miércoles, 30 de septiembre de 2009

DICCIONARIO DE FERIA




ANJALICO. Dícese del espécimen humano cuya edad se sitúa entre los 2 y los 12 años y que goza de la suficiente capacidad intelectual como para llorar, moquear, babear y berrear cual toro en celo si no lo montan en los carruseles un mínimo de diez veces por día, le compran algodón dulce, martillos con sonidos y demás instrumentos inventados por los feriantes para martirio y tortura de los padres y abuelos del citado anjalico.

BARATO. Condición económica de los productos y servicios que brilla por su ausencia en el conglomerado de la Feria, donde el término apropiado una vez que se atraviesa la portada del Ferial es el antónimo en grado superlativo, useasé, carísimo.

CARRUSEL. Artefacto diabólico compuesto por elementos móviles y luces de colores, del que uno no quisiera bajarse cuando tiene entre 2 y 18 años, y en el que a uno se le convierten en eternas las vueltas y subidas y bajadas cuando ha superado esa edad, periodo en el cual suele provocar vómitos, dolor de cabeza y cabreo por no habérselo pensado antes de pagar los 3 euros que cuesta el viaje en el cacharro.

DIVERSIÓN. Estado del espíritu propio de los días de Feria que, no obstante, suele verse empañado por diversos elementos: interminables colas en las taquillas de las casetas, comidas frías y cervezas calientes en los mismos recintos, barraqueras de los anjalicos, camino sin fin hasta el Ferial y un largo etcétera.

EURO. Dícese del gran ausente de los bolsillos durante la Feria. Oficialmente se trata de la moneda que inventaron en la Unión Europea para jubilar a la bendita peseta y arruinar a los españoles.

FEALDAD. Aspecto físico presentado por algunos seres humanos pocos agraciados en el reparto divino, pero, sobre todo, cualidad estética de las máscaras de cartón piedra con las que desfilan gigantes y cabezudos, y que poseen el extraño de don de provocar los llantos de los anjalicos asustados ante tal concentración de adefesios.

GUARNÍO. Estado físico próximo a la ruina en el que el cuerpo humano se encuentra mientras se tira la traca de la noche de San Francisco, y que comúnmente se traduce en rozaduras en los pies, gastritis aguda y diarreas de regalo, dolor de cabeza, falta de sueño y ganas de que suene de una vez el trueno gordo. Dicho estado se acentúa cuanto mayor es el número de horas que se le ha dedicado al asunto de la Feria.

HARTURA. Estado espiritual que traducido al lenguaje de la calle resulta “¡Por Dios, que se acabe la Feria de una vez!”.

IBUPROFENO. Invento farmacéutico, suministrable en polvos o pastillas, que posee la capacidad milagrosa de reducir los efectos propios de la condición de guarnío, facilitando así la resistencia a los envites propios de la Feria.

JAMÓN. Pata trasera propia del espécimen animal denominado “marrano”, que debidamente cortada y salada puede alcanzar cotas de sublime exquisitez. En la Feria dícese de los escasos pedazos de carne medio cruda y de color rojizo por la que, debidamente servida en un plato de plástico, se cobran no menos de 15 euros.

KALIMOCHO. Brebaje realizado a base de vino y cocacola, que por la grafía de su nombre parece importado del mundo radical vasco, y que los adolescentes y jóvenes toman en el macrobotellón que cada noche organizan con motivo de la Feria en los espacios aledaños al Ferial, con gran contento de vecinos y transeúntes, afortunados destinatarios de cientos de litros de orina y varios kilos de basura.

LIMPIEZA. Estado y condición que nunca se encontrará en los WC instalados en las casetas del Recinto Ferial.

MEADA. Urgencia física que suele aparecer en el momento más inoportuno: cuando la cola es más grande en los WC de las casetas, cuando no hay manera de encontrar un rincón del Ferial sin gente donde soltar el líquido elemento o cuando el torero se encuentra en plena faena dentro de una Plaza de Toros llena hasta la bandera. Nota no machista: suele darse con más asiduidad y menos capacidad de contención entre los (o las, que diría Bibiana) especimenes del sexo femenino, que cuando bordean la catástrofe no dudan en apropiarse de los WC destinados a los sufridos caballeros.

NUBE. Dícese de aquello parecido al algodón que en condiciones normales aparece en el cielo durante los días de Feria, que suele descargar agua e ir acompañada de viento y frío, estropeando el normal desarrollo de la celebración y por ello deseada por los que se encuentran guarníos y temida por los feriantes, anjalicos y resistentes a base de ibuprofeno.

