Prefiero no decir porqué no traigo aquí esa foto desoladora de Aylan, el niño sirio ahogado, ese cuerpo mostrado para vergüenza de Europa (si Europa tuviese vergüenza, si Europa tuviese conciencia) en el lugar en que rompen las olas.
Prefiero no decir lo que opino de todos los líderes europeos, de todos los presidentes, de todos los primeros ministros, de todos los ministros, de todos los parlamentarios. De cualquier color, de cualquier partido, de cualquier supuesta idea, si es que Europa aún tiene ideas y no sólo interés y codicia.
Prefiero no decir lo que opino de la Unión Europea, ese monstruo burocrático puesto al servicio de Alemania.
Prefiero no dar rienda suelta en modo de palabras a mi rabia, a mi indignación, a mi vergüenza, a mis remordimientos, a mi cobardía.
Hoy, simplemente, prefiero no decir porque todo está ya dicho, porque todo lo ha dicho el padre del niño ahogado, porque todo lo ha dicho la foto del cadáver del niño ahogado.
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