PRIMERA. Los sindicatos convocantes estaban, hasta ayer mismo, a partir piñones o dándose besos en los morros con el gobierno Zapatero; aún hoy está por ver si todo esto no es un montaje y si no hay un pacto de no agresión entre sindicatos y Gobierno para que mañana ganen todos. Si la convocatoria de huelga no va acompañada de un acto puramente político –llamando al voto en blanco o a la abstención en las próximas citas electorales, como únicas alternativas cívica y éticamente responsables–, comprenderán los sindicalistas que su propuesta no es nada creíble. Antes al contrario, su convocatoria de huelga responde sólo a la necesidad de desmarcarse del gobierno e intentar salvar la cara, pero sin hacer que caiga el gobierno. ¿Si una huelga general no es un golpe en las espinillas del gobierno, qué coño de huelga general es esa? Al acudir a la huelga se justifica la actitud de unos sindicatos sectarios, que convocan la huelga cuando han visto que el descrédito del gobierno los fagocitaba también a ellos. No les ha preocupado que cientos de miles de trabajadores perdieran sus empleos y fueran enviados al drama del paro mientras ZP negaba la evidencia de la crisis; entonces, en plena campaña electoral, los sindicatos callaban. Su huelga general es un intento de justificación, nada más.
SEGUNDA. No hay ambiente de huelga general. Las encuestas de los periódicos señalan que los trabajadores, masivamente, apuestan por ir a trabajar ese día. Por lo tanto, los sindicatos, son conscientes de que para no cosechar una derrota histórica, tienen que desplegar una violencia extrema, imponer un clima de terror sindical en las calles que impida que funcione el transporte público, que abran los colegios y guarderías, los hospitales y oficinas, los bares y comercios, que impida que los trabajadores accedan a sus centros de trabajo. Frente a esta movilización violenta de los piquetes, sólo cabe la movilización ciudadana: hay que acudir a trabajar ese día, hay que acudir a las actividades festivas programadas allí donde se celebren fiestas patronales. Acudir a la huelga supone bendecir, respaldar y justificar la violencia sindical. (Por cierto: como los miembros de los piquetes suelen ir identificados, en cuanto se presenten en los centros de trabajo o en los comercios o donde sea para intentar que se cierren por la fuerza, hay que acudir a las comisarías o a las cuartelillos a interponer denuncias contra las organizaciones sindicales, por amenazas, coacciones e intimidación, delitos todos ellos tipificados en el Código Penal.)
TERCERA. Para los duros tiempos que están por venir, los trabajadores españoles van a necesitar unos sindicatos que los defiendan, pero estos sindicatos no sirven para eso. Fracasando el próximo día 29, podrá comenzar a recomponerse el sindicalismo español, con nuevas bases, con altura de miras y sin sujeción a los sectarismos políticos. Para que nazca el nuevo sindicalismo es necesario que fracase estrepitosamente el actual. Al acudir a la huelga, se respalda y se apoya un movimiento sindical agonizante, inoperante e inútil, que sobrevive no por su capacidad de representación de los intereses de los trabajadores sino por su carácter de subvencionados del Estado.
CUARTA. Subida imparable de los recibos de la luz, el gas o el agua. Subida de los impuestos indirectos. Subida de los precios de los alimentos. Congelación o rebaja de salarios o de las pensiones o de las prestaciones sociales. Hipotecas millonarias. ¿Alguien piensa que la situación económica de las familias se puede permitir un día sin sueldo sólo para satisfacer la necesidad de los sindicatos de quedar bien? Al acudir a la huelga se perjudican los intereses económicos de nuestras familias en beneficio exclusivo de Méndez y Toxo.
QUINTA. Desconocemos –y no hay manera de conocerlo– si los miles de liberados sindicales que participen en la huelga –muchos de ellos conformado los piquetes violentos–, verán descontada de su nómina la cuantía correspondiente al salario del 29 de septiembre. Y desconocemos –y no hay manera de conocerlo– si los liberados sindicales de los municipios en que el 29 de septiembre es festivo han pedido, igualmente, ese descuento, por pura «coherencia sindical». Hacer huelga mientras no se aclare la situación supone amparar el comportamiento de los liberados y perjudicarnos salarialmente mientras los «trabajadores de pata negra» no lo hacen.
