viernes, 27 de enero de 2012

LO QUE BORRA LA MUERTE





En Guillena se buscan los restos de diecisiete mujeres —la mayoría jóvenes, algunas embarazadas— que no habían cometido más delito que ser esposas de militantes de organizaciones de izquierdas, y que por ello fueron ultrajadas, humilladas, asesinadas de manera especialmente cruel un día de octubre de 1936 y, algunas, violadas después de muertas. (Sus hijos y sus nietos, como la mayoría de los hijos y nietos de los miles de españoles que siguen amontonados en las fosas sin nombres y en las cunetas de las carreteras, no quieren más que rescatar los huesos de los suyos para poder darles un descanso decente, digno, para tener un lugar cierto al que llevarles flores y hablar bajo el sol de enero. Ese es su crimen. A Albino Calvo los falangistas le mataron a un hermano de cuatro meses en la cárcel y le asesinaron a su padre, en 1939: él tenía tres años. El martes decía que tiene guardadas las cenizas de su madre para poder enterrarla con su padre, si alguna vez lo encuentra. Ese es su crimen.) Mientras, el Tribunal Supremo sienta al juez Baltasar Garzón en el banquillo de los acusados por investigar los crímenes de la dictadura. La fiscalía no ve indicios de delito, pero los jueces siguen adelante con una denuncia presentada por distintas organizaciones de la ultraderecha, por los herederos ideológicos de los que cometieron los crímenes que por pura decencia cívica este país debería cerrar históricamente entregando los muertos a sus familiares. Esa restauración de la dignidad última de las víctimas de las dictaduras es algo que en mayor o menor grado han hecho todos los países que padecieron esos sistemas: Alemania, Argentina, Chile, incluso la Francia avergonzada de Vicky que no ha dudado en borrar todas las calles dedicadas a Petain y en ofrecer la condición moral de héroes a quienes murieron víctimas de la persecución fascista... Pero en España se da el caso de que el juez que hace años, con el intento de procesar al criminal Pinochet, inició una causa general en defensa de los derechos vulnerados por las tiranías, va a ser juzgado de unas acusaciones realizadas por los apologistas de los criminales. Como si viviésemos en una república bananera o un país donde el Estado de Derecho es una pura ficción, en el juicio de Garzón no faltan ni los observadores internacionales de asociaciones de defensa de los derechos humanos: estos observadores indican que una parte de la comunidad internacional no se fía del Tribunal Supremo español y considera que el juicio es un juicio político, sin garantías y con intencionalidad ideológica. Ante esto, es difícil sentirse español y no sentirse abochornado.

Historia y memoria son dos cosas distintas. La memoria es algo íntimo en lo que brilla el rescoldo del recuerdo, algo de lo que no se puede desclavar un dolor. La memoria no olvida. La historia, sin embargo, es vulnerable al paso de los años: pese a los bronces y los mármoles con que se adorna, la historia está hecha de levedades que siempre acaba borrando la muerte. Con esa certeza viven los “grandes hombres”, los “hombres históricos”: saben que cuando mueren todo su pasado es redimido, reescrito, inventado. Tatcher moribundea y nadie se acuerda del sufrimiento que causó a los niños y las familias más humildes de su país: se rescribe su biografía para que pase a la historia como una heroína de no sabemos qué. Al muerto Fraga se lo ha elevado a los altares de la democracia, pero nadie se acuerda de que no votó la Constitución ni de los obreros asesinados en Vitoria el Miércoles de Ceniza de 1976. La muerte borra la historia de quienes la llenaron de lágrimas, aunque la historia siga doliendo. Visto esto, supongo que Santiago Carrillo tiene que estar frito por morirse, para pasar a la historia como otro paladín de la libertad y para que la muerte borre la historia de la carnicería de Paracuellos.

(IDEAL, 27 de enero de 2012)

10 comentarios:

CEIP VC CAZORLA dijo...

Los muertos son, casi todos, muy buenos. Así somos.

Manuel Madrid Delgado dijo...

Los muertos puede que sean todos buenos, porque esos al fin y al cabo ya no van a putear a nadie. Pero los mismos muertos cuando eran vivos... ¡ay algunos muertos cuando eran vivos!
Saludos.

E. Santa Bárbara dijo...

Supongo que San Pedro no es tonto y tendrá un completo archivo informatizado. ;-)

Uvejota dijo...

