El viernes, además de terminar un año, termina una década, la primera del siglo XXI, pródiga en barbaridades y atrocidades, víctima de una nueva aceleración del tiempo histórico. Supongo que en los próximos días, todos los periódicos y televisiones se lanzarán a la carrera de mostrarnos «las imágenes de la década», que abren el libro futuro de «las imágenes del siglo» que nuestros nietos configurarán dentro de una buena tanda de años. Desde luego, la mayoría de las imágenes de la década no invitan al optimismo ni a la confianza en el ser humano. Nunca, como ahora, los hombres han tenido tantas oportunidades para conocer los resultados de su capacidad de destrucción y para, poniéndole frenos, poder construir un mundo más acogedor; nunca como ahora la técnica y la ciencia habían registrado tantos avances que hacen posible acabar con enfermedades de otros tiempos que, sin embargo, siguen matando a millones de seres humanos cada año; nunca, como ahora, ha sido tan posible acabar con plagas bíblicas como la del hambre; y nunca, como hoy mismo, es tan posible, gracias a la universalidad de las redes de comunicación, embarcar al conjunto de los habitantes del planeta en un proyecto de mínimos compartidos que permitan, más allá de las religiones y las naciones y las ideologías, convertir este trocito del universo en una casa habitable para todos. Y sin embargo, ya digo, el retrato que nos dejan las imágenes de la década es desolador.
De entre todas estas, me quedo con ésta. Muestra a un preso iraquí del campo de concentración que los ejércitos aliados, capitaneados por los Estados Unidos, tienen en An-Najaf. La fotografía es de 2006. Habla por si sola de hasta donde somos capaces de llegar los humanos.
El padre y el hijo están rodeados de espinos, encerrados en un pedazo abrasador del desierto. El padre tiene la cara cubierta por la capucha; muy probablemente ha sido torturado por los soldados americanos o ingleses, humillado. Es mejor no intentar imaginar la comida que se les suministra. Es mejor no pensar la sed que sienten. Es mejor no pensar como los ojos y los oídos de los cruzados se han cerrado para no escuchar los ayes del niño, su llanto. La fotografía es la viva imagen de la absoluta depravación de los valores occidentales que se inició con aquella otra fotografía, la de las Azores. Pero en medio de tanto sufrimiento como muestra, por encima de esa capacidad de viajar hasta el corazón de las tinieblas para decirnos que es el propio corazón de nuestro tiempo y nuestras sociedades, la fotografía tiene algo conmovedor: el padre habrá pensado en su hijo mientras lo torturaban, en el daño que le podían causar, puede incluso que hayan obligado al pequeño a asistir a las sesiones de tortura para forzar la declaración del padre, puede incluso que lo hayan amenazado con torturar a su hijo si no hablaba; al padre tienen que dolerle los huesos, los músculos, la carne, y no debe conservar ningún rastro de piedad ni de confianza en el ser humano, pues todo eso se derrumba –así lo señalan todos los torturados que han sobrevivido a ese infierno– con la primera bofetada, con el primer puñetazo en el estómago; y sin embargo, el padre tiene fuerzas para abrazar a su hijo, para acunarlo contra su pecho y acariciar su frente, para intentar calmarle la fiebre que se dibuja en su boca abierta y sedienta, tal vez incluso para musitarle alguna vieja canción infantil por debajo del capirote negro con que sus torturadores lo han cubierto.
Hoy, Día de los Inocentes, no he encontrado imagen mejor para resumir la mierda de mundo en la que vivimos, un mundo que asiste impasible al sufrimiento de los niños.
1 comentario:
Todo esto de seguir jugando a la guerra,niños grandes jugando a la guerra y en muchas ocasiones en nombre de Dios! es vergonzoso.
..Lo curioso es que se puede movilizar un pais entero, el solito, por un titulo mundia de futbol, pero por el horror nos quedamos inmutables..., nunca he entendido eso.
El ser humano es el único del reino animal que mata a otro de su misma especie y a veces sólo por placer.
Creo que tendríamos que ver más documentales de la "2" para aprender de otras especies menos "inteligentes".....,
Y esto en serio, muy en serio! No vamos a estar dispuestos , ya no más! de que el mundo esté en manos de niños grandes, irresponsables, caprichosos y sin escrúpulos!
No podemos ser tan facilmente mánipulados por ellos.
Tenemos un planeta precioso que cada dia nos dá lecciones de equilibrio, de creatividad y belleza, de generosidad, de abundancia para todos,nos podemos repetir esto una y otra vez, es un ejercicio mental. SOMOS LO QUE PENSAMOS.
Es sólo una idea, lo que hacen falta son ideas, ideas nuevas,alguien tiene otra?
Publicar un comentario