SEXTA (NOTA LOCAL). El día 29 de septiembre es fiesta local en Úbeda. Día del patrón, celebrado desde hace más de setecientos años. Uno de los dos días grandes de la Feria. ¿Utilizarán la violencia los sindicatos para cerrar el ferial a las 00:00 horas del día 29, cuando se encuentre abarrotado de ciudadanos, o a esas horas la huelga la dejarán en suspenso, esperando a que salga el sol para poner en marcha el terror sindical? ¿Utilizarán la violencia los sindicatos para impedir que se celebre la procesión de San Miguel la mañana del 29 y para impedir que abran sus negocios bares y cafeterías y churrerías? ¿Utilizarán la violencia para impedir que miles y miles de familias, con sus niños, acudan al ferial la mañana del 29 de septiembre? ¿Utilizarán la violencia para impedir que abran carruseles y casetas? ¿Utilizarán la violencia para impedir el acceso a la Plaza de Toros o para robarles a los niños el espectáculo infantil de la por la tarde? ¿Utilizarán la violencia también contra los niños? ¿Utilizarán la violencia para cerrar el Teatro o para cerrar la Caseta Municipal? Frente a la previsible violencia que van a desplegar los piquetes sindicales –seguramente vendrán, para intimidar a los ciudadanos ubetenses, los bárbaros de Jódar– sólo queda la respuesta cívica, pacífica y serena de los ubetenses, que deberíamos echarnos masivamente a las calles en defensa de nuestro derecho a divertirnos... incluso ahora que los paniaguados nos quieren aguar la fiesta, más aún.
CONCLUSIÓN. No respaldar esta huelga no significa estar a favor de un gobierno incapaz y absolutamente ineficiente y, por supuesto, nada "socialdemócrata". No significa apoyar una reforma laboral, irreversible, que machaca los derechos de los trabajadores. Significa, simplemente, no estar dispuesto a remar en la dirección de los sindicatos, responsables directos de la situación actual, no estar dispuestos a lavarles la cara. Que fracase la huelga, y el 30 de septiembre que los sindicalistas expliquen por qué se han convertido en personajes tan odiados por una sociedad a la deriva, como la española.
18 comentarios:
Me parece, sencillamente, perfecto. Refleja de manera fiel el sentir de millones y millones de trabajadores hastiados de mantener a miles de chupones y mamandurrios a los que se les ponen los pelos como escarpias cuando escuchan la palabra "trabajar", acostumbrados a vaguear continuamente en sus puestos de trabajo amparados en la tan manida "licencia sindical".
ATRONADORA OVACIÓN
MAGNÍFICA DESCRIPCIÓN DE LA HUELGA
Recordaros que todavía quedan sindicatos que no reciben subvenciones el estado
Y al final ganarán los de siempre (empresarios y políticos) y perderemos casi todos. ¡Qué bien les está saliendo su estrategia! Logran que nos enfrentemos entre nosotros mientras ellos (grandes culpables de la crisis) se van a beneficiar de nuevo.
No soy partidista de los sindicatos mayoritarios pero hay muchísimas razones para hacer huelga y salir a la calle.
Como comentario a una partícipe anónima, yo no creo que haya motivo para hacer huelga, para lo que hay un "motivón", es para castigar al PSOE electoralmente y que quedase como fuerza marginal, y para clamar por la desaparición de unos sindicatos que sí defienden al trabajador que tiene trabajo, pero se han olvidado del que no lo tiene. Necesitamos sindicatos, es bueno para los trabajadores, pero necesitamos que sean distintoa.
MUY BIEN !!!!! yo personalmente no pienso segundar esta huelga, no tabajo por ser fiesta local , pero sino, hubiera trabajado ,mi marido G.C. que no paran de bajarle el sueldo,con una hipoteca, con recibos de luz que te caes de espaldas, con hijo a cargo.....y señores hay que comer!!!!y para ahogar mis penas ahora mismo me voy a ver mi feria, si no puedo comer menu me como un bocadillo ,pero nadie por politica me va a fastidiar mi dia grande en ubeda!!!!!decirle a nuestros gobernantes que con lo que tenemos encima un dia de huelga lo unico que se consigue es un poco mas de ruina...vaya tela senior ZP, vaya tela...
Está usted en su derecho, vuelva a escribir lo que ahora ha escrito cuando se jubile (que será en un país gravemente envejecido en el que apenas nacen niños porque... todos sabemos el porqué, usted también).
Que yo sepa, ni la CNT ni la CGT, entre otras organizaciones sindicales más combativas que CC.OO. y UGT e igualmente convocantes a la huelga del 29-S, han estado partiendo piñones o “dándose besos en los morros con el gobierno Zapatero”, luego la frase con la que usted empieza el artículo se cae ella sola.
