jueves, 21 de octubre de 2010

IMPRESIONES SOBRE EL NUEVO GOBIERNO



Reconozco que he necesitado unas cuantas horas para reponerme de algunos de los sustos que ayer me llevé cuando se iban desgranando los nombres de los nuevos ministros. El susto, claro está, vino por partida doble: hoy sin entender cómo dos hombres sensatos como Jáuregui y Valeriano Gómez (a Valeriano lo conocí en 2003 y doy fe de que es un hombre honesto, trabajador y preparadísimo) han aceptado subirse al barco en medio del temporal, cuando posiblemente hubieran sido necesarios para recoger los restos del naufragio; por otra parte no entiendo ni ayer ni hoy y seguramente tampoco mañana, como Leire Pajín ha llegado a ser Ministra de Sanidad. De hecho, esta decisión me parece demoledora para miles y miles de jóvenes españoles que se encuentran en una situación difícil: es como si el Presidente les hubiera lanzado el mensaje de que no merece la pena esforzarse, sacrificarse, estudiar, prepararse,  que lo único que les puede abrir las puertas para acomodar su vida y, llegado el caso, poder cobrar hasta 20.000 euros al mes, es convertirse en un cachorro del partido, del socialista o del popular, eso da igual. Los casos de Rafael Velasco, Antonio Sanz o la propia Leire Pajín son ejemplos de esos hombres y mujeres encantados de haberse conocido, arrebatados por una consideración mesiánica de sí mismos y que han convertido la política en un modo de vida, de esos en cuyo currículum vital no figura ninguna ocupación que no esté ligada a las siglas de las que comen, de esos que nunca han sabido lo difícil de llegar a fin de mes, aguantar a un jefe y cobrar una mierda. Si estos son los ejemplos que les ofrecemos a nuestros jóvenes, ¿cómo podemos exigirles lealmente que se dediquen a otra cosa que no sea el botellón?

7 comentarios:

Lorite dijo...

Y yo hinchandome de estudiar para nada, que me está costando terminar la carrera lo que no hay escrito en los libros. Desde luego que el país no da mucha confianza para que la gente se decida por hacer una carrera universitaria, porque a la vista está que la preparación no sirve de mucho. Lo que se necesita aquí es un buen enchufe y poco más

Anónimo dijo...

Siento discrepar de estas apreciaciones; ¿por qué desdeñamos de esa forma a las personas que se dedican profesionalmente a la política, con verdadera vocación de servicio?. Creo que la valía de una persona no se mide por su juventud, ni por supuesto por su lealtad a unas siglas politicas, sino por la capacidad para saber gestionar las funciones que se le encomiendan, y eso está por demostrar, en un sentido u otro.
Por cierto, ya empiezo a estar cansado de apreciaciones del tipo "lo único que se necesita es un enchufe"; te puedo asegurar que lo que se necesita es dejar a un lado toda esta "mediocridad", y trabajar para mejorar. Yo no he necesitado ningún enchufe, y como yo la mayoría.

Anónimo dijo...

No creo que se desdeñe a nadie. Se desdeña a la ignorancia, el abyecto corporativismo y el servilismo al líder de los que hacen constante gala estos politicuchos que nos llevan al abismo.

Perikiyo dijo...

Muchos políticos, -no todos, pero más de los deseables-, confunden el servicio a su partido, con el servilismo.
Repito que no son todos, pero es una tónica demasiado generalizada. Prueba de ello es que, en cuanto un político declara públicamente cualquier discrepancia con el seno de su partido, se forma un revuelo impresionante.
En mi opinión, Leire Pajín es un ejemplo de indecente servilismo.
Estoy de acuerdo en que es un mal ejemplo, para la juventud y para todo el mundo.

Saludos.

Manuel Madrid Delgado dijo...

Estoy convencido de que el poder democrático tiene que ser pedagógico, y el hecho de que algunos políticos que sólo han vivido de la política y que no tienen nada a sus espaldas que no sea política ocupen puestos de tanta responsabilidad me parece que lanza un mensaje nefasto a la socieda. Sobre todo, si tenemos en cuanta el ínfimo nivel de la casta política, porque claro, si el nivel fuese altísimo, todavía alguien que sólo se hubiera dedicado a la política podría estar bien visto, pero así...
Y por lo demás es bueno no confundir la actual dedicación de muchos políticos españoles con el servicio público. Yo me quedo con el concepto griego de servicio público: sirve a la "polis" el ciudadano que momentáneamente deja sus ocupaciones previas y asume un puesto de responsabilidad ciudadana. El otro, el que no tiene responsabilidad previa que abandonar, servirá a su partido o a sus propios intereses, pero no a sus conciudadanos. Es bueno tener esto presente si queremos regenerar nuestra raquítica democracia.
Saludos a todos.

Tan anónimo como el que dijo...

El desdén procede porque la política no debe ser una actividad profesional. Cuestión distinta es que el que se dedique a la política viva de "ese" trabajo. La actividad política debe estar retribuida sólo para dar acceso a todos a ella. Cuando se convierte en una profesión llegamos a la situación española actual: una generación completa de políticos que nada saben de lo que es el trabajo y el esfuerzo personales y que gestionan y malbaratan(cada cual en su nivel) miles de millones. Luego todo se arregla con decir que hay que abandonar la mediocridad y que, cada cual en su nicho de poder, no ha necesitado enchufes, etc.
A toda esa parafernalia "argumentarizada" no se puede oponer sino la realidad del país que, por lo visto, sólo es responsabilidad de los que mandan cuando las cosas van bien (y se puede dilapidar sin que a la gente le falte para comer), porque cuando las cosas van mal (y ahora, con ayuda de estos no-mediocres, no-enchufados, no-enquistados en el sistema social de este país, las cosas van bastante mal), lo único que queda es la vocación de servicio -permanente- y la afirmación indigna que dedicarse profesionalmente a la política es una profesión como otra cualquiera.

pinarejo@gmail.com dijo...

Totalmente de acuerto contigo, Manolo.
Has elegido un modelo facil de identificar con la cultura del pelotazo, justamente el modelo que no se debe seguir. Pero hay muchos mas.
Yo tambien estoy cansado, igual que el Sr. anónimo, pero a la inversa, de que "lo único que se necesita es un buen enchufe". Ya estamos hartos de enchufes, de enchufados, y de que los políticos nos den un mal ejemplo. A todos nos han apretado el cinturón, menos ellos, que siguen disfrutando de sus coches oficiales, de sus sueldos desorbitados, de sus dietas, moviles, viajes, jubilaciones de privilegio, etc., y hayan convertido la política en su profesión de forma vitalicia, y hayan judicializado la administración de manera indecente.
Estamos hartos de la "dedocracia". Véase como se ingresa ahora en la administración; puestos de confianza a diestro y siniestro y ausencia casi total de oposiciones y pruebas de selección.
Y creo que debemos exigir igualdad de oportunidades, para que todos puedan optar a cualquier puesto de trabajo, incluidos nuestros hijos y los de los demás que no tengan la suerte de gozar de un buen enchufe.