¡¡Con que extremada crudeza expones tus artículos, amigo Manolo!! No quiero pensar que lo haces por afán de sensacionalismo, y menos aún por aversión al personaje.
No me imagino a Manuel Fraga, ultrajando, humillando y asesinando de manera especialmente cruel, y violando después de muertas a 17 mujeres, jóvenes y embarazadas (algunas de ellas), al mismo tiempo y en el mismo sitio, como pareces atribuirle. Le hubiera sido imposible.
Dudo incluso que estuviera previamente enterado. En una guerra, sobretodo fratricida, la desorganización, el rencor, la venganza y la locura estarían al día.
No podemos negar la veracidad de este injustificable episodio de nuestra detestable guerra civil, como tampoco podemos negar todos los demás hechos totalmente condenables por parte de la otra parte de la contienda.
Es una pena que tras leer tu artículo, que tanta repulsa produce por ser un hecho real, haya quien caiga también en leer otros de la parte contraria. Asesinatos sin sentido, en número mayor y aún sin juzgar que también los hay, esperemos pues, equidad en nuestras manifestaciones públicas escritas.
Creo que ya va siendo hora de contar y opinar sobre la historia desde un punto de vista imparcial, no por ello sin condenar la maldad tanto en un bando como en el otro.
Te remito al pensamiento que sobre este tema ha divulgado últimamente tu amigo y mi admirado escritor, Antonio Muñoz Molina.
Por último, apelo a aquellos que se consideren cristianos, que sean lo más moderados posible en sus juicios, pensando en que El Gran Modelo perdonó a aquellos que lo maltrataron, humillaron, y mataron. ¡¡Este sí que fue un “Asesinato” que aún no ha sido reparado, después de más de 2.000 años de ….¿memoria histórica?
P.D. Es bueno que con artículos como este, consigues lo contrario al título del mismo, y eso es conveniente para los que no conocen la historia, o miran para otro lado.

Miguel Pasquau dijo...

Yo habría preferido que la querella contra Garzón en el asunto de los crímenes organizados desde el franquismo victorioso (es decir, ya desde el Estado, no ya los previos de la guerra civil)no hubiese prosperado, y creo que lo que hizo Garzón fue un "exceso" que no puede considerarse delito. Pero no comparto la extendida opinión de que hay una persecución política contra él de la que es partícipe el Tribunal Supremo, por más que sea cierto que muchos le tenían ganas...

Tienes que saber, por ejemplo, que el instructor que encontró razones para imputarlo (contra el criterio del Fiscal) es Luciano Varela, que es muy probablemente el magistrado más "rojo" (por simplificar) del TS, y desde luego inequívocamente antifranquista durante toda su trayectora profesional. Su auto describe una conducta de Garzón que, si se prueba, sería delicado, porque consistiría en utilizar su condición de juez para darse notoriedad, incoando un procedimiento y utilizando mecanismos forzados para mantener viva una causa que con seguridad sabía que no podía instruir. Repito que creo que eso no sería prevaricación, sino más bien un exceso criticable y punto. Probablemente sea lo que, tras el juicio, diga el Tribunal supremo. pero si, en cambio, lo condenan, habrá que leer con atención la sentencia, por si nos convence.

Paquirrín dijo...

Manolo, como siempre, mirando sólo hacia un lado.
¿Cuándo cruzas una calle te ocurre lo mismo? ¿Sólo miras a la derecha?

Anónimo dijo...

Paquirrín, eres tan tonto como pareces en la tele. ¿Es que no has leído el final del artículo donde habla de Carrillo y los crímenes de Paracuellos?

ftz dijo...

Es curioso pero para excusar las barbaridades de un lado siempre terminamos criticando las del otro sin entrar en el meollo de la cuestión. Que se cometieron barbaridades es verdad. Que alguien se sobrepasó y mucho, también lo es. Que el bando ganador hizo una represión durísima también lo es. Qué después de tantos años seguimos sin querer reconocerlo también lo es. Que lo muertos tienen derecho a descansar en paz también lo es. Y que muchos miraron a otro lado también lo es.Espero que un día este país nuestro, que siempre ha sido muy generoso sea capaz de serlo aún más y podamos olvidarnos de las dos famosas Españas.
Por cierto siempre sale a relucir Carrillo pero nunca he leído que nadie comente las hazañas de Carlos Arias en Málaga y los sucesos de Badajoz.
Un abrazo

un suscriptor de Ideal dijo...