Es muy probable que la huelga sea pactada entre Toxo, Méndez y demás liberados sindicales con Zapatero. Hay que tener en cuenta que son sindicatos subvencionados por el Estado y que uno no muerde la mano que le da de comer si quiere seguir comiendo. Ahora bien, esto quizá podría valer si únicamente CC.OO. y UGT convocasen la huelga, pero es que da la casualidad de que, además de los sindicatos del Poder, convocaban a la huelga otros sindicatos cuya apuesta por la defensa de los derechos de los trabajadores e independencia del Estado y del Gobierno está más que probada. La CNT, sin ir más lejos, no recibe un solo céntimo de las arcas públicas, aún a pesar de que el Estado aún le debe pasta por el patrimonio que le fue incautado a raíz de la Guerra Civil, pero eso es harina de otro costal. El caso es que, si a usted tanto le molesta que los sindicatos estén subvencionados y, por lo tanto, no quiere hacerle el caldo gordo a Méndez y compañía, ¿a qué espera para afiliarse a la CNT, que lleva denunciando eso mismo que usted denuncia desde su creación en 1910 (¡¡cien años ya!!)? La CNT, con cuyos planteamientos, en lo que a subvención de los sindicatos se refiere, usted concuerda a la perfección, también convocaba a una huelga el 29-S. Y al igual que la CNT, había otras organizaciones sindicales que vienen denunciando, al igual que usted, desde ni se sabe cuánto tiempo el amarillismo de CC.OO. y UGT, su sumisión al poder, su tardanza en tomar medidas, etc. Pues bien, esas otras organizaciones que denuncian lo mismo que usted también convocaban huelga. ¿Cuál es la excusa para no ir a la huelga entonces?
¿Usted de verdad cree que lo únicamente responsable, cívicamente hablando, es votar en blanco o no votar? Caballero, ¡que nos jubilamos a los 67! ¡Que si les damos diez años más nos plantan otra reforma y nos jubilan a los 70! ¡Eso sí que es de ser un incivilizado! ¡A esa edad no puedo ni con mi alma! ¿De verdad cree que la solución está en las urnas, que es lo menos representativo que se ha visto en la vida? Porque fíjese que usted está hablando de votar en blanco o no votar, conocedor, intuyo, de que la única alternativa electoral al PSOE con capacidad para ganar las elecciones es el PP, que sería incluso peor ¿no? Deberíamos plantearnos hasta qué punto nuestra tan cacareada democracia goza de buena salud cuando es prácticamente imposible encontrar a nadie que no vote ni al PP ni al PSOE y esté convencido de que su voto sirve para algo. ¿Conoce usted a alguien con estas características? No, porque pensar que puede ganar las elecciones el PCPE o IU es vivir en la luna. De hecho, de ahí sale la expresión “voto útil”, es decir, gente que vota al PSOE o al PP contra sus convicciones, sólo por el hecho de saber que, si vota cualquier otra de las muchas opciones electorales, su voto va a ir directo a la papelera. ¿Usted de verdad piensa que en estas condiciones las urnas son una salida? ¿Es que no vamos a aprender de la historia o qué? ¿Votaron los revolucionarios franceses acerca de si la cabeza de los nobles debía seguir pegada a su cuerpo y los nobles estuvieron de acuerdo porque era lo que había decidido la mayoría? ¿Votaron los bolcheviques sobre la suerte que debían correr los zares y se mostraron éstos convencidos en nombre de la voluntad de la mayoría? ¿Ha ido usted a votar en un referéndum en el que le preguntaban si estaba de acuerdo con jubilarse a los 67 y ha introducido su papeleta en la urna del SÍ?
De hecho, aún hay casi cinco millones de personas en España que siguen esperando a que les dejen ejercer ese derecho. Hay casi cinco millones de personas en España a las que un día el jefe les invitó a pasar a su despacho y les dijo que, desde ese día, dejaban de tener derecho a trabajar en su empresa.
