POR FIN. Por fin ha terminado la campaña electoral más cansina, monótona y agotadora de los últimos años. Lo que ha tenido su repercusión en las calles, en el ambiente: es difícil recordar una campaña que haya pasado más desapercibida para la ciudadanía que esta que termina. Lógico: la gente está harta, cansada, de unos políticos embarcados en la absurda gresca permanente. El “y tú más”, el hablar de cosas que cada vez le interesan menos a nadie y el agotar la paciencia de la ciudadanía con temas más propios de la filosofía política que la de la imperiosa necesidad de ver resueltos los problemas reales (no los problemas que se inventan los políticos), han agotado a la ciudadanía.
Ya lo advertía en un artículo que José Félix Tezanos me pidió para analizar los resultados del referéndum sobre el nuevo Estatuto de Andalucía: si los políticos siguen viviendo en el país de las maravillas los ciudadanos van a instalar sus tiendas en el desierto de la abstención. Pero la abstención, dígase lo que se diga, es una mala opción: porque supone jugar con ventaja y porque implica cobardía cívica.
El abstencionista juega con ventaja, porque se sitúa fuera de la cancha para arrogarse el derecho de criticar todo sin sentirse responsable de nada.
Ya lo advertía en un artículo que José Félix Tezanos me pidió para analizar los resultados del referéndum sobre el nuevo Estatuto de Andalucía: si los políticos siguen viviendo en el país de las maravillas los ciudadanos van a instalar sus tiendas en el desierto de la abstención. Pero la abstención, dígase lo que se diga, es una mala opción: porque supone jugar con ventaja y porque implica cobardía cívica.
El abstencionista juega con ventaja, porque se sitúa fuera de la cancha para arrogarse el derecho de criticar todo sin sentirse responsable de nada.
El abstencionista es cobarde, cívicamente hablando, porque prefiere no optar, porque sabe que al elegir uno adquiere una mínima cuota de responsabilidad.
El abstencionista no se moja. Y corren tiempos en los que es necesario mojarse. Aunque sea para elegir el mal menor. Lo que no se puede hacer, si uno ha madurado como ciudadano, es elegir la comodidad de no acercarse al colegio electoral, la comodidad de no asumir una pequeña parte de responsabilidad en la gestión –tantas veces pésima– de los políticos que dicen representarnos.
En El ensayo sobre la lucidez José Saramago describe una sociedad harta de sus políticos. Más o menos como esta nuestra. Pero en ella, los ciudadanos no se quedan en sus casas, no se resignan, no pasan: se mojan, eligen, votan... sólo que se mojan para demostrar su hartazgo y votan en blanco, provocando una hecatombe política.
Pues eso: que hay que votar, que no es digno de los hombres libres renunciar a su derecho a decidir y elegir. Votar en blanco, a la izquierda, a la derecha, a quién sea... al que nos convence, al que nos conviene, al que nos creemos, al amigo, al menos malo, a quién sea... pero votar. El que vota no es que cumpla con un deber cívico: es que adquiere un derecho básico: el de poder criticar a los políticos teniendo la conciencia tranquila. Los otros, los que pasan, podrán criticar... pero es de cobardes criticar a los que juegan cuando, habiendo tenido la oportunidad de jugar, se ha preferido ver el partido desde la ventaja de la grada.
CODA. A la hora en que escribo, parece que el amigo Juan Clemente se está recuperando en el hospital de Córdoba y que no para de hablar. No es poca cosa caminar despacio hacia la luz cuando se ha estado en las puertas mismas de la muerte. Pues eso, despacio, pero seguro. Y desde aquí mandamos un abrazo grande, mío y de María Luisa, deseando que pronto su corazón pueda estar listo para su tarea más hermosa: bombear en el cuerpo la sangre de la vida, la ilusión de tanto como hay que hacer en el mundo, el afán de vivir cada día esas cosas pequeñas que hacen de la existencia un mosaico único e irrepetible. UN ABRAZO, JUAN.
En El ensayo sobre la lucidez José Saramago describe una sociedad harta de sus políticos. Más o menos como esta nuestra. Pero en ella, los ciudadanos no se quedan en sus casas, no se resignan, no pasan: se mojan, eligen, votan... sólo que se mojan para demostrar su hartazgo y votan en blanco, provocando una hecatombe política.
Pues eso: que hay que votar, que no es digno de los hombres libres renunciar a su derecho a decidir y elegir. Votar en blanco, a la izquierda, a la derecha, a quién sea... al que nos convence, al que nos conviene, al que nos creemos, al amigo, al menos malo, a quién sea... pero votar. El que vota no es que cumpla con un deber cívico: es que adquiere un derecho básico: el de poder criticar a los políticos teniendo la conciencia tranquila. Los otros, los que pasan, podrán criticar... pero es de cobardes criticar a los que juegan cuando, habiendo tenido la oportunidad de jugar, se ha preferido ver el partido desde la ventaja de la grada.
