Era uno de los nuestros, o al menos era uno de los míos, estoy convencido. Un hombre normal, casado, con hijos, un hombre dedicado a luchar contra los héroes del tiro en la nuca que hoy le han segado la vida en otro de sus valientes actos, con una bomba lapa que ha volado su coche. Puro heroísmo, ya digo, pura valentía ese dar la cara de los terroristas, de los miserables comprendidos por el PNV, de las sabandijas con las que ya no hay nada que dialogar, con esos subhombres que muerden y matan porque se saben derrotados y agonizantes, y contra los que sólo cabe la intervención de los compañeros del policía que hoy han asesinado y una ley más dura, más severa, más justa, que repare hasta donde pueda el dolor infinito y la rabia que hoy sienten la viuda, los hijos, los hermanos de este hombre muerto.
A estas horas los políticos ya estarán dando rienda suelta a su retórica huera, a su palabrería. Palabrería: la del lema de la manifestación que el gobierno vasco ha convocado para mañana, con eso de “contra ETA y por la paz”. ¿Qué guerra hay en el País Vasco o en España para pedir paz? ¿Qué dos ejércitos andan enfrentados? ¿Qué acción militar o guerrera es esta de asesinar a alguien con tamaña cobardía, con tan vil ruindad?
Hay un hombre muerto. Asesinado. Es eso lo que cuenta. Eso y la necesidad de hacer justicia. Y la necesidad, también, de contener eso que ETA provoca con sus asesinatos, que es sacar lo peor de cada uno nosotros. Porque yo ahora mismo siento asco y vuelvo a interrogarme por la injusticia cósmica que ha impedido que la bomba estallase en las manos del terrorista, del héroe, del soldado en guerra, que la colocaba debajo del coche.
Era uno de los míos. Y se llamaba Eduardo Puelles García. ETA lo ha matado hace unas horas.
A estas horas los políticos ya estarán dando rienda suelta a su retórica huera, a su palabrería. Palabrería: la del lema de la manifestación que el gobierno vasco ha convocado para mañana, con eso de “contra ETA y por la paz”. ¿Qué guerra hay en el País Vasco o en España para pedir paz? ¿Qué dos ejércitos andan enfrentados? ¿Qué acción militar o guerrera es esta de asesinar a alguien con tamaña cobardía, con tan vil ruindad?
Hay un hombre muerto. Asesinado. Es eso lo que cuenta. Eso y la necesidad de hacer justicia. Y la necesidad, también, de contener eso que ETA provoca con sus asesinatos, que es sacar lo peor de cada uno nosotros. Porque yo ahora mismo siento asco y vuelvo a interrogarme por la injusticia cósmica que ha impedido que la bomba estallase en las manos del terrorista, del héroe, del soldado en guerra, que la colocaba debajo del coche.
Era uno de los míos. Y se llamaba Eduardo Puelles García. ETA lo ha matado hace unas horas.
1 comentario:
Acabo de enterarme de la noticia al salir de trabajar. Otras vez estas sabandijas repugnantes vuelven a darnos el dia.
¡¡¡ETA NO!!!
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