domingo, 12 de julio de 2009

NEVERLAND




Hay veces en que una persona se convierte en personaje que parodia su propio papel en el mundo. Algo de esto –pienso yo– tuvo desde muy pronto Michael Jackson, el negro que quiso ser blanco para acabar convertido en una especie de monstruo amorfo y sin rostro definido, como un horizonte nublado. Ahora el esperpento que fue su aspecto físico de hombre imitado se alarga hasta más allá de su muerte, y si antes el mito necesitaba de lo sublime para acceder a tal condición –la cornada de un toro en Talavera o en Linares, por ejemplo, o el cuerpo de una rubia llamada Marilyn que se adorará por los siglos de los siglos, o que te fusilen en tú Granada, pobre Granada, en su Granada– parece que ahora es necesario nada más que el ridículo o el espectáculo huero para que el mito sea mito y lo adoren los mortales, que es lo que sus fieles están haciendo con Jackson.

Quisieron enterrarlo en Neverland, el rancho de El País de Nunca Jamás, porque el nuevo ídolo se refugió en un supuesto síndrome de Peter Pan para justificar sus rarezas y excentricidades, tan injustificables. Pero a estas horas en las que escribo el cuerpo continúa sin enterrar –hasta donde sabemos–, vagando embalsamado por entre un limbo de sinsentidos tan acordes con su vida y parece ser que las autoridades de California no permitirán el entierro fuera de un cementerio, lo que es un mal negocio para los herederos de Neverland. Porque de haberse enterrado allí al “rey del pop” el rancho levantado sobre los prados de California habría podido adquirir ese carácter casi sagrado que en el cine tiene Xanadú, en la literatura Comala o la Ciudad de los Inmortales o en la pintura los lugares imposibles surgidos de las noches de insomnio de M.C. Escher. Y convertido en lugar de peregrinación habría podido convertirse en la mina de dólares en que finalmente, y pese a todo, acabará convertido.

En el fondo la muerte de Jackson es la fiebre de un tiempo enfermo, que adolece de esa misma enfermedad del hombre que aborrecía el haber nacido negro. Ya lo advirtió Lorca: “He visto que las cosas/ cuando buscan su curso encuentran su vacío.” ¿Qué curso buscó la vida de este nuevo ídolo de cara de papel desteñido? No lo sabemos, pero entre sus seguidores ha dejado el vacío de los conciertos que no van a celebrarse y él mismo puede que al morir haya descubierto lo vacuo de su existencia. Extraño síndrome el del ídolo vacío, extraña vaciedad de Neverland sin su capitán acartonado y surrealista, sin su negocio de romerías para adorar el cuerpo blanquinegro y yerto. Extraño tiempo sin brújula donde los ídolos se mueren tomando morfina que alivie los dolores de su alma o sus estómagos vacíos, pese a tener llenas las neveras. Todo resulta extraño en la muerte de Michael Jackson, extraño y como sin rumbo, como sin un fin, como si el ídolo hubiera surgido de la nada para alumbrar con su sombra todo el espacio, hasta hacernos descubrir que en Neverland “debajo de las multiplicaciones/ hay una gota de sangre de pato”, o un girón de piel negra. O lo qué sea.

(Publicado en Diario IDEAL el día 11 de julio de 2009)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, todo es muy raro, es cierto, pero hay una gran verdad en todo lo que rodea a este hombre: tiene algunas de las mejores canciones de la historia del pop. Y para los que nos gusta este tipo de música esto no es poco. En fin, creo que deberías haber dejado claro este punto. Como dicen los americanos 'jugaba en una liga aparte'. Y esto se hace evidente cuando atendemos a los triunfitos que pululan por todas las televisiones.

Antonio

Manuel Madrid Delgado dijo...

Lleva razón mi amigo Antonio: este tipo hizo algunas de las mejores canciones que se hayan escrito nunca. A mí me emociona, y mucho, este HEAL THE WORLD, que parece una especie de himno para las nuevas generanaciones, una canción tan mítica como el Imagine de Lennon, y con un mensaje de esperanza mucho más poderoso. La escuchaba el otro día mirando a mi hijo y pensaba en la necesidad de curar al mundo para que nuestros hijos puedan tener el mundo mejor que no creo seamos capaces de legarles.
Por eso, la foto de Jackson que adornaba esta entrada ha sido sustituida por este vídeo con la canción.
Un saludo.

Anónimo dijo...

es preciosa.

Gracias por el video, Antonio.