A ver, hay cosas que preferiríamos no tener que poner en este blog, sobre todo en días como hoy en el que unos cuantos jóvenes de estos para los que todo vale –también vale conducir borrachos– se han dejado sobre la carretera la vida del bueno de Santiago Lizana. Pero es que los políticos de todos los partidos y todos los colores –salvo el color rojo de la vergüenza, que ese no lo conocen– se han propuesto hervirnos la sangre. Ahora nos salen con una bestial subida del Impuesto de Bienes Inmuebles, que tienen medio en silencio para que todavía tardemos un poco en acordarnos de la maldita casta que los trajo al mundo.
Nuestro amigo Ramón Beltrán, con la agudeza y conocimiento de las leyes que esta república bananera que es España publica en el BOE para machacar a los ciudadanos, ya ha dado la voz de alarma en el cuaderno de la Asociación “Alfredo Cazabán”. Los que quieran una aproximación más técnica al tema no tienen más que mirar en
Nuestro amigo Ramón Beltrán, con la agudeza y conocimiento de las leyes que esta república bananera que es España publica en el BOE para machacar a los ciudadanos, ya ha dado la voz de alarma en el cuaderno de la Asociación “Alfredo Cazabán”. Los que quieran una aproximación más técnica al tema no tienen más que mirar en
http://alfredocazaban.blogspot.com/2008/09/la-mejora-de-la-financiacin-local-era.html
Aquí nos contentamos con dejar constancia cabreada de este nuevo atropello que se nos viene encima. Y vemos, con absoluta desolación, que sí, que la nueva financiación local era esto: que esa panda de administraciones incompetentes que son las comunidades autónomas sigan derrochando dinero mientras los ciudadanos tienen que sufrir sobre sus cargadas espaldas, la crisis, la falta de recursos de los ayuntamientos y la incompetencia generalizada de una clase política que va adquiriendo caracteres de plaga de langosta. Con una generación más que duren políticos de esta calaña, no queda en España nada digno ni decente ni limpio ni esperanzador. Mejor fuésemos los ciudadanos planteándonos un plante frente a toda la casta política, porque creo que es el único recurso verdaderamente democrático que nos queda. Mientras, a joderse tocan –otra vez– con los recibos del IBI.
Aquí nos contentamos con dejar constancia cabreada de este nuevo atropello que se nos viene encima. Y vemos, con absoluta desolación, que sí, que la nueva financiación local era esto: que esa panda de administraciones incompetentes que son las comunidades autónomas sigan derrochando dinero mientras los ciudadanos tienen que sufrir sobre sus cargadas espaldas, la crisis, la falta de recursos de los ayuntamientos y la incompetencia generalizada de una clase política que va adquiriendo caracteres de plaga de langosta. Con una generación más que duren políticos de esta calaña, no queda en España nada digno ni decente ni limpio ni esperanzador. Mejor fuésemos los ciudadanos planteándonos un plante frente a toda la casta política, porque creo que es el único recurso verdaderamente democrático que nos queda. Mientras, a joderse tocan –otra vez– con los recibos del IBI.
3 comentarios:
Amigo Manolo. Te agradezco que te hagas eco de la entrada que colgué en el cuaderno el sábado pasado.
Con todo, como me han enviado un comentario quizás demasiado visceral, me he visto en la necesidad de añadir alguna aclaración para aportar cuantos más elementos de juicio mejor a quienes empleen su tiempo en leer tu cuaderno y lo pierdan (más o menos) mirando el nuestro.
Como además sé que tu blog tiene una difusión del que nuestro cuaderno carece, si te parece, a continuación te copio la respuesta completa.
Perdona por la extensión excesiva y recibe un saludo.
Ramón
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No sé si será necesario tanto. Prefiero que todos seamos tan moderados y reflexivos como nos sea posible en este asunto, que es suficientemente complejo y delicado. Lo cierto es que el aumento o disminución de la presión fiscal se deja (¿alevosamente?) del lado de los Ayuntamientos.
Ahora el Ayuntamiento de Úbeda fijará el tipo impositivo a aplicar. Más concretamente, lo habrá fijado ya en el pleno de finales de julio. Desgraciadamente desde mayo han dejado de colgar la actas de los Plenos, por lo que no puedo aventurar cuál ha sido el tipo fijado para el añor 2009.
Pero nada nos impide desarrollar algunas hipótesis
Caso A) El Ayuntamiento ha mantenido el tipo impositivo de 2008 para el 2009, esto es, el 0.8037. En este supuesto, estaríamos realmente ante un incremento generalizado del 20 por ciento. Una base imponible hipotética de 10000 euros se transformaría en 12000 y se generaría una deuda tributaria de 96.44 euros, frente a la situación anterior que sería de 80.37 euros. En este caso, obtendremos un incremento del 20%.
