Estas cosas me dan un poco de vergüenza, así que no os lo voy a contar yo, os dejo que sea mi amigo Eugenio Santa Bárbara el que os lo cuente. Para enteraros de lo que quiero y no quiero contaros, pinchad aquí. Y en cualquier caso, perdonad la timidez: aunque no os lo creáis, tengo las mejillas coloradas mientras escribo.
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