No son pocos los casos a lo largo de la historia en los que la gente ha ido a votar a las urnas de forma muy “cívica”, como dice usted, y la oposición de turno ha creído que la democracia en ese caso se tenía que sacrificar, dando un Golpe de Estado y matando a miles de personas que lo que únicamente habían hecho era votar de forma “cívica y responsable”. Como muestra valga el caso de Chile en el 73: Allende, Golpe de Estado, Pinochet, represión, etc., todos conocemos la historia. Por desgracia no es el único caso, le animo a que recuerde qué pasó en Guatemala en el 54, o en Brasil en el 64, o en Nicaragua en el 79, o en Haití, o en Colombia, etc., todos ellos casos en los que la gente votó “cívicamente” a quien los muy “civilizados” yanquis no querían. Y pasó lo que pasó. Henry Kissinger lo tenía muy claro cuando dijo que si hay que elegir entre sacrificar la economía o sacrificar la democracia había que sacrificar la democracia. Como dijo Eduardo Galeano años después del golpe de Estado en Chile, a Milton Friedman (que fue el ideólogo económico de la operación para derrocar a Allende y que es uno de los personajes más aclamados por los liberales como Jiménez Losantos o el PP) le dieron un Nobel y a Chile le dieron un Pinochet. Luego vendría la Transición y las elecciones “democráticas”, en la que Pinochet diría, y cito textualmente, “estoy dispuesto a aceptar el resultado de las elecciones siempre y cuando no ganen las izquierdas”. Con dos cojones.
Pero me voy por las ramas, y ni usted ni yo tenemos tiempo. Señala usted también, con toda la razón del mundo, que los sindicatos han tomado medidas demasiado tarde, que durante la campaña electoral del PSOE callaban como putas. Le diría que, al fin y al cabo, más vale tarde que nunca, pero creo que eso sería insultar a su inteligencia ¿me equivoco? Por eso quiero preguntarle: mientras los sindicatos callaban ante los atropellos del Gobierno a los trabajadores (“cientos de miles de trabajadores perdieran sus empleos y fueran enviados al drama del paro mientras ZP negaba la evidencia de la crisis”), ¿dónde estaba usted? Quiero decir, ¿salió usted a protestar, a pedir a los sindicatos que realizasen su función como Marx manda? Me juego el cuello a que no. Mire, lo que no se puede hacer es estar en misa y repicando. No podemos decir ahora que durante tres años los sindicatos no han hecho nada, cuando nosotros tampoco hemos salido a protestar para que lo hagan, no se lo hemos exigido. Le veo venir. Me va a saltar con lo de que “bueno, pero es que esa no es mi función, es la suya”. Pues bien, le remito de nuevo a otras organizaciones sindicales como la CNT, COBAS, etc. que vienen pidiendo que se respeten los derechos laborales de los trabajadores desde que ZP está en el poder e incluso antes. Y, repito, también convocaban a los trabajadores a una huelga general. Es decir, aunque UGT y CC.OO. lleven tres años callados, hay otros muchos sindicatos que no, y que también convocaban, así que lo siento, pero tampoco me vale como excusa.
Señala también que “no hay ambiente de huelga general”. Hombre, y menos lo va a haber si estamos predispuestos de antemano a no secundarla. Eso es como decir que España jamás será una República porque lo que tenemos es un Rey. Eso que usted llama “terror sindical” es la consecuencia de una causa, y esa causa es el ataque frontal del Gobierno a los derechos de los trabajadores. Es posible que sea usted de los que salta con aquello del “derecho a trabajar”. Le diré que soy el primero en defender ese derecho, y le diré también que la clase obrera es la primera en reclamar ese derecho.
Perdón por la repetición de respuestas, error del ordenador. Le he escrito una respuesta de cinco folios de word y no me deja publicarlo de una tacada, así que tendré que hacerlo por partes. Ahora mismo no tengo tiempo porque me tengo que ir, pero en cuanto pueda le pongo el resto. Disculpe las molestias. Creo que Blogger incorpora la posibilidad de borrar respuestas, por si quiere borrar los posts repetidos. Un saludo.
No son pocos los casos a lo largo de la historia en los que la gente ha ido a votar a las urnas de forma muy “cívica”, como dice usted, y la oposición de turno ha creído que la democracia en ese caso se tenía que sacrificar, dando un Golpe de Estado y matando a miles de personas que lo que únicamente habían hecho era votar de forma “cívica y responsable”. Como muestra valga el caso de Chile en el 73: Allende, Golpe de Estado, Pinochet, represión, etc., todos conocemos la historia. Por desgracia no es el único caso, le animo a que recuerde qué pasó en Guatemala en el 54, o en Brasil en el 64, o en Nicaragua en el 79, o en Haití, o en Colombia, etc., todos ellos casos en los que la gente votó “cívicamente” a quien los muy “civilizados” yanquis no querían. Y pasó lo que pasó. Henry Kissinger lo tenía muy claro cuando dijo que si hay que elegir entre sacrificar la economía o sacrificar la democracia había que sacrificar la democracia. Como dijo Eduardo Galeano años después del golpe de Estado en Chile, a Milton Friedman (que fue el ideólogo económico de la operación para derrocar a Allende y que es uno de los personajes más aclamados por los liberales como Jiménez Losantos o el PP) le dieron un Nobel y a Chile le dieron un Pinochet. Luego vendría la Transición y las elecciones “democráticas”, en la que Pinochet diría, y cito textualmente, “estoy dispuesto a aceptar el resultado de las elecciones siempre y cuando no ganen las izquierdas”. Con dos cojones.