Caso B) El Ayuntamiento ha reducido linealmente el tipo impositivo de 2008 para el 2009 en una décima; esto es, el nuevo tipo a aplicar es del 0.7037. En este caso, sobre el mismo supuesto anterior, obtendríamos una cuota de 84.44 euros, con lo que se tendría un incremento del 5.7 por ciento, muy por encima de las previsiones de inflación para el año 2008, aunque ciertamente debería entenderse aceptable.
¿Dónde reside pues el problema?
La respuesta es compleja y puede darse recorriendo dos líneas distintas.
La primera consistiría en ver qué sucedería en el año 2010 para el supuesto más favorable que hemos marcado como B). Es claro, la base de esos 10000 euros iniciales se habrá transformado en 14000 y, aplicado el tipo hipotético reducido del 0.7037 la deuda tributaria sería de 98.52 euros, es decir un 22.58 por ciento superior a la de 2008 y un 16.67 por ciento superior a la de 2009. Para el año 2011 el incremento sería de un 40.01 sobre el de 2008, un 33.34 por ciento sobre el de 2009, un 14.28 por ciento sobre la de 2010. Al final de un proceso de 10 años, la deuda tributaria sería de 211.11 euros. El incremento habría sido del 262.673 por ciento. Para evitar este crecimiento desmesurado el Ayuntamiento debería reducir el tipo impositivo año tras año.
La segunda de las líneas entroncaría necesariamente en la primera. Si los ayuntamientos, en nuestro caso el de Úbeda, reducen progresivamente sus tipos para evitar ese brutal incremento (que en los supuestos presentados oscilarían entre el 300% y el 263%) tanto la Administración Central como la Autonómica acusarán a los Ayuntamientos de no ser fiscalmente corresponsables y sin demasiados miramentos se desentenderán de sus problemas financieros. Si por el contrario, los Ayuntamientos optan por una solución dura (tipo caso A) o maquillada (tipo caso B), nada garantiza que las Administraciones Central y Autonómica apoyen financieramente a los Ayuntamientos, pero su apoyo podrá minorarse en la medida en que se haya incrementado la presión fiscal de naturaleza municipal y, en definitiva, la global.
Dicho de otra forma, la tarta fiscal seguirá sin repartirse entre las distintas administraciones territoriales y se seguirá controlando a los ayuntamientos a través de una férrea política de subvenciones en lugar de transferirles pura y llanamente el quantum correspondiente a las competencias reales que de forma directa e indirecta se le han impuesto.
Tratando este insondable capítulo de los abusos del poder (los fiscales también lo son), abrigo la duda de la suerte de felonía o de la clase de poder que constituyen o propician la feria de la tapa.
Felicito alborozado a los vecinos y amigos de la plaza Primero de Mayo por haberse librado de un abuso de semajantes proporciones. Lo siento por los vecinos de la avenida de la Libertad que lo padecerán.
A todos les recomiendo la lectura de unos breves, magníficos y humildes versos que no merecieron el beneplácito del Patronano Municipal de Cultura.
No lo sería tanto.
DIÁLOGO A LO HUMANO ENTRE LA FERIA DE LA TAPA Y LA PLAZA DE SAN PABLO
Estimado Fray Bartolo Tapatensis. Me alegra verlo por aquí, eso lo primero. Con respecto a lo que se pregunta del abuso de poder que supone la Feria de la Tapa, tengo que decirle que si lo fuese (cosa que no he pensado) lo sería además de para los infortunados vecinos que la padecen para los estúpidos ciudadanos que la sostenemos. Y es que la Feria de la Tapa supone hacer colas para los tickets (que sólo sirve para un día, por lo que al día siguiente hay que volver a las colas), colas para las cervezas y colas para las tapas que, salvo excepciones, consisten en los consabidos ochíos, pedazos de pan duro con un trozo de lomo reseco y cosas similares. Usted, por supuesto, desconoce el cotidiano discurrir de tan estúpida celebración, pues supongo que sus paternidades no tendrán permisos para abandonar la clausura y dilapidar las limosnas de las fieles (¿o sérán "fielas"?) a mayor honra y gloria de ALCISER.
Sin otro particular, reciba un cordial saludo. Atentamente suyo.
PD. Por cierto, nunca olvidaré el día en que abrí el sobre en el que Vd. remitió su soberbio poema al Premio de Poesía "San Juan de la Cruz" y lo leí, perplejo. Todavía deben retumbar las carcajadas por los pasillos consistoriales.
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