos, al principio de la calle Nueva. Se trataba de dos contenedores de residuos orgánicos y uno para reciclaje de papel. Y ya, como digo, han pasado han mejor vida.

A los vecinos que vivimos por la zona nos han hecho una putada. Tirar la basura, por la noche, sigue siendo relativamente fácil: en la plazoleta de la Cruz de Martos (en lo alto de la calle Don Juan), hay un contenedor para atender a todos los vecinos de la zona, y en lo alto de la calle Alaminos, junto al Registro de la Propiedad, se amontonan cuatro o cinco contenedores. El problema viene cuando uno quiere reciclar papel, si es que quiere reciclar papel. Porque el contenedor más cercano –de los pocos que hay en Úbeda– está en la Explanada, lo que supone que uno tiene que coger sus bolsas cargadas de papel y transponer doscientos o trescientos metros, cuesta arriba, para llegar al contenedor que como siempre estará atiborrado.

Resulta, pues, que yo tengo en mi casa como cinco o seis pesadas bolsas llenas de papeles viejos, periódicos, revistas que no sirven y libros completamente inútiles. Mi opción es tirarlas directamente al contenedor de la basura, que yo ya no estoy para heroísmos ecológicos. Pero mi mujer se empeña en que los tiremos en el contenedor de papel. E insiste en que si para eso hace falta coger el coche, entrar marcha atrás en nuestra calle (otra consecuencia de las obras recién terminadas es que los pocos vecinos de la calle de las Minas que tenemos coche tenemos que entrar marcha atrás hasta nuestras casas, en una calle estrecha y muy transitada, si queremos descargar bultos, cargas papeles o dejar a nuestros hijos cuando llueve), cargue el papel, de una vuelta para llegar al contenedor, aparque en segunda fila vigilando que no vengan los municipales a multarme y tire allí las bolsas de papel. O sea, toda una epopeya para poder hacer algo que hasta hace cinco meses era completamente fácil.

Y no digo que yo que no lleve razón mi mujer, pero sí me pregunto por qué quienes deberían hacer más fáciles las cosas las complican tanto, y porque si los políticos se creen todo eso del ecologismo y del reciclaje y del salvemos el mundo de las garras del cambio climático, no han vuelto a soterrar los contenedores que ya estaban soterrados. Supongo que eso tampoco habría estropeado tanto el dudoso resultado estético de las obras de la calle Mesones y Nueva.

¡Héroes del ecologismo, unios y contaminad con vuestros coches para reciclar papel!

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