jueves, 4 de noviembre de 2010

SAD EYES NEVER LIE






Me manda Nahir Gutiérrez, la magnífica jefa de comunicación de Seix Barral, el libro La luz es más antigua que el amor, de Ricardo Menéndez Salmón. Nahir y yo coincidimos en un correo electrónico en que Menéndez Salmón está llamado a ser uno de los grandes, y con esta coincidencia me acerco a las páginas del libro. Me encanta acercarme a un libro que no he leído, mirarlo con emoción, casi con timidez, y abrirlo al azar, buscando una frase, unas palabras que puedan describirlo y que me sirvan de enganche para poder leerlo con pasión, sin desmayo, algo que es ya imposible porque así sólo se puede leer cuando se es joven.

En La luz es más antigua que el amor no me ha resultado difícil: de pronto, casi en la segunda ojeada, aparece la frase mágica, la frase deslumbrante que justifica este placer del libro nuevo, estas ganas de comenzar a leerlo. «Un hombre es lo que ha visto», dice Ricardo Menéndez Salmón en la página 53 y a mi me embarga una tristeza extraña, esa que siempre siento por el otoño, en las tardes de noviembre, y me acuerdo de una canción de Bruce Springteen que me gusta mucho. «Sad eyes never lie», dice uno de los versos de esa canción. Los ojos tristes nunca mienten. El hombre es un animal triste, salvo que viva traicionándose: los leales consigo mismos miran el mundo con ojos tristes. Creo que este libro de Menéndez Salmón, del que hasta el título es triste, va a estar habitado por esa impagable desolación de quien ha querido ver mucho antes de escribir. Los libros tristes nunca mienten. Y a veces son tan hermosos que duelen.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Joder, leyendo esto dan ganas de salir corriendo a comprarse el libro... Y al final y todo serás un magnífico crítico literario también...