martes, 24 de febrero de 2009

MÍNIMAS POLÍTICAS (XIV)



XL. Pero llegará el día en que el lenguaje no será suficiente para sostener el pulso de la democracia. Entonces, o hay hechos, gestos, resultados, o ascenderán al poder los enemigos del lenguaje. La política actual degrada las inmensas virtudes del lenguaje: la jerga fantasiosa de los políticos ha creado una política que sólo sirve para inventar vocablos y definiciones. Y en la medida en que se desvirtúa la política se desvirtúa el lenguaje, que, al cabo, es el único mecanismo válido de relación social. Los políticos actuales, llevando la palabra a la tumba, están preparando los funerales de la democracia.

XLI. En política no existe lo “bueno” o lo “malo”. Todo será según el cristal ideológico desde el que se mire. También en la política local. A la pregunta sobre si es bueno o malo cambiar el mobiliario de una céntrica avenida donde viven las clases acomodadas de una ciudad, cabe responder si más o menos urgente que eso es arreglar las calles de las barriadas trabajadoras.

... O puede que si quepa en política local lo “bueno” y lo “malo”, que donde haya que debatir sea en las prioridades y las urgencias.

XLII. Algún día alguien probará, casi científicamente, que para obtener resultados en la política actual no se puede ser “buena persona”. ¿Alguien se imagina a una “buena persona” negociando políticamente, mientras piensa que el adversario necesariamente tiene parte de razón? La política actual es la política de los sectarios, de los que se creen dueños de verdades absolutas y exclusivas y excluyentes, de los perversos, de los que no tienen empacho en mentir... ni en dejar tirado en el camino al que no pueda seguir el ritmo de la marcha.

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