Quizá la raíz de todos los problemas es que os hemos vuelto demasiado artificiales: el proceso de humanización, que era una lucha contra lo que de natural hay en el hombre, ha patinado hacia la pura oquedad. Por eso las bolsas, los mercados, las agencias de calificación, el euro, Europa, los bancos, nos hablan del abismo, del precipicio, de una catástrofe que nos ahogará en la ruina económica durante años y que segará el futuro de nuestros hijos; mientras, la brisa de julio sigue entrando por las ventanas, el sol ilumina todos los rincones y los vencejos acuchillan el cielo enclaustrado en las plazas ajenos a tanta complicación. ¿No vivimos divorciados de lo que en nosotros podría restaurar una forma de felicidad?
1 comentario:
Cierto, vivimos divorciados de lo que en nosotros podría restaurar una forma de felicidad.
José Marti, cubano, dijo: "Hombre es quien estudia el fondo de las cosas.Lo demás es rebaño". Posiblemente la frase sea muy dura, pero durante mucho tiempo hemos oído, visto, leído señales que anunciaban tormenta y las hemos ido escondiendo, arrinconándolas como si no tuviesen que ver con nosotros y nuestro futuro. Divorciados de la realidad.
Un saludo
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