Pero me voy por las ramas, y ni usted ni yo tenemos tiempo. Señala usted también, con toda la razón del mundo, que los sindicatos han tomado medidas demasiado tarde, que durante la campaña electoral del PSOE callaban como putas. Le diría que, al fin y al cabo, más vale tarde que nunca, pero creo que eso sería insultar a su inteligencia ¿me equivoco? Por eso quiero preguntarle: mientras los sindicatos callaban ante los atropellos del Gobierno a los trabajadores (“cientos de miles de trabajadores perdieran sus empleos y fueran enviados al drama del paro mientras ZP negaba la evidencia de la crisis”), ¿dónde estaba usted? Quiero decir, ¿salió usted a protestar, a pedir a los sindicatos que realizasen su función como Marx manda? Me juego el cuello a que no. Mire, lo que no se puede hacer es estar en misa y repicando. No podemos decir ahora que durante tres años los sindicatos no han hecho nada, cuando nosotros tampoco hemos salido a protestar para que lo hagan, no se lo hemos exigido. Le veo venir. Me va a saltar con lo de que “bueno, pero es que esa no es mi función, es la suya”. Pues bien, le remito de nuevo a otras organizaciones sindicales como la CNT, COBAS, etc. que vienen pidiendo que se respeten los derechos laborales de los trabajadores desde que ZP está en el poder e incluso antes. Y, repito, también convocaban a los trabajadores a una huelga general. Es decir, aunque UGT y CC.OO. lleven tres años callados, hay otros muchos sindicatos que no, y que también convocaban, así que lo siento, pero tampoco me vale como excusa.
Señala también que “no hay ambiente de huelga general”. Hombre, y menos lo va a haber si estamos predispuestos de antemano a no secundarla. Eso es como decir que España jamás será una República porque lo que tenemos es un Rey. Eso que usted llama “terror sindical” es la consecuencia de una causa, y esa causa es el ataque frontal del Gobierno a los derechos de los trabajadores. Es posible que sea usted de los que salta con aquello del “derecho a trabajar”. Le diré que soy el primero en defender ese derecho, y le diré también que la clase obrera es la primera en reclamar ese derecho. De hecho, aún hay casi cinco millones de personas en España que siguen esperando a que les dejen ejercer ese derecho. Hay casi cinco millones de personas en España a las que un día el jefe les invitó a pasar a su despacho y les dijo que, desde ese día, dejaban de tener derecho a trabajar en su empresa. Lo que no puede ser es que desde los medios, el Gobierno y la derecha política se defienda de una forma tan absolutamente hipócrita que causa vergüenza el derecho a trabajar cuando éste es violado por la lucha social durante un día concreto, mientras se calla y se hace la vista gorda cuando millones de personas ven violado su derecho a trabajar durante un día de huelga, y el anterior, y el siguiente, y el otro y el otro porque se lo prohíbe el mercado. Es decir, si lo prohíben las luchas de los trabajadores durante un día hay que defender el derecho a trabajar, pero si lo prohíbe el sistema económico durante meses e incluso años hay que aceptarlo a pies juntillas. ¡Hombre, cuéntame otra! Por cierto, usted que es tan amante de las urnas: esta decisión de privarle del derecho a trabajar al 20,5 % de la población no se sometió a votación. A mí más que el “terror sindical” me preocupa el terror patronal, éste sin comillas. Que me tenga que jubilar a los 67 años (o más) es violencia. Que sea más fácil despedir a un trabajador es violencia. Que la indemnización por despido pase de 45 a 25 días es violencia. Que tenga que pluriemplearme para poder costearme una mierda de cuchitril de 40 metros cuadrados donde, a los 40 años, tener un hijo que heredará mi hipoteca es violencia. Eso es violencia. Es ante esa violencia ante la que se requiere la movilización ciudadana, y sí, muchas veces esa movilización ciudadana es violenta, porque como rezaba una pintada en la pared de una entidad bancaria que hay en mi barrio: “Las piedras no son un argumento, pero es el único idioma que entendéis”. El problema es que su violencia (la de la Patronal) es legal, pero la sindical no lo es. Pero no le quepa duda de que, si la Patronal no pudiese imponer sus intereses mediante la ley, recurriría a la violencia, y le remito de nuevo a todos esos casos antes citados (Chile, Brasil, Nicaragua, etc) en los que, mediante la ley, se impusieron las intereses de las clases populares y, mediante la violencia, la Patronal hizo prevalecer los suyos. No es nada del otro mundo, se trata de la defensa de unos intereses antagónicos, o tú o yo. “Lucha de clases” lo llamaban algunos y aún a día de hoy lo llaman muchos románticos.
