jueves, 26 de abril de 2012

CORTAR DEDOS Y OREJAS





El Código Penal es como un boletín de avisos contra los abusos: en sus artículos se le dice al que tenga la tentación de delinquir lo que puede ocurrirle (y le ocurrirá en función de su riqueza o su pobreza, de si es ciudadano de a pie o hijo o yerno de...) si finalmente se decide a no cumplir con la ley. Pero si se trasladase la filosofía de los recortes de derechos al Código Penal, lo que se haría de un día para otro sería cortarnos a todos un dedo o una oreja con la justificación de que así se pone fin a los abusos. Lo estamos viendo: como hay abusos en el sistema público de sanidad, pues se recortan derechos de los ciudadanos, y en el tema de la educación, pues lo mismo. No se trata de luchar contra quienes abusan y contra quienes toleran y permiten los abusos: se trata de imponer una supuesta virtud pública considerando, de entrada, a todos los ciudadanos como abusones que merecen un castigo previo y preventivo, por si... Desde la atalaya de la limpieza moral, se exige a la mayoría pecadora sumisión al castigo que tiene que lavarlos y purificarlos.

(Hubo un tiempo glorioso para los cortes y los recortes, en el que un incorruptible amante de la virtud social llenó las plazas de guillotinas y cortó cabezas para lavar con sangre, como hoy se quiere lavar con lágrimas, el pecado colectivo que comete la sociedad por estar compuesta por seres humanos. También entonces hubo multitudes que jaleaban, aplaudían, justificaban y comprendían los cortes y recortes, o que simplemente se encogían de hombros.)

1 comentario:

Miguel Pasquau dijo...

No sólo eso: además, a los que abusan (defraudadores) se les amnistía.

Eso sí, todo por nuestro bien. Que quede claro.