jueves, 28 de abril de 2011

CUANDO INVENTAR NO ES VIVIR





Dijo ayer Ana María Matute que el que inventar es vivir. Extraordinario lema para quien escribe: la invención es la vida. Pero llevado a otros ámbitos de la vida, la invención como núcleo de la vida es demoledora, porque puede confundir la vida con la invención, con la fabulación, o porque más peligrosamente (ese es el programa de todo totalitarismo) puede aspirar a construir la vida conforme a lo inventado.

Solo si consideramos que viven instalados en esa confusión (en este caso interesada) entre lo real y lo inventado, entendemos que los políticos inventen una España de las maravillas que desmienten Amnistía Internacional cuando dice que en nuestro país no se garantizan derechos básicos como el de la vivienda, o Cáritas cuando dice que aquí hay nueve millones de pobres, decenas de miles de niños que viven en la pobreza. Solo desde esa confusión entre la vida y lo inventado se entiende que todos los medios de comunicación (hasta ahora había algunos a los que yo tenía por medio serios) se estén volcando en la dichosa boda del principito inglés, mientras los dramas de la realidad pasan a un segundo plano o son, literalmente, olvidados.

En los libros la invención es la vida. En la vida, la invención es esta impostura en la que nos han instalado: urge derrocar el mundo inventado para que sea posible reparar el mundo que vive.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me apunto a eso, pero como y donde?. -xO