viernes, 28 de enero de 2011

EL AVISO ITALIANO





Dante, Francisco de Asís, Petrarca, Leonardo, Rafael, Albinoni, Miguel Ángel, Giordano Bruno, Galileo o Vivaldi, forman parte de un patrimonio moral que compartimos millones de seres humanos en todo el planeta; algunos de los mejores cuadros o esculturas o edificios de toda la historia, tiene la marca de origen de Italia, y en sus bellísimas ciudades hemos soñado muchas veces con establecer un retiro, con instalar una habitación con vistas hacia los horizontes más luminosos. Pero para apreciar el valor de Italia no es necesario remontarse a épocas tan lejanas ni a nombres tan consolidados en la cultura occidental.

El siglo y pico transcurrido desde su proceso de unificación ha sido fecundo en grandes nombres de la cultura en la que somos. Escritores, músicos, directores de cine, filósofos, políticos o religiosos italianos han conformado muchos de los referentes en los que reconocemos una parte sustancial de nuestra ciudadanía europea y sustentan valores irrenunciables de la democracia. Personas como Giovanni Papini, Lampedusa, Alessandro Baricco, Italo Calvino, Pasolini, Curzio Malaparte, Mazzini, Norberto Bobbio, Visconti, Verdi, Benedetto Croce, Garibaldi, Gramsci, Juan XXIII, Vittorio de Sica, Fellini, Alberto Moravia o Claudio Magris, con sus dudas y sus contradicciones y sus caídas, nos han hecho mejores ayudándonos a pensar, abriendo ventanas del mundo, aireando espacios recónditos del pensamiento europeo. Repasando los nombres y sus obras, es imposible no reconocer que una de las partes mejores de nuestro mundo habla, escribe, piensa, compone o filma en italiano. Por eso nos causa sorpresa y espanto lo que ocurre en la Italia de hoy, ese país casposo, cutre, sucio, envilecido, de Berlusconi. ¿Cómo es posible que la Italia de Umberto Eco y Carlo María Martini consienta ser gobernada por un personaje como Berlusconi sin que se remuevan sus entrañas morales? ¿Cómo explicar que el país de Primo Levi y Dino Buzzati y Rossellini siga apoyando tras el caso Ruby R. al dueño de Tele 5? Algo, sin duda, ha enfermado gravemente en la conciencia italiana: esa enfermedad es un aviso para el resto de sociedades europeas.

Berlusconi es uno de los políticos más detestables de los últimos años. Su chulería prostibularia y machista, su arrogancia de sicario mafioso, la prepotencia que le otorgan sus televisiones y sus esbirros del periodismo, lo califican por sí solo. En Berlusconi el personaje retrata a la persona y ésta es lo que aquél enseña. No hay más dentro, nada mejor esconde el Primer Ministro italiano: es como sale al escenario o como se pasea por las villas donde se acuesta con adolescentes vestidas de enfermeras, en una imagen que parece salida de las películas de Pasolini. No dejaría de ser un personaje ridículo si no fuese por su poder: controlando tantos medios de comunicación y contando con el beneplácito vaticano –aunque ahora levante tímidamente la voz contra el desenfreno bacanal y caliguliano de Berlusconi, la Curia es cómplice de sus victorias electorales– y del resto de gobernantes europeos, ha logrado moldear las conciencias italianas hasta anularlas con programas que se parecen tanto a esos con los que su cadena infecta las televisiones en España. Ese es el dramático aviso que llega de la Italia de Berlusconi: la democracia, la libertad, los derechos fundamentales, son bienes frágiles, quebradizos y pueden romperse o pervertirse y resultar irreconocibles si caen en manos de alguien como Berlusconi. El populismo se ha agazapado en el costado de Europa y amenaza esa conciencia de la libertad que tanto le debe a Italia, donde Berlusconi se prepara para oficiar de pontífice máximo en los funerales de la decencia cívica y de la democracia política.

(IDEAL, 27 de enero de 2011)

6 comentarios:

Javier dijo...

Berlusconi no se prepara, Berlusconi es ya el ponticife que oficia el funeral de la decencia y la libertad democratica.
¿Y por que?
Porque el 95% de los italianos (y otro tanto de los españoles)no aspiran o no les gustaria parecerse a personas como Giovanni Papini, Lampedusa, Alessandro Baricco, Italo Calvino, Pasolini, Curzio Malaparte, Mazzini, Norberto Bobbio, Visconti, Verdi, Benedetto Croce, Garibaldi, Gramsci, Juan XXIII, Vittorio de Sica, Fellini...SINO QUE ASPIRAN A PARECERSE A BERLUSCONI.

Un saludo! Esta noche nos vemos!

mariiisa dijo...

Manuel, estoy totalmente deacuerdo con esta entrada.
Siento verguenza ajena y más cosas....
Un cordial saludo.

Miguel Pasquau dijo...

Muy buen artículo, Manuel.

Y lo curioso, lo que no debemos olvidar, es que Berlusconi llegó como redentor frente a la corrupción de la partidocracia (Andreotti, Craxi...). Es importante saber que siempre podemos ir a peor.

Por eso hoy, en efecto, el conservadurismo es de izquierdas.

Manuel Madrid Delgado dijo...

Hay un problema mayor que el que señala Javier: ¿y si no se tratase de que queremos parecernos a Berlusconi en lugar de a Mazzini, Bobbio o Fellini? ¿Y si en realidad fuese que nosotros y nuestras sociedades YA fuésemos como Berlusconi? Frente a este riesgo, sólo queda esa posición conservadora que señala Miguel de Esponera: conservar la democracia, conservar el estado del bienestar, conservar los derechos civiles, conservar la decencia pública, conservar los derechos públicos empezando por la escuela y la sanidad pública...
Saludos.

Javier dijo...

¿ Te imaginas a Berlusconi siendo Canciller de Alemania? Yo no. Ahora, a alguien como Berlusconi si me lo imagino siendo Presidente del gobierno español.Y más aún leyendo el articulo de hoy de Almudena Grandes. Ese el gran problema de la sociedad española. Ante todo eso me encanta la postura conservadora de la que hablais, porque el horizonte se presenta oscuro en cuanto a derechos y conquistas sociales y en cuanto al estado del bienestar.
Un saludo.

Manuel Madrid Delgado dijo...

Alemania ha sido un ejemplo de selección de elites sociales, políticas y económicas desde el fin de la II Guerra Mundial, supongo quepor el trauma que supone el recuerdo de la primera postguerra y el nazismo. Yo también pienso que una farsa como la de Berlusconi no sería posible hoy por hoy en un país tan serio como Alemania, y estoy completamente de acuerdo que es perfectamente posible en España, donde la clase política es muy similar a la española.
Y en cuanto a lo del conservadurismo de izquierdas comienza a ser la única opción frente a la revolución conservadora.
Saludos.