Pero sigamos. Dice que los actuales sindicatos no sirven para defender a los trabajadores. Es cierto que las cúpulas de UGT y CC.OO. hacen un flaco favor a la causa de la defensa de los trabajadores, pero de nuevo le recuerdo que hay otros sindicatos que sí lo hacen. Estoy de acuerdo con que España necesita otro tipo de sindicalismo, y le agradecería que fuese más concreto en su propuesta. Supongo que “sin sectarismos políticos” quiere decir que no dependan de un partido político concreto, porque desde luego que si un sindicato no está politizado, mal vamos. O estás con los patronos o estás con los asalariados, no hay más. Y estar con los asalariados implica tomar unas medidas que no gustan a los patronos. Ahí ya hay conflicto, y por lo tanto política.
Que cada cual haga balance y juzgue qué intereses está dispuesto a defender.
Ante una jornada de huelga uno tiene dos opciones: trabajar o no trabajar, y ambas opciones tienen ventajas para unos e inconvenientes para otros. Al tomar una de esas dos decisiones se están defendiendo unos intereses y perjudicando otros.
Mucho ojo con lo de que el sindicalismo actual fracase estrepitosamente. Fíjese: tanto la CNT como Esperanza Aguirre (Presidenta de la Comunidad de Madrid) están en contra de los liberados sindicales. Increíble, ¿verdad? Ultraderecha y anarquía unidas en una misma causa. Pero evidentemente son dos formas de oponerse a los liberados sindicales absolutamente antagónicas. Mientras que la CNT quiere acabar con los liberados con vistas a fortalecer el sindicalismo, Aguirre lo que pretende es debilitarlo. Mientras que la CNT lo que quiere es que no haya jetas que no den un palo al agua, Aguirre lo que quiere es que, la poca caña que esos jetas dan en los conflictos laborales, dejen de darla. De todas formas, cuando Aguirre o cualquier otro político habla de limitar el número de liberados sindicales, lo cierto es que pierde una preciosa oportunidad para cerrar la boca. Porque después de todo, la función de un liberado sindical en el comité de empresa es exactamente igual que la de un diputado en un Parlamento. Son personas elegidas por los trabajadores para que su única función sea representarles y defenderles, del mismo modo que la única función de un diputado es representar a quien le haya votado y defenderle. ¿O acaso los diputados alternan sus funciones como diputado con sus otras funciones de profesor/albañil/panadero? Un diputado sería algo así como un “liberado social”. Los liberados sindicales son a los trabajadores lo que los diputados son a los ciudadanos. ¿Estamos de acuerdo con que los diputados deberían desaparecer y todos deberíamos vivir en un mundo sin diputados? Me refiero a “diputados” en sentido general, en tanto que figura social; no me refiero a éstos diputados que sufrimos ahora en España y que está más que claro que deberían desaparecer. ¿Estaríamos, como digo, de acuerdo en que la figura del diputado desapareciese? No, porque ¿quién nos representaría entonces? Ahora bien, lo que no debemos tolerar, y por desgracia lo hacemos demasiado, es que la persona que nos representa se ría de nosotros a costa de pegarse la vidorra mientras nosotros le pagamos el sueldo. Queremos diputados, sí, pero tienen que ser honrados y estar a nuestro servicio. Pues con los liberados sindicales igual. No es la figura del liberado sindical en sí lo que está mal, sino los liberados sindicales concretos que sufrimos ahora. Necesitamos liberados honrados y que estén a nuestro servicio. Ahora, claro, habría que abrir el debate anarquistoide de ¿realmente necesitamos liberados sindicales/diputados? Eso, igual que lo del patrimonio incautado a la CNT tras la Guerra Civil, es harina de otro costal.
