Le gustaba sentarse en una silla de plástico, junto a la Mesa del Pino, cuando llegaba de realizar las compras, toda la mañana de un lado para otro con la vitalidad de un joven pese a los años y las canas. Repasaba las cuentas, se "peleaba" con los chiquillos y repartía los encargos que había tenido a bien traer, porque otros le parecían una tontería y pasaba de ellos.
Le gustaba sentarse en una silla de plástico, delante de la imagen de la Virgen de Guadalupe, antes de acostarse, cada noche, con esa fe sencilla de niño que debió conservar hasta el último día de su vida. No ha habido noche del campamento en que, muerto ya, no lo haya recordado allí, delante de su Virgen, pensando no sé qué pensamientos, hablándole de no sé qué cosas. Porque tal vez esa foto de hombre que como un niño acude al venero de la fe –al limpio venero que ofrece la devoción mariana– para encontrar alivios y estímulos es la imagen que más ha identificado en mi a Antonio Gutiérrez. Artífice de una titánica labor de bondad y solidaridad y, sin embargo, cada noche tenía que refugiarse en su fe antigua, en la sencilla creencia que heredara de sus padres… Hombre con coraje y, pese a todo, hombre con incertidumbres y temores que tenía que consolar la Virgen de Guadalupe.
Hace ocho años que se murió –que lo murió la mala suerte–, pero yo no puedo dejar de recordarlo. Hoy, en el Campamento, celebran el Día de El Viejo. Hoy habría cumplido 84 años. Hoy debe estar cumpliéndolos en algún lugar de la eternidad, y a buen seguro alguna panda de críos felices habrán despertado al universo agitando sartenes y tocando platillos con ollas abolladas. Y él, socarrón y travieso, estará sonriendo sentado en su silla.
No podemos saber de qué manera, pero sabemos que El Viejo vive.
2 comentarios:
Y seguramente cuando en ese cielo haya llegado de hacer la compra y los encargos, un grupo de niños haya salido corriendo hacia él para mantearlo mientras le cantan eso de: ¡El Viejo, el Viejo, el Viejo es cojo..., como el Viejo no hay ninguno!
Y después, un gran festín para comer y celebrar su día.
Llega el 10 de Agosto y quién no se acuerda del Viejo...dicen que las personas siguen vivas mientras se hable de ellas y se las recuerde, para mi este es un caso de esos... cualquier momento es bueno para recordarlo. Sus 84 años hubieran estado cargados de manias y cachondeos, de risas y de regañinas, de cariño y de buen humor.... en general como era él. Se le sigue echando de menos y ahora nos gustaria que nuestros hijos lo hubiesen conocido y se hubieran disfrazado con él y los hubiera engañado como miles de veces nos engañó a nosotros. En fin, que se te sigue queriendo, Viejo.
..."pasión pongo en mi corazón, cuando mi infancia me llevo hasta tí y aquel que te necesitó y siempre se encontró tu puerta abierta..."
Publicar un comentario