CODA. A la hora en que escribo, parece que el amigo Juan Clemente se está recuperando en el hospital de Córdoba y que no para de hablar. No es poca cosa caminar despacio hacia la luz cuando se ha estado en las puertas mismas de la muerte. Pues eso, despacio, pero seguro. Y desde aquí mandamos un abrazo grande, mío y de María Luisa, deseando que pronto su corazón pueda estar listo para su tarea más hermosa: bombear en el cuerpo la sangre de la vida, la ilusión de tanto como hay que hacer en el mundo, el afán de vivir cada día esas cosas pequeñas que hacen de la existencia un mosaico único e irrepetible. UN ABRAZO, JUAN.
4 comentarios:
Amigo Manolo:
He leído, por segunda vez y con mucho detenimiento, tu alegato sobre la obligación que tenemos de votar. Como sabes, yo que estoy harto de que los políticos se rían de mi, no voto más que en un referéndum (como el rey, me dice algún cachondo). Me ha llamado la atención que salves al que vota en blanco y condenes al fuego eterno al abstencionista, tachándolo de cobarde, irresponsable y jugador de ventaja. ¿Qué diferencia encuentras entre la abstención y el voto en blanco? No lo aclaras en el blog.
Saludos. Me alegro de la mejoría de Clemente.
Acabo de añadir el feed a mis favoritos. Me gusta mucho leer sus mensajes.
Respetado amigo Manuel. Me llamo Javier Peláez, tengo 40 años, vivo en el sur de España, en la costa del sol de la Axarquía de Málaga.
He leído tus articulo "El porque de votar" y "Sobre el deber de votar". En ellos veo reflexiones muy buenas, con profundidad y bien estudiadas.
He de decir que casi me convences ya que soy uno de los mas acérrimos detractores del voto. Como ya te habrás dado cuenta soy un abstencionista. Pero no por no querer mojarme, si no porque no veo que mi voto sea representado en el parlamento; quiero decir que mi voto en blanco (que es lo que a mi me gustaría votar), se lo lleva el partido que al final haya ganado las elecciones, y como todos nos habremos preguntado alguna vez, si voto en blanco por disconformidad con todos los que se presentan a las elecciones, ¿porque ellos se adueñan de mi voto que significa desacuerdo con todos? ¿porque ellos si votamos a un partido, hacen coaliciones para derrocar al que por mayoría de votos la ciudadanía a votado? ¿Porque se le permiten a estos partidos políticos esas mociones de censura para hacer o deshacer según a ellos les convengan? Y todos sabemos lo que a ellos les conviene, lo que ellos quieren es solo poder, que es equivalente a DINERO.
Esto tal y como va últimamente y hablo en fechas de 14 de Enero de 2011, va muy mal. Los ciudadanos de este gran país y de otros también, estamos un poco hartos de ver como tanto unos como otros están arruinandonos a todos. Hemos visto como nos congelan pensiones, pero ellos las suyas dicen que es otro tema, ellos se pueden jubilar cuando quieran pero nosotros, tenemos que seguir subidos a un andamio con 67 años. !!Abrase visto, por favor!! dejemos de ser un pueblo vendado, porque eso es lo que la mayoría somos, ojos vendados. YA no importa la derecha o la izquierda, ahora lo que importa es que nos están hundiendo mas y mas, y todo con engaños que ya muy pocos se creen. Adelante, marchemos todos juntos, con el voto en blanco, o concentrándonos delante del parlamento español para pacíficamente exigir una solución a tanta mentira enterrada.
2º) Esto tal y como va últimamente y hablo en fechas de 14 de Enero de 2011, va muy mal. Los ciudadanos de este gran país y de otros también, estamos un poco hartos de ver cómo los unos y como los otros están arruinándonos a todos. Hemos visto como nos congelan pensiones, pero ellos las suyas dicen que es otro tema, ellos se pueden jubilar cuando quieran pero nosotros, tenemos que seguir subidos a un andamio con 67 años. !!Abrase visto, por favor!! Dejemos de ser un pueblo vendado, porque eso es lo que la mayoría somos, ojos vendados. YA no importa la derecha o la izquierda, ahora lo que importa es que nos están hundiendo mas y mas, y todo con engaños que ya muy pocos se creen. Adelante, marchemos todos juntos, con el voto en blanco, o concentrándonos delante del parlamento español para pacíficamente exigir una solución a tanta mentira enterrada.
Gracias por permitir otras opiniones que en el fondo nos enriquecen un poco a todos. Un abrazo desde la costa del sol.
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