Desnuda. Así se va quedando la democracia a medida que la tromba fatídica de la crisis arrastra derechos sociales, conquistas de las clases obreras y medias, aspiraciones de un mundo más justo. El dinero –los amos del dinero, que son los amos del mundo– impone sus condiciones y sus necesidades son las únicas atendidas. ¿Cómo seguir hablando de democracia? Hace dos años los banqueros dijeron que era necesario que los estados se endeudasen para acudir a su rescate, so pena de hundirnos a todos en el infierno de la depresión. Ahora, exigen que el déficit que ellos causaron se reduzca a marchas forzadas. Ni un solo banquero de los que se comportó criminalmente –y todos se comportaron así: es un crimen mandar a familias enteras a la miseria– pagaron su delito con la cárcel; todos nosotros tendremos que pagar la soberbia de los banqueros, su prepotencia, que les ha salido gratis. ¿Qué poder tenemos los ciudadanos frente a esa realidad? ¿Para qué sirven los votos si luego los mercados imponen unas necesidades que se escapan a nuestra voluntad? ¿Para que sirve la ley si hay un espacio infranqueable para ella, si hay comportamientos que escapan a su radio de acción? ¿Cómo confiar en los jueces si se dedican a perseguir a los asesinos de Falange ya muertos mientras cenan con Botín y miran hacia otro lado?
Sí, es cierto que –todavía– no nos han privado del derecho de expresarnos libremente, y mientras lo conservemos tenemos que mantener la esperanza de que será posible un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, según el mítico decir de Lincoln. Pero eso de lo que “disfrutamos” hoy en día no es democracia: son regímenes liberales, con una red más o menos amplia de derechos sostenidos por el espejismo de que la aparente democracia incide en la realidad. Pero, ¿puede haber democracia si lo económico se declara soberano frente a lo político y exige, bajo amenaza de desencadenar el caos, que se cumplan sus dictados, que se cumpla a rajatabla su catecismo inexorable que va poblando el mundo de desheredados, frustrados, agotados moralmente? Cada vez que se dice que la reforma laboral es necesaria, que es necesario el ajuste, que es necesaria la reducción en los derechos sociales, se atenta contra la esencia misma de la política democrática. Porque la democracia, en la medida en que está hecha de agregación de voluntades libres, se opone y es incompatible con la necesidad política: la necesidad nace de un fatalismo, de una predestinación social; la necesidad es una determinación, pero la democracia es libertad. La necesidad es un calabozo y la democracia una plaza abierta.
La socialdemocracia ha sido la gran responsable de este derrumbe de la democracia. Porque ha carecido del coraje y de la inventiva necesarias para idear un nuevo modelo político que acoja y acapare la realidad de lo económico. Cuando se postuló la necesidad de que los estados controlasen los mercados, la socialdemocracia no tuvo arrojos para dar el paso ético e ideológico en ese sentido. Y ya es tarde, porque los mercados muestran sin pudor ninguno que no sólo son dueños de los mercados sino que todos nosotros les pertenecemos en calidad de botín de guerra.
Socialdemócratas del mundo, vuestras ideas no existen. ¡Reconstruidlas! Delenda est democratía.
(Publicado en IDEAL el 17 de junio de 2010)
3 comentarios:
No sé cuanta gente ha leido este artículo de tu blog, ni siquiera se como te llamas pero no importa. Has "desnudado" la definición de democracia de cabo a rabo. Me ha gustado mucho tu artículo y pienso que debería haber sido publicado en un periódico de nivel nacional.
Hola Manolo:
A proposito de tu petición de renovación de las ideas socialdemocratas, te dejo enlazado este articulo cientifico que he leido enlazando a Eduard Punset en Facebook.
http://www.inteligenciaemocionalysocial.com/593/uncategorized/la-piramide-de-maslow-al-reves
Ya me diras que te parece.
Un saludo.
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