ÑAÑARA. Extraña palabra que hemos tenido que rebuscar para poder completar este diccionario. Significa “pereza” y es lo que uno siente cada vez que tiene que iniciar el largo camino de peregrinación al Recinto Ferial, instalado por los sabios munícipes allí donde Dios dejó el palustre cuando terminó la creación.

OREJA. Apéndice auditivo del animal parecido al gato o a la cabra que, con pretensión de o a imitación del toro, sale por la puerta de toriles de la Plaza de Toros de Úbeda, y que el público ubetense está desando ver cortada y en manos del torero sea cual sea la faena que este haya realizado. Diversos estudios revelan que una vez que saca su entrada, el aficionado ubetense se ve poseído por una extraña dolencia llamada “orejetis”, tanto más aguda cuanto más rato se permanece en el sol.

POLVO. En el buen sentido de la palabra, tierrecilla minúscula que se acumula en los zapatos día tras día de Feria, con la consiguiente molestia del usuario. En el mal (y placentero, por otra parte) sentido de la palabra, acto sexual con el que los más atrevidos o fogosos quisieran culminar las memorables noches de Feria.

QUEJAS. Alocuciones propias y tradicionales pronunciadas constantemente y en tono lastimero o cabreado durante los días de Feria: “¡Qué lejos está el Ferial!”, “¡Este chiquillo me tiene harta!”, “¿Cuánto te queda que llevas dos horas pintándote!”, “¡El vestido de gitana me ha rozado los muslos, no me lo pongo más!” y otros similares.

REBUJITO. Exitosa bebida que malogra la manzanilla a base de añadirle una bebida espumosa similar a la gaseosa, vendida a mansalva por los amigos de la Caseta de La Sentencia en botellas de a litro, con gran éxito entre los pertenecientes al grupo “Amíloquemeechen”.

SILLA. Dícese del mueble compuesto por reposadero para el culo, cuatro patas y respaldo que uno busca desesperadamente por las casetas de la Feria para poder descansar mientras se come y se bebe y que siempre está ocupado, en no pocas ocasiones por chiquillos que juegan en la puerta y en otras por abuelos que con un triste botellín echan la noche dormitando al son de las sevillanas.

TOCAPELOTAS. Espécimen humano cuya única función en la vida consiste en incordiar y molestar al pacífico ciudadano que sólo quiere disfrutar de la Feria. Considerando que la verdad más verdadera es la ley de Murphy durante los días de Feria lo normal es que el tocapelotas o la tocapelotas se sitúen detrás de ti en los toros y te claven las rodillas, a tu lado en el teatro y no paren de comentar lo guapa que es la actriz o de preguntar “¿qué han dicho?” o delante de ti en la cola de la taquilla y no pare de ir a preguntarle al que está en la mesa qué es lo quiere.

URBANO. Autobús que transita por las calles de Úbeda echando más humo que un perol de callos y que en los días de Feria te recoge en el Hospital de Santiago y te deja en la Gasolinera del León, abandonándote a tu suerte para que recorras el no corto trayecto que todavía queda hasta llegar al Ferial, donde Dios dejó el palustre, como ya se ha dicho, y nosotros las suelas de nuestros zapatos.

VÓMITO. Alivio necesario para el sufrido estómago tras varios días de excesos ferieros, que los más civilizados depositan en el WC de sus casas y los bárbaros donde primero les pilla.

WHISKY. Una de las muchas bebidas destiladas que, debidamente envasadas en garrafones, se sirven en las casetas de copas y en las que no lo son, a mayor honra y gloria de los cinco euros que el infeliz ha pagado por el cubata.

XENÓFOBO. Repugnante espécimen pseudo humano, resistente a todas las situaciones políticas, que se dedica a hacer gracias con las desgracias de los emigrantes que pasean por las casetas intentando vender un cd o unas antenas de colores.

YERBA. Ser vivo de carácter vegetal que debidamente cortado, secado, liado y encendido puede ser olido en determinadas casetas de la Feria a ciertas horas de la noche, con el consiguiente riesgo para la diversión sin problemas, pues cuentan que la citada yerba pura, que diría Paco Gandía, provoca alucinaciones y mala leche.

ZAPATO. Prenda de vestir –o más concretamente de calzar– que uno no puede sacarse del pie hinchado cuando llega a su casa después de comer churros y de peregrinar desde el Ferial hasta la lejana Úbeda. En el caso de los especimenes de condición mujer, los zapatos, elevados por tacones, causan daños irreparables desde el mismo momento en que se mete en ellos el pie y se soportan los referidos años durante horas y horas en el Ferial, con baile incluido, por el solo afán de estar guapas, elevando a la categoría de dogma aquello de que “para presumir hay que sufrir”.

(Publicado en Diario IDEAL el 29 de septiembre de 2009)

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