Walter Donaldson y Gus Kahn compusieron “My baby just cares for me” a finales de la década de 1920, antes de que los Estados Unidos se despeñaran por el abismo de la Gran Depresión. El ritmo de la canción está impregnado de esa sensación de ligeraza y felicidad y de esa ilusión de que todo es posible, que impregnó los “felices 20”. Luego, durante la década de 1930 la canción debió sonar extraña en una sociedad en la que no paraban de crecer los parados y los hambrientos, y si durante la Segunda Guerra Mundial los soldados americanos la escucharon en los campos de batalla de Europa o en los barcos de guerra del Pacífico debía provocar en su interior la nostalgia de su infancia, cuando sus padres bailaban esa canción agarrados por la cintura en el aire tibio de las noches de junio. “My baby” era una canción escrita para la vida, para las parejas jóvenes con niños, para los niños que juegan en las calles mientras sus padres bailan, felices y ajenos a todo, con una pasión intensa y contenida, al ritmo de la música que sale por los altavoces de la radio puesta sobre el alfeizar de las ventanas abiertas de par en par al aire espeso y brillante de la noche de verano.
Con el paso de los años la canción debió quedar relegada a la simple condición de recuerdo agradable y carnal de muchas parejas que ya habían alcanzado la madurez. Pero veinte años después de ser compuesta la canción estaba llamada a tener una segunda oportunidad “Qué cosas tan extrañas e improbables lleva la marea a las costas del tiempo”, dice el narrador de una de las novelas de William Maxwell, y por una de esas improbabilidades y extrañezas la canción de Donaldson y Kahn se coló en “Little Girl Blue”, el primer disco de Nina Simone, editado en 1958 por Bethlehem Records. Podemos suponer que Nina habría oído esa canción muchas veces en su infancia dura de niña negra en Carolina del Norte. Puede que en la pura explosión de sus veinticinco años quisiera rendir tributo a sus sentimientos más íntimos, rescatando al poner voz a esa canción algunos de sus recuerdos mejores y más limpios. El caso es que “My baby just cares for me” suena en la voz de la joven Nina Simone potente y a la par intimista, desgarrado y vibrante, suavísimo y áspero, con un acento sureño inevitable, como si en esa voz fuera reconocible el perfil de los personajes de los cuentos de William Goyen, uno de los cuales nos invita a beber cerveza y gozar del tiempo que pasa dejando que “el ardiente vivir sea acompañado por una botella de cerveza fría”. Pero la canción de Donaldson y Kahn cantada por Nina Simone tuvo que esperar hasta convertirse en la melodía de un anuncio televisivo de perfumes, en 1987, para convertirse popularizarse y transformarse en una especie de himno. ¿Himno de qué? Precisamente del vivir ardiente, de la plenitud existencial a que nos remite el mes de junio con sus noches vibrantes de zumbidos y sus amaneceres apretujados con la voz de la pajarería.
“My baby just cares for me” regala, con la levedad de unas notas que se elevan como vuelo de luciérnagas, ese amor a la vida que inevitablemente encontramos entre los pliegues del mes de junio, entre su sucesión de días luminosos y límpidos y de noches cálidas, entre su prolija enumeración de los dones de la naturaleza, entre su olor a universo recién estrenado. Todos los segundos de la existencia trabajan, lenta y sordamente, para entregarnos esta plenitud de junio en la que la vida nos muestra su rostro más hermoso: precisamente porque no se desborda, porque lo único que hace es ampliar sus márgenes, ensanchar el espacio dentro del cual podemos crecer y soñar con que un día todas las parejas de enamorados saldrán a las calles, al anochecer, para agarrarse por la cintura y bailar zarandeados por la voz de Nina Simone.
(IDEAL, 7 de junio de 2012)
2 comentarios:
justo ayer por la tarde escuché 'Summertime', cantada por Sarah Vaughan, otra canción (una nana) que parece pensada para esta estación y para esta época triste que estamos viviendo:
'Summertime and the livin' is easy
Fish are jumpin' and the cotton is high
Oh, your daddy's rich and your ma is good-lookin'
So hush, little baby; don't you cry'
Antonio Gaitán
Antonio, aunque la época es triste, lo cierto es que oír estas canciones remite a un tiempo en el que era posible la esperanza e invitar a resucitar, a reconstruir ese tiempo.
Saludos.
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