Por lo tanto, no es cuestión de que el sindicalismo actual fracase estrepitosamente. Es cuestión, más bien, de criticarlo y cambiarlo, que es precisamente lo que vienen haciendo desde ni se sabe cuánto tiempo sindicatos como CGT, CSM, Sindicato Unitario, y los demás que le vengo citando ya varias veces. Porque no estamos jugando con cualquier cosa. El sindicalismo es algo muy serio. Es la única arma que le queda a los trabajadores, y lo que se está perpetrando desde los medios de comunicación es un ataque de acoso y derribo no a este sindicalismo, como eufemísicamente hablando nos quieren hacer creer, sino el sindicalismo en sí. Lo que a más de un cantamañanas autodenominado periodista le gustaría es que en España hubiese sindicatos que, tras habérsela meneado bien a la Patronal, se la sacudiesen y le subiesen la bragueta para luego darle las gracias por haberle concedido el honor de recibir su esperma en la cara. “Sindicalismo moderno” lo llamaban algunos medios, tócate los pies. Eso tiene muchos nombres, pero no es sindicalismo. El sindicalismo o es combativo o no es sindicalismo.
Pero creo que si se trabaja está muy claro que intereses se están defendiendo. La faena es que, debido a las peculiares características de un sistema de mercado como es el español, se llega a la contradicción de que los intereses del patrón coinciden al milímetro con los de su asalariado. Y del mismo modo que a la Patronal le viene bien tirar los salarios por el suelo y poder despedir gratis, al trabajador (a quien objetivamente esas medidas le perjudican sobremanera) también le viene bien, y lo acepta como un mal menor, no vaya a ser que le despidan. La contradicción es flagrante, y no verla es estar ciego.
La cuarta razón que usted ofrece para no secundar la huelga resulta que es justo lo contrario, es decir, una razón, de las más importantes, para secundarla. Claro que hay una subida imparable de la luz, el agua, el gas, los impuestos indirectos, los precios de los alimentos, rebajas de salarios, pensiones y prestaciones sociales. Razón de más para hacer huelga. Le voy a hacer una pregunta un tanto personal: ¿Hasta dónde está usted dispuesto a llegar? ¿Qué tendría que pasar para que usted hiciese huelga? ¿Que le azotasen con un látigo para trabajar 14 horas diarias por cinco euros/día? Usted mismo reconoce que la situación económica es desastrosa, pero claro, no va a protestar no sea que le echen y entonces sería todavía peor (volvemos al tema de las contradicciones). ¿Pero hasta dónde va a aguantar? ¿El día que su jefe le llame para que le haga una felación se la va a hacer no vaya a ser que le despidan? Hombre, por Dios, digo yo que en algún momento habrá que decir “basta”, ¿no? ¿O vamos a consentirles lo que sea con tal de que no nos echen? Por supuesto, la pregunta que plantea a continuación es tramposa a más no poder, puesto que da por hecho que el principal objetivo de la huelga y lo que básicamente se consigue secundándola es “satisfacer la necesidad de los sindicatos de quedar bien”. Está más que claro que no es así, que al primero que no le haría gracia que sus trabajadores fuesen a la huelga es a los dueños de la empresa en la que cada uno trabaja. Y de nuevo vuelve a hablar de “los sindicatos” como si éstos sólo fuesen Toxo y Cándido. Dice usted que si se va a la huelga se perjudican los intereses económicos de nuestras familias. Es curioso, porque usted mismo, al enumerar las calamidades que viene padeciendo de un tiempo a esta parte (luz, agua, gas, etc.), reconoce que sus intereses económicos ya se están viendo perjudicados. ¡Y sin ni siquiera hacer huelga! ¿Cuándo es preciso hacer huelga entonces? ¿Cuándo lo único que nos quede por perder sean las cadenas o qué?
A mí también me gustaría saber si a los liberados les descuentan el sueldo el día de la huelga. ¿Piquetes violentos? Supongo que se referirá a los piquetes de la Patronal, ¿no?, esos que van de azul y llevan porra. Porque desde luego que los palos, los atropellos y la violencia vinieron a recaer con mayor contundencia sobre los huelguistas más que sobre los esquiroles.
