lunes, 16 de febrero de 2009

DE TOGAS CAÍDAS



Judicial viene de justicia y difícilmente se puede considerar que imparta justicia el poder denominado como tal: a lo sumo –y cuando pueden y sus medios precarios lo permiten– aplican las leyes que dictan los partidos políticos vía Congreso de los Diputados. La libertad de que gozan los que envenenaron a cientos de personas con el aceite de colza, las vacaciones irlandesas de Iñaki de Juana Chaos o la negación de que los trabajadores de Andújar infectados por el uranio padecen una enfermedad laboral (pese a que el cáncer los mata como a chinches) son meras notas ilustrativas de qué se entiende por eso de justicia en España. Como difícilmente puede considerarse que esas tropelías sean resultado de la justicia, es arriesgado calificar como “judicial” a uno de los poderes del Estado. Y si no hay poder judicial –porque no hay justicia que aplicar–, los jueces tienen perfecto derecho a acudir a la huelga que convocan sus más levantiscos representantes: no son encarnaciones de ningún poder, son meros funcionarios que bastante tienen con lograr que en sus juzgados se enciendan las bombillas.

En todas las encuestas los jueces salen mal parados porque los españoles están un poco hartos de los desatinos sentenciados en los tribunales. Pero yo no creo que tanta tropelía como cometen los hombres de la toga sea responsabilidad sólo suya. ¿Cabe imputarle a un juez que los terroristas vayan a la cárcel a echar una temporada de vacaciones, cava y langostinos para celebraciones incluidos? No, y tampoco es responsabilidad de un juez que los pederastas o los violadores o los asesinos de mujeres se vayan casi de rositas y vuelvan a delinquir. Por eso yo sí entiendo el mosqueo de los jueces, que viene a ser –poquito arriba poquito abajo– el mosqueo de cualquier español medio decente.

Y es que tal vez el juez Tirado de marras es un chulo y un holgazán, pero lo que no es de recibo es que el ministro tal o el presidente cual digan que la culpa de que el asesino de Mari Luz estuviera en la calle era del juez o de la secretaria del juzgado. Primero porque son los políticos los que tienen que poner medios para que los tribunales españoles no sean un calco de los de Burkina Faso. Y segundo porque son los políticos los que se resisten a cambiar el artículo 25.2 de la Constitución y las leyes que se burlan de las víctimas. No dejemos que nos engañen más: los responsables de que los tribunales no impartan justicia es de los políticos que redactan y votan las leyes donde la justicia es burlada. Santiago del Valle es un criminal que abusa de niñas: si estaba en la calle es porque hay una ley que lo permite, como es la ley que votan los diputados la que pone en la calle al asesino de Sandra Palo o los héroes de ETA. Lo demás viene dado por añadidura y estoy harto de una casta política que nunca es responsable de nada y que siempre tiene a mano un mono al que darle leña. ¿Quién piensa que no es legítima la huelga de togas caídas?

(Publicado en Diario IDEAL el día 12 de febrero de 2009)

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