domingo, 6 de septiembre de 2009

LA CARRETERA



Hay veces en que un escritor, un libro, se te cruzan en la vida y fraguan en tu interior un recuerdo difícil de borrar. Eso me ocurrió con Cormarc McCarthy, uno de esos grandes ases de la literatura norteamericana entre los cuales deberían repartirse los Nobel de Literatura de los próximos seis o siete años. Después he leído más cosas de McCarthy, pero nunca podré olvidar el mazazo que para mí supuso “La Carretera”, una novela magistral. Magistral por la patética belleza literaria que contiene, pero magistral también por el mensaje desolador, demoledor: es una novela tristísima, asfixiante, una novela que remite a un mundo en el que una catástrofe nuclear lo ha reducido todo a frío y cenizas, un mundo apagado en el que se ha extinguido la civilización y sobre cuyos restos se alza la barbarie, pero sobre todo un mundo que en medio de ese páramo infinito de amargura es capaz de hablarnos del amor de un padre por su hijo. Esa es para mí la clave real de la novela: la lucha del padre por salvar a su hijo (¿es posible la salvación en el infierno de la novela?), que deja uno de los más bellos e intensos testimonios de amor que haya habido nunca en la literatura. Amor, sí, pero como todo en esta novela, amor terrible, postrero, marcado por la catástrofe: por eso el gesto más certero de ese amor que el padre siente por su hijo, es la pistola que siempre lleva cargada, dispuesta para matar a quienes los asalten pero también y sobre todo dispuesta a descerrajar un tiro en la cabeza de su hijo y en la suya propia antes de dejar que los apresen, los torturen, las bandas de hombres deshumanizados que pululan por los parajes desolados de la novela.

Ahora, esa novela magistral, canónica, ha sido llevada al cine por el director John Hillcoat. Y todo parece indicar que la adaptación es fiel a la novela de McCarthy y, además, notable en su calidad. Lo cual es un mérito considerable, porque cuando un libro es realmente bueno las películas que se hacen basándose en él difícilmente le hacen justicia. Sea cómo sea tendremos que esperar a que la película llegue a los videoclub para verla y juzgarla, aunque el trailer es prometedor (está en youtube, pero no es posible enlazarlo, o yo no sé hacerlo): ese paisaje desolado es el paisaje que yo leí en la novela, el paisaje desarraigado, gris, con el que me emocioné como muy pocas veces me he emocionado leyendo.

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