Por último, me parece que el hecho de acusar a los sindicatos de la situación actual es algo que clama al cielo y que no se sostiene por ningún lado. A no ser, y lo dudo mucho, que usted se refiera a que lo que tenían que haber hecho es volar el Parlamento por los aires desde muchísimo antes. Los sindicalistas se han convertido en personas odiadas por la sociedad, en primer lugar, porque los medios de comunicación a los que el ciudadano medio tiene acceso y que están en manos de esas personas a las que le huelga perjudica así lo han dicho. También son odiados debido a la labor de Toxo y Méndez, un par de lameculos sin parangón.
Como sé que se lo lleva preguntando desde el momento en que ha empezado a leer estas líneas, no le voy a dejar así y le voy a contestar: No, yo no hice huelga el 29-S, fui a trabajar muy a mi pesar, convirtiéndome en un esquirol y sintiendo vergüenza de mí mismo al mirarme en el espejo del baño de la oficina. ¿Sabe por qué no hice huelga? Por la misma razón por la que no la hicieron muchos españoles, quizá también usted: por miedo. Unos tienen una hipoteca que pagar y demasiadas dificultades para llegar a fin de mes, otros saben que ninguno de sus compañeros va a hacer huelga y no soportarían las habladurías en la oficina, otros se llevan demasiado bien con su superior y temen que éste se lo pudiese tomar como algo personal, etc. Razones para no secundar la huelga hay muchas, pero todas se condensan en una sola, y es el miedo. ¿Por qué no lo reconocemos ya? ¿Por qué no reconocemos que nos gustaría hacer huelga para que dejasen de tomarnos el pelo pero que la única razón por la que no lo hacemos es que tenemos miedo? ¿Por qué dirigimos nuestros odios hacia los funcionarios, que aún son las pocas personas que trabajan como personas en vez de cómo esclavos y que precisamente por eso pueden hacer huelga, en lugar de reclamar los mismos derechos para nosotros, o sea, trabajar como personas en lugar de cómo esclavos? Cuando digo que trabajamos como esclavos no estoy diciendo que llevemos cadenas atadas a los tobillos y que esto sea un infierno (que para muchos lo es). Sólo digo que, del mismo modo que antes nos cuestionábamos el buen estado de salud de nuestra democracia, también nos lo deberíamos cuestionar ahora, que estamos renunciando a un derecho (el de huelga) con tal de evitarnos las represalias de nuestros jefes. Estamos renunciando a un derecho básico en una democracia “por lo que pueda pasar”. Sí, sí, tenemos muchos derechos, pero a cambio de no usarlos. ¿Por qué tenemos miedo de usar ese derecho? ¿Si por algún casual nuestro derecho al voto (volviendo a las urnas que usted antes mencionaba) perjudicase de alguna manera a quien tiene capacidad para echarnos, renunciaríamos a él? Es decir, ¿no votaríamos, “por lo que pueda pasar”? El hacer huelga es un derecho, y nadie, absolutamente nadie que quiera ejercerlo, debería mostrar la más mínima vacilación para hacerlo, al menos en una democracia como se supone que es España. Si tenemos miedo de ejercer nuestros derechos “por lo que pueda pasar” significa que algo no va bien, ¿no? Pues sólo por eso ya sobran las razones para hacer huelga.
Oiga, este blog me está boicoteando! No sé qué pasa que la mitad de lo que quería publicar no me ha dejado. Probaré más adelante.
Un saludo, y enhorabuena por el blog! ;)
No sé lo que ha podido pasar para que hable de "boicot", porque nunca se ha borrado un mensaje en el blog ni se ha impedido su publicación. Supongo que debe ser algún problema informático (como soy un negado para esos temas no puedo explicarle lo que pasa), porque he encontrado algunos de sus mensajes pendientes de moderación. Ya están publicados. Supongo que al ver que se mandaban muchos mensajes seguidos, la página los ha tratado como si fuesen spam. Puede seguir Vd. publicando directamente.
Un saludo y gracias por su aportación. Es realmente interesante, aunque no se esté de acuerdo con su planteamientos. Al menos invitan a razonar.
Amigo Manolo, estoy contigo, con la represión y violencia de los piquetes "informativos", y que esta Huelga es una huelga amistosa -como así fue-, que cerraron empresas por la violencia de los piquetes..., y con respeto al anónimo que no tiene valor a poner su nombre, que parece estar dando una clase sindicalista de de historia, le diré que Manuel delgado deja siempre poner los comentarios que se escriben, el problema es -internet- y entoy de acuerdo en que no todos los Sindicatos estan "chupando del bote", como CC OO y UGT, que hay otros que se les niega la sal y pimienta...
Un abrazo amigo Manolo, y enhorabuena es un bello artículo.
José
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