lunes, 11 de junio de 2012

CUENTO CON ESPINAS





Como tenía tanta hambre de esperanza, después de oír al Presidente del Gobierno la mañana del domingo se convenció de que algo maravilloso estaba a punto de ocurrir: él y su mujer encontrarían trabajo, podrían pagar su hipoteca, no vivirían con la angustia de verse en la calle con sus dos hijos, se despertarían sin sentirse unos fracasados. La vida volvería a pintar de algo parecido al color rosa. Tan contento estaba que le propuso a su mujer gastarse los tres euros que tenían en comprar una botella de sidra para brindar por el estupendo futuro que les esperaba.

Estaba abrochándose los botones de la camisa cuando su bebé comenzó a llorar. Feliz –la mañana del domingo hasta el llanto de un niño le parecía algo mágico– se acercó a ponerle el chupe. Pero al coger el chupe vio con espanto que estaba lleno de espinas. Y lo peor es que las espinas, que también habían oído el mitin del Presidente, aplaudían.

Derrotado, se sentó en el sillón y dejó los tres euros sobre la mesa. Al día siguiente sería lunes otra vez y habría que comprar pan y leche para los niños.

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