jueves, 2 de agosto de 2012

ARBITRARIEDAD





Dentro del Ciclo de Conferencias sobre el Patrimonio Histórico celebrado en los primeros días de julio destacó la mesa redonda del día 4, en la que participaron José Luis Latorre Bonachera, Antonio Almagro y Juan Ramón Martínez Elvira, tres profundos conocedores y amantes críticos de la realidad local que pusieron sobre el tapete de la discusión algunos de los graves problemas de que adolece el patrimonio histórico y monumental de la ciudad. En el transcurso de la discusión salieron a relucir dos actitudes que definen la actitud de las administraciones públicas con respecto al cuidado y mantenimiento del centro histórico de Úbeda: por un lado la falta de ejemplaridad de las mismas –ahí están las barbaridades consentidas en los juzgados o en Santa María para darse cuenta de ello– y por otro la arbitrariedad a la hora de aplicar las normas de protección del centro histórico.

En los últimos años he representado a los padres en la escuela infantil de mi hijo. Una escuela infantil pequeña que destaca por la profesionalidad y amor a los pequeños de sus maestras. Pero una escuela infantil que ha sido víctima en los últimos meses de esa arbitrariedad con la que, en este caso, la administración local aplica la norma protectora de la zona monumental.

La escuela infantil de mi hijo se sitúa en lo alto de la Calle de la Fuente de las Risas. Hasta no hace mucho ese era un rincón triste y oscuro, dominado por modernas edificaciones horribles, lleno de pintadas y meadas y cristales rotos, con un contenedor permanentemente sucio y aceras abandonadas, un espacio sometido al constante tránsito de coches pese a la presencia del centro escolar. Cuando las responsables de la escuela infantil decidieron, con absoluta buena fe, adecentar la fachada del centro, la realidad física de la calle cambió: la fachada de granito llena de pintadas fue sustituida por un panel de niños felices, por una fachada propia de un lugar al que asisten niños de menos de tres años; además se cumplió con lo que dicho en el Plan Especial de Protección del Centro Histórico, que habla de la obligación de los propietarios de conservar sus edificios con “las debidas condiciones de seguridad, salubridad y ornato público”, lo que por desgracia no puede decirse de gran parte de los edificios de la zona. La escuela infantil no hizo más que dotarse de una fachada similar a la que tienen el resto de escuelas infantiles de Úbeda, alguna de ellas también ubicada en el centro histórico.

Puede que el aspecto de la nueva fachada de la escuela infantil no sea el más apropiado para el centro histórico de Úbeda. Pero ¿Cuántas fachadas del entorno de San Isidoro incumplen lo establecido en el Plan de Protección de la zona monumental? Decenas, cientos de fachadas. En cien metros a la redonda de la escuela infantil es posible encontrar fachadas pintadas en todas las tonalidades de amarillo, rojo, ocre, naranja, violeta o incluso rosa chicle; hay decenas de fachadas adornadas con planchas de granito y con los más variopintos mármoles, terrazos y pedrusquería de nulo valor o con enchinados pintados de gris o verde; hay escaparates de todas las formas y colores, algunos incrustados en edificios catalogados, y cartelería al gusto de cada uno; justo a las espaldas de la escuela infantil hay una casa antigua, de portada valiosa, cuyo muro amenaza ruina y contra la que, tal y como es costumbre en la ciudad, sólo se intervendrá cuando ocurra una desgracia.

Bueno, pues en medio de ese catálogo de atentados constantes contra lo dispuesto en el Plan de Protección del Centro Histórico, el Ayuntamiento no ha apostado, como sería entendible, por obligar a TODOS los propietarios a que cumplan lo establecido en la norma y pinten de blanco sus fachadas, retiren mármoles y granitos, etcétera. No. El Ayuntamiento ha apostado, de forma arbitraria y aleatoria y por lo tanto radicalmente injusta, por obligar SOLO a la escuela infantil a que retire los paneles y los colores y el foco y el cartel y deje la fachada blanca y nuevamente lista para las pintadas y el rincón otra vez oscuro e incitante para los orines y los vidrios rotos, lo que debe parecerle a los munícipes un espectáculo muy estimulante para los niños. El resto de propietarios y empresarios de la zona pueden mantener, como hasta ahora, sus fachadas de colorines y con mármoles o letreros o chapas o azulejos.

Es mucha la normativa de la Junta de Andalucía en la que se habla del aspecto exterior que deben presentar las escuelas infantiles. En ninguna de esas normas se invita a que la calle en la que se sitúen esos centros destinados a una población tan frágil y sensible como los niños de 0 a 3 años esté convertida en una calle de Bronx. Antes al contrario se dice que “La entrada a la escuela infantil debe ser un lugar acogedor que invite a entrar, que manifiesta facilidad en el acceso (...), un lugar para poder compartir e informar a todas las familias (...) a través de imágenes y producciones hechas por los niños y las niñas, donde se puede ayudar a descubrir a las familias las enormes posibilidades y potencialidades de aprendizaje y crecimiento de la infancia”. La propia Federación Española de Municipios y Provincias, de la que el Ayuntamiento de Úbeda forma parte, ha defendido en su Guía para proyectar y construir escuelas infantiles el valor del aspecto exterior de los centros y la normativa autonómica en materia de educación señala igualmente que las escuelas infantiles deben cuidar “especialmente la estética incorporando formas, colores y elementos del entorno natural y evitando imágenes estereotipadas”, debiendo concederse una especial importancia al espacio exterior. Pero es que las normas, después de reiterar la obligación de los Ayuntamientos de colaborar con las escuelas infantiles, dicen que “estos centros educativos deberán reunir las condiciones higiénicas, acústicas, de accesibilidad, de habitabilidad y de seguridad que se señalan en la legislación vigente”. Resulta evidente que el estado general de la Calle Fuente Risas, con su aspecto general de abandono y suciedad, dificulta a la escuela el cumplimiento de esta obligación, que se ha conseguido sólo gracias al esfuerzo del centro educativo: es tan evidente que la remodelación y mejora de la fachada abunda esa obligación –¿se puede dudar que no resultaba higiénica ni saludable la anterior situación que presentaba la fachada?– que la actitud del Ayuntamiento contra esta escuela infantil resulta ofensiva. Sobre todo cuando el Decreto 149/2009, de 12 de mayo, de la Junta de Andalucía pide que se preste especial atención a los centros de educación infantil ubicadas en el caso histórico de la ciudad, entre otras características.

¿Está el Ayuntamiento obligado a exigir el cumplimiento de sus normas de protección del centro histórico? Por supuesto que sí: el cumplimiento exige, también, no ceder a las presiones de un hotel de lujo, por ejemplo. Pero el cumplimiento debe exigirse a todos los vecinos, no sólo a unos cuantos y de manera aleatoria. Porque ese comportamiento arbitrario conduce, sin justificaciones ni excusas, a la injusticia, que no otra cosa se obtiene de la aplicación selectiva de la norma. Y eso es lo que ha ocurrido en este caso.

(UBEDA IDE@L, Núm. 9, agosto 2012)

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