Parece de justicia, parece razonable: si no puedo pagar la hipoteca de mi piso, y me veo en la calle con mis hijos y las pocas cosas que pueda llevarme, y si el banco se queda con el piso al que él mismo le puso precio, la deuda debería estar saldada, como sucede en Estados Unidos o Alemania. Hay cierto movimiento en Cataluña en este sentido. Hoy, Esquerra Republicana de Cataluña –no son santo de mi devoción, pero si hacen algo razonable es razonable reconocérselo– ha indagado sobre este tema en el Congreso de los Diputados. Está bien que de cuando en cuando sus señorías se ocupen de lo que realmente le preocupa a la gente.
Pero el pasmo de Occidente, el líder universal de la izquierda mundial, el socialdemócrata que supera por arriba y por abajo y por la izquierda y por la derecha a Jaurés, Olof Palme, Willy Brandt y Clement Attlee, el gran e inolvidable Rodríguez Zapatero ha dicho que no, que eso pondría en peligro el sistema bancario español. O sea, que proteger los derechos de los más indefensos pone en peligro a un sistema bancario al que con nuestros impuestos le he hemos dado más de cien mil millones de euros porque se hundían, un sistema bancario que pese al lloriqueo chantajista el año pasado ganó quince mil millones de euros y que, sin embargo, no duda en poner en la puta calle a las familias desesperadas que sufren la lacra del paro o que viajan ya por el filo de la navaja de la miseria y la exclusión. Luego, como era de esperar, ha dado argumentos populistas –que si los ahorros de la gente, que si la solvencia, que si la ley, que si patatín que si patatán– y ha prometido constituir una inútil subcomisión parlamentaria que estudie el caso y que sin haber llegado a conclusiones será disuelta cuando lo sean las Cortes Generales.
Tal vez lo único bueno de esta crisis, tal vez lo único positivo del inmenso drama que están viviendo miles y miles de familias –miles y miles de hombres, de mujeres, de ancianos, de niños: que no se nos olvide que todos ellos tienen rostro, nombre, lágrimas en los ojos, nudos en las gargantas, rabia, tristeza– ha sido que ha puesto al descubierto que la palabrería de ZP, la charlatanería de vendedor de feria, en el fondo escondía un espantoso vacío de ideas. A la hora de la verdad, en esta hora de la verdad, ZP se ha puesto al lado de los poderosos, de los botines y demás escoria. Ese es el retrato que de él quedará en la historia.
1 comentario:
El abuso no está tanto en perseguir los demás bienes del deudor (eso pasa también si no hay hipoteca; te pueden embargar todo menos el doble del salario mínimo). El abuso está en el sistema de subasta que trajo la ley de enjuiciamiento civil de 2000: si nadie puja por el 50% del valor de tasación, el acreedor puede quedarse sin más con la vivienda, por el importe de su crédito (que puede no alcanzar ni un 5% del valor de tasación). Ese es para mí el cambio urgente. Lo de la hipoteca tiene más derivaciones: si por hipotecar ya no se va a responder con otros bienes, entonces el banco no va a aceptar hipotecas y va a buscar otras garantías peores, o intereses usurarios.
Por eso dice bien Elena Salgado en que estas cosas hay que pensárselas muy bien cuando toda España se está quejando de que no consigue préstamos.
Lo que no significa que todo tenga que seguir igual...
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