Soy un suscriptor del diario Ideal, residente en Linares, y seguidor del sr. Madrid desde que comenzó a escribir en el periódico en el mes de julio de 2007, y desde entonces tengo guardados todos sus articulos.
En alguna ocasión le he transmitido mi admiración por teléfono por algunos de sus artículos, en los que con una valentía en desuso ha puesto de manifiesto cosas que hasta ahora muy pocos articulistas se habían atrevido a decir.
Soy seguidor de Otro camino desde hace más o menos tres años aunque nunca he escrito en estas páginas.
Si algo me llama la atención en los comentarios de este blog es la presencia de vez en cuando de ciertas personas de la ultraderecha o del catolicismo rouquista que no soportan críticas a sus ideas.
Después de leer el comentario de paquirrín en el artículo de hoy me he decidido a comentar algunas cosas.
Por lo que respecta a las críticas de los crímenes cometidos durante la guerra civil señalo que el sr. Madrid ha criticado por igual los crímenes de los dos bandos, y como muestra están sus artículos “1936. Matanza en Úbeda” (31-Julio-2010) y “Los trenes de la muerte” (24 y 25-Septiembre-2011), relativos a la saca de la cárcel de Úbeda al inicio de la guerra y al asesinato de cientos de giennenses en las estaciones de ferrocarril de Madrid en agosto de 1936.
También me gustaría destacar otros dos artículos que demuestran su sensibilidad para con las víctimas, y son “Las víctimas y la burocracia” (15 y 16-Octubre-2011), relativo al calvario de los familiares de víctimas de ETA y el GRAPO.
Es una pena que esos artículos de los fines de semana no hayan sido publicados en Otro camino.
Lo acusa de paquirrín de sólo dirigir sus críticas hacia la derecha, lo que no sería ilegítimo en un socialdemócrata, así se ha declarado el sr. Madrid muchas veces, pero lo cierto es que la acusación de paquirrín no es cierta.
El sr. Madrid es de izquierdas, lo dice él, pero es de una izquierda crítica que no duda en denunciar los abusos de lo que paquirrín considera su bando, y señalo solo algunos de los artículos publicados por el sr. Madrid en Ideal en los que critica a los partidos de izquierdas: “Cosas Ducales” (15-Diciembre-2011), “Os conozco” (03-Noviembre-2011) y “El Hombre Derrotado” (07-Abril-2011).
En Otro camino hay muchos más artículos, no aparecidos en Ideal, en los que ha criticado duramente la labor de gobierno del sr. Zapatero, desde la formación de su último gobierno hasta lo de la “ocurrencia” de las inscripciones en el registro civil como “cónyuges” o el cambio de apellidos de los hijos, pero solo hace falta que paquirrín y toda la caverna que visita este blog tengan ganas de leer sin anteojos.
Es legítimo que el sr. Madrid exprese sus opiniones como mejor quiera y que mira hacia donde quiera antes de cruzar la calle, pero es que lo cierto es que ha mirado siempre hacia los dos lados y que muchos lectores le agradecemos su independencia de criterio, sus opiniones aunque no las compartamos y su insobornable independencia, que lo que parece que le molesta a los ultras y roucos como paquirrín.
Termino felicitando al director de Ideal por tener al sr. Madrid entre sus columnistas y opinadores y al sr. Madrid por sus escritos que sirven para hacer esa “conciencia cívica” de la que él tanto habla.

Manuel Madrid Delgado dijo...

Yo nunca he excusado las barbaridades de ningún bando. Y en cuanto a lo de la memoria histórica me parece que hay que hacer dos consideraciones:
Primera. Estoy absolutamente convencido del derecho de las familias a recuperar los restos de sus seres queridos y enterrarlos dignamente, y a que se conozca su sufrimiento y se las compadezca.
Segunda. Es una solemne estupidez lo que ZP quería hacernos creer: no todos los que fueron asesinados por los fascistas eran demócratas ni héroes de la libertad. Los comunistas o los anarquistas no creían en la democracia, eso es así, les guste o no. Y no todos los que fueron asesinados por los rojos eran reaccionarios mataobreros. En Úbeda, en julio de 1936 asesinaron al que fuera alcalde socialista de la ciudad entre 1932 y 1934, un hombre moderado, sensato, un demócrata.
Que la democracia recupere la memoria supone eso: rescatar a las víctimas de ambos bandos que representan lo mejor de nuestra historia y que nos ofrecen historias y ejemplos que pueden servir para hoy. El caso del alcalde socialista de Úbeda asesinado por "los rojos" es un buen ejemplo de lo necesaria que es la memoria, pero limpia de extremismos ciegos.
Saludos.