miércoles, 30 de marzo de 2011

LLEGA EL AMO





No ha habido periódico que no haya enseñado esta foto. Es la foto del mes, tal vez la fotografía del año en España: Emilio Botín llega a La Moncloa para ver a Rodríguez Zapatero y a otros cuantos multimillonarios españoles, para dictar nuevas recetas contra la crisis que pasan, evidentemente, por acrecentar la penuria de la mayoría de los españoles. Una reunión de administradores de nuestras vidas y de nuestras esperanzas, cónclave de los dueños del sufrimiento de decenas de miles de familias españolas.

Botín se cala la chaqueta. Es el gesto de un hombre duro, sin entrañas, sordo a las súplicas de las familias que pierden sus casas y sus pisos, sordo a la desesperación de los pequeños y medianos empresarios que tienen que cerrar su negocio y mandar al paro a sus trabajadores. Se pone la chaqueta con determinación, con arrojo, con una energía que contrasta con el cansancio con el que cada mañana se visten muchos padres y madres de familia que sólo poseen un salario mileurista (y gracias), un triste subsidio de desempleo, un recibo de la luz o del gas o del agua que no para de crecer, el miedo a quedarse en el paro y no poder pagar las facturas, el terror de ver cómo se acumulan las facturas sobre la mesa porque ya se está en el paro... A mí estas personas de la calle me parecen moralmente mejores que Botín y que los que son como Botín, simplemente porque tienen entrañas y son capaces de emocionarse con el olor cálido de un bebé y son capaces de agradecer, pese a todo, un día luminoso de primavera, porque son capaces de entender el dolor de los demás. Pero claro, yo es que no encuentro diferencia moral entre Botín y Camps y el que le arranca a una anciana el bolso en plena calle, por ejemplo; lo único que los separa es que lo que uno comete está amparado por la ley y lo de los otros no. Botín es un delincuente (iba a escribir «un criminal») que comete delitos amparados por la ley. Al verlo llegar a La Moncloa, con ese gesto rotundo y convencido de quien sabe que la verdad y las leyes e incluso la democracia se compran a golpe de talonario, entendemos porqué lo que hace Botín no está incluido en el Código Penal: es él quien dicta la ley, él es la conciencia última de la justicia, el Pepito Grillo de los valores democráticos, él es la medida de la Constitución.

Botín es el ejemplo perfecto de esa casta de hombres que se sienten satisfechos cuando aumentan el dolor del mundo, convencidos de que hacen lo único que pueden hacer. Como si no fuera posible restaurar un ápice de compasión, como si fuera imposibles o improbables o despreciables las medidas que han mejorado la vida de los hombres en los últimos dos siglos, el acceso a la sanidad y la educación, la mejora de las condiciones de trabajo, la protección de desempleados y niños y mayores, como si lo único honesto y lo necesario históricamente fuese devolvernos a la era de la miseria y las diferencias sociales abismales, como si deseara que volvieran a llamarlo "amo" en las plazas de los pueblos mientras le suplican una limosna que deje tranquila su conciencia católica...

El suyo es un gesto así: el gesto del hombre coraza y sin corazón. He mirado mucho esta foto. Ahora sé el porqué: porque me causa el mismo espanto, el mismo terror que las de todas esas personas a las que llegado el momento no les temblará el pulso delante de las lágrimas de un niño, ni para activar el botón de una bomba ni para firmar una orden de desahucio.

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