jueves, 24 de marzo de 2011

PERDÓN


De pronto se descubre el poder que un invento como un blog tiene para causar daño en las personas: tal vez sería bueno contar hasta diez antes de escribir algo. De pronto se descubre de que manera puede causar daño un anónimo que, amparado en la cobardía, mantiene la ficción de ser otro contra el que cargan algunos comentarios: la cobardía sólo genera cobardía y expande el mal: lección aprendida. De pronto me encuentro con que (aparte de borrar unos cuantos comentarios y una entrada) no sé qué hacer ni qué decir en este blog ante la lección de alguien de quien tendré que cambiar mi opinión.

He recibido este comentario:

«Hace un montón de tiempo , como consecuencia de una búsqueda de un hjo mio,no sé qué de unas fotos que queria comprobar si estaban o no en la red, me avisó de un comentario tuyo en el que relatabas un desencuentro conmigo. Para mí fué doloroso y me pareció,en su momento, hasta cobarde; pero más dolían los comentarios, mentiría si negara que los sobreentendidos, los neologismos que me dedicaron en un alarde de ingenio no me hicieron cambiar mi percepción del pueblo al que siempre me refiero como la tierra que elegí para que fuera la mia: aquí he criado a mis hijos y sería ingrato no amarla, aquí tengo mis amigos, por escasos doblemente queridos.
Yo tambien he preguntado por el autor del blog -que sigo porque me interesa, ciertamente- y tengo mis opiniones, que no escribo tras anonimos. Pero hoy quisiera preguntar por qué detrás del fantasma que de mi evocais -ya sé que es de Cernuda, soy un pedante- no hay nadie que se haya preocupado de comprobar la realidad de mi persona. Es abrumador leer opiniones que lógicamente no suscribo sobre mí, de gente con la que no me he tomado un café en mi vida.
No, jamás he escrito en tu blog , espero seguir leyendo tus opiniones como todas las otras que encuentro, desearía no tener que volver a verme caricaturizado por otros anonimos, algunos usando comentarios que delatan proximidad y que sean acogidospor tí.
Ocioso decir que no me reconozco en ese ampuloso y despreciable personaje que retratais algunos. Por lo que a tí respecta hoy he querido,dolido, contactar contigo para tomar un café y hacer lo que probablemente debiera haber hecho hace tiempo, hablar, conocernos y en su caso perdonarnos. Espero que muevas ficha y entretanto creo debieras evitar que un blog como el tuyo fuera pasto de anónimos que te insulten o lo hagan con otros.
Saludos Miguel Cidraque»
Quien es capaz de esto no puede ser cómo yo pensaba que era. Ni siquiera sé si es suficiente con, públicamente, pedirle disculpas, y me gustaría que toda esta entrada se la tomase cómo eso: como una pública disculpa, como una petición de perdón. Quisiera que ahora mismo, la tierra nos tragase a mí y a este blog. La ficha está movida, hasta donde, en un blog, puede moverse. Pero me temo que no es suficiente.

2 comentarios:

Quiterio dijo...

Me alegro de que todavía exista educación y valores entre personas adultas, a pesar de que uno y otro se puedan haber equivocado en un momento.

Te agradezco la oportunidad que nos has brindado de poder "conocer" un poquito al señor Cidraque más allá de su bata.

Ah, y sin dudarlo, me tomaría ese café.

Un saludo.

Anónimo dijo...

¿Y si este fuera el principio de una buena amistad? De entrada, a los dos